Blend
Pienso con los ojos cerrados y sueño con los ojos abiertos, mientras ordeno mentalmente el material que hará de esta mezcla única. Aunque reconozco que es imposible evadir los lugares comunes. Obvio: por eso son comunes. Y, sin duda, tengo mucho en común con usted que me lee algunas semanas después de que terminé de elaborarlo, catarlo y saborearlo. Común seré.
Hoy que escribo en el presente, el pasado martes 20 de octubre, no por casualidad sino por atraso, no logro dejar de observar ese luminoso cielo azul que cubre el espacio capitalino llamado despectivamente por algunos Guanhatan. Azul que deseo cubra hasta el más ínfimo de los rincones de Guatemala. Un azul que contrasta con el rojo que arde en los corazones de muchos. En algunos arde por amor. En otros por rencor. Azul-Paz contra Rojo-Pasión. La segunda, necesaria cuando es producto del ejercicio de la razón.
Considero la Libertad mi más caro derecho. Por supuesto, después de la vida que necesito para ejercerlo. Un tesoro mayor que el anillo de John Ronald Reuel Tolkien que Gollum atesoraba. La capacidad de ser quien quiera ser. Definida: decidida mi vida. Realidad hecha por los hechos. Mis acciones, erradas a veces, correctas en su mayoría si acaso logro alcanzar mi meta. Decidí ser libre, mucho antes de leer esta frase atribuida a Víctor Hugo: "La libertad es, en la filosofía, la razón; en el arte, la inspiración; en la política, el derecho". Y así continúo descubriendo los ingredientes de este blend en proceso de mezcla.
¿Mencioné con anterioridad el tiempo? ¿La magnitud física que se mide por segundos y se vive por instantes? Y es la suma de esos instantes la que nos cuenta nuestra propia historia y la de los demás. Historia construida a partir de lo que hicimos con esos momentos irrepetibles. Esas acciones que un jueves me llevaron, después de disfrutar de la presentación de “Holiday of Musicals”, a celebrar brindando con un buen sake, o vino de arroz, y comiendo Dim Sum. Esas elecciones que al día siguiente me permitieron degustar un Reserva chileno, un blend entre Carménère y Shiraz, que acompañé con un caldo de huevos nocturno, por placer no por deber, y canciones versionadas por el grupo Valtrez en Trova Jazz. Y para completar el trío, el sábado visité al conocido artista Iván Gabriel y a su familia en San Juan Comalapa, donde disfruté del arte expuesto en su galería, tomé cusha, comí Pepián casi hasta reventar y desafiné la marimba y los tambores de los Gabriel, en mi frustrado intento de componer una melodía inédita. ¿Acaso no es la vida una maravilla?
La vida es una combinación de muchos ingredientes. De nosotros depende elegirlos. Y los más importantes componentes de nuestro blend, son las personas con las que elegimos compartirlo. Lo sé desde que tengo uso de razón. Por supuesto que me equivoqué en varias ocasiones a la hora de decidir a quienes dejar entrar en mi espacio íntimo. Otras veces me sentí presionada por complacer precisamente a aquellos a quienes he amado. Aprendí de mis errores. Hoy soy más selectiva. Lo que me permite mejorar mi mezcla que espero llegue a ser algún día un virtuosísimo Gran Reserva de Colección. Y, claro, una edición limitada a una botella etiquetada “Yo”.
La anterior pretensión de ensayo breve, fue publicada en la Edición 22, noviembre-diciembre 2010, de la revista sibarita “NuChef”. Agradezco a Mara Corado, Directora General de la revista mencionada, la imagen de la botella que me permitió jugar hasta llegar al collage que acompaña mi “Blend” que espero hayan disfrutado.
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