Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

6.15.2015

¿R.I.P. Otto Pérez Presidente?



El fin muy cerca está. ¿Lo afrontará serenamente? No lo creo. Se le ve en el semblante que está cansado, apesadumbrado y angustiado. Parece un anciano maltratado. Otto Pérez Molina no va a descansar en paz después de fracasar como Presidente de Guatemala. Al contrario, va a empezar el verdadero calvario: el justo castigo de sus acciones punibles como mandatario fallido de nuestro país.

Los magistrados de la Corte Suprema de Justicia unánimemente abrieron el ataúd donde se van a depositar los restos mortales de lo que fue el gobierno de Pérez Molina. Los responsables de depositar el cadáver son los diputados integrantes de la comisión pesquisidora a cargo del proceso de antejuicio en contra del otrora gozoso gobernante. Si es que acaso antes no decide renunciar como lo hizo Roxana Baldetti.

Va, cual Dante tras su Beatriz, al mismísimo infierno. Pero, a diferencia del escritor florentino precursor del Renacimiento, Otto se quedará con Roxana en el círculo del averno que les corresponde. Como politiqueros corruptos que son, les toca quedarse a pagar sus crímenes en el quinto recinto (o bolgia) del octavo círculo. Los llevará en este caso el Gerión (monstruo alado con tres cabezas) que encarna a los tres burócratas que no honraron su palabra de protegerlo: Todd Robinson, Iván Velásquez y Thelma Aldana. Será más poderosa la presión de los valientes y consistentes mandantes que hemos protestado pacíficamente y exigimos que se haga justicia, que el espurio trato que hicieron con Pérez Molina.

En particular en el caso de Robinson, Embajador de EE. UU., que como buen pragmático que debe ser, va a preferir dejar de proteger a un personaje que es denostado por la mayoría de habitantes del pueblo en que ejerce su papel de Procónsul, que manchar su carrera diplomática. Total, Guatemala es solo un paréntesis en su camino en pos de más altas cumbres políticas. No se puede dar más color del que ya se dio apoyando a semejante impresentable y a quienes con él han dilapidado los impuestos que hemos pagado durante los años de su malhadado reinado.

Pérez Molina, como su esposa Rosa Leal, se debe de preguntar, ¿por qué yo, si en todos lados hay corrupción? Pues bueno, porque su gobierno no sólo ha sido el más voraz, sino aquel en el cual se rebosó el vaso. Él y su nefasta compañera en las orgías de la corrupción estatal en las que se robaron el dinero que nos han expoliado a los tributarios, acabaron con nuestra paciencia. Ahora deberán pagar las consecuencias.

Pero, al fin, Pérez Molina y Baldetti son solo el resultado esperado del sistema político de incentivos perversos que prevalece desde hace décadas en Guatemala, y que atrae a los peores representantes de nuestra sociedad. Mientras no cambiemos de raíz ese sistema estatista, colectivista e intervencionista, injusto e inmoral, la situación de la mayoría va continuar deteriorándose. Si queremos prosperar en nuestro país, debemos sustituir al Estado Benefactor/Mercantilista por un auténtico Estado de Derecho Republicano.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 15 de junio de 2015. La imagen es composición mía con texto propio. La foto de base la bajé de Internet y es de autor desconocido.

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6.10.2013

Paraíso, infierno, paraíso…



Un grupo de burócratas franceses opinan que Guatemala es un paraíso fiscal, porque en nuestro país todavía se cumple con el debido proceso en lo que a la privacidad en el manejo de las cuentas bancarias trata. Y como los franceses, por otro lado, viven en un infierno fiscal, les parece injusto que nosotros gocemos de una buena parte, aunque cada vez menor, de lo que nos hemos ganado.

¿Cuándo van a denunciar a los paraísos fiscales que son la ONU, el FMI, el BID, la OEA…? Ellos sí viven en la gloria y a costillas de quienes pagamos impuestos. Lo que, irónicamente, ellos no hacen. Ni crean riqueza, ni pagan impuestos. “¿A cuenta de qué?”, dirán, si solo los empresarios que arriesgan y los trabajadores productivos generan ganancias. Lo cual es cierto: en el caso de los burócratas estatales, nacionales e internacionales, dentro del contexto impositivo que castiga al creador, no existe un motivo generador de tributos ya que no producen nada, solo gastan.

¿En cuál círculo del Infierno de Dante deberían estar estos personajes y sus coristas? Suelen ser lujuriosos y por la redondez de sus vientres concluyo que reverencian a la gula. Pero, sin duda, merecen estar en un círculo más abajo en este célebre canto. ¿Será en el círculo cuarto? Son tipos que acumulan fortunas sin arriesgarse ni trabajar, y que fácilmente despilfarran lo que es de otros en una vida de apariencias caracterizada por viajes a lugares exóticos, exquisitos banquetes y una vida propia de los reyes de antaño y su corte.

Suelen ser iracundos y perezosos, sobre todo los líderes de presión que son amigos íntimos de los burócratas de los organismos internacionales, los cuales suelen privilegiarlos en sus corazones y regalarles parte del dinero que han expoliado a aquellos que legítimamente lo habían ganado. Lo anterior los sitúa en el quinto círculo. Sin embargo, también son violentos y creen que sus intereses están por encima de los derechos individuales del resto. Son capaces de tomar a la fuerza lo que no es de ellos, amenazar a los gobernantes con medidas de hecho si no se les complace, y violentar a los demás. Ya vamos por el séptimo círculo.

¿Y si el peor de sus crímenes es el fraude? ¿La traición? ¿El octavo círculo? ¿El noveno círculo? Engañan a los más pobres haciéndoles creer que trabajan para ellos, convenciéndolos de que si los eligen y les otorgan más poder, pasaran de vivir una existencia miserable a una vida plena pagada por otros. Una historia en la cual los únicos que se enriquecen son aquellos que se sientan en el trono, sus familiares y sus amigos. Su círculo cercano que, junto con ellos, terminarán en una bolgia.

La verdadera felicidad que convierte nuestra vida en un paraíso se logra al alcanzar nuestros valores. Y estos se conservan siendo responsables, productivos y respetuosos de la vida, la libertad y la propiedad de los demás. El paraíso es dormir con la conciencia tranquila: no deberle nada a nadie. Algo que los gorrones nunca entenderán.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 10 de junio de 2013.

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