Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

8.06.2018

El secreto mejor guardado



El secreto mejor guardado, al menos por estos días, es el motivo por el cual los magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) otorgaron la suspensión provisional al acceso de información bancaria con fines tributarios, al resolver a favor de la empresa Escalas Mercantiles Innovadoras, S. A., la cual interpuso una acción de inconstitucionalidad con el fin de eliminar el Artículo 52 del decreto 37-2012, aprobado en agosto de 2016 y que entró en vigencia en febrero de 2017, referente a la Ley para el “Fortalecimiento Fiscal y la Gobernanza de la Superintendencia de Administración Tributaria”, la cual adicionó el artículo 30 C al Decreto Número 6-91 del Código Tributario.

Considero que el escenario más probable por el cual ¡al fin! tomaron una decisión apegada a la Constitución y al respeto a nuestros derechos individuales, es por temor a que los inquisidores de la recientemente legalizada oficinita de la SAT, formalmente conocida como la “Gerencia de Investigación Tributaria”, que ya no es controlada por su amigo Juan Francisco Solórzano Foppa, decidan averiguar con cuántos fondos cuentan los mencionados magistrados y cómo manejan sus cuentas. Pero, en fin, esta es sólo una suposición mía.

Con esta decisión, restituyeron, por el momento, el derecho al debido proceso en lo que respecta a los casos que involucran a la SAT y a un tributario al cual los primeros intentan exprimir aún más de lo que ya lo hicieron. Si quieren conocer las operaciones de nuestras cuentas bancarias, tendrán que defender su caso frente al Ministerio Público (MP) y frente a un juez competente, que no esté al servicio de los gobernantes, para que éstos decidan si hay o no una causal que justifique el reclamo de los funcionarios de verificar información privada de un cuentahabiente. Si existe evidencia objetiva y justa, tanto el MP como el juez deberán girar instrucciones para que los representantes del banco entreguen la información solicitada. Así ha funcionado y así deberá seguir funcionando.

El secreto bancario no existe en Guatemala. Lo que hay en nuestro país, y lo cual debemos defender, es el debido proceso que mencioné en el párrafo anterior. La razón de ser de todo debido proceso es proteger a los ciudadanos responsables, respetuosos y productivos de la violación de sus derechos individuales por parte de los gobernantes, limitando el ejercicio discrecional y arbitrario del poder que éstos y los burócratas bajo sus órdenes gozan.

Como era de esperar, tanto funcionarios de la SAT como del Ministerio de Finanzas se lamentaron de la resolución de la CC. Yo celebro la decisión de la Corte, ya que era evidente la inconstitucionalidad desde que fue aprobado por el Congreso. La reacción de los gobernantes y sus empleados era previsible pues lo que a ellos primordialmente les interesa es expoliar a los tributarios, sin importarles el bienestar de los demás y el respeto que nos deben. No se deje asustar por el petate del muerto de la “Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos” (OCDE) y las amenazas de los burócratas nacionales, internacionales y supranacionales. Piense en su propio desarrollo y el de sus seres queridos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 6 de agosto de 2018.


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6.03.2013

A luchar por la justicia



Después de que leí la versión gráfica para niños de “La Ilíada y la Odisea” quedé fascinada con los chistes, como les llamamos en Guatemala a los cómics o tebeos. Mis preferidos eran los cuentos de superhéroes. En mi imaginario infantil, Supermán y todos los que luchaban por el bien ocupaban uno de los espacios más preciados. Aquellos cuya misión era velar porque hubiera justicia y que, la mayoría de las veces, actuaban al margen de la ley y ponían en su lugar a quienes abusaban del poder. Hoy a estas figuras se les conoce como vigilantes.

“Yo soy libre, sin importar las reglas que me rodean. Si las encuentro tolerables, las tolero, si las encuentro demasiado desagradables, las rompo. Soy libre porque sé que sólo yo soy moralmente responsable de todo lo que hago”, declaró Robert A. Heinlein, escritor de ciencia ficción. Un enunciado que describe la visión de estos personajes ficticios que, sin duda, influenciaron mi psique (ψυχή), en el sentido que los griegos daban al término. Una afirmación que enfatiza la responsabilidad individual. No es romper las reglas por romperlas, ser rebelde sin causa. Es aceptar que de nosotros mismos dependen nuestras acciones y los resultados de estas.

Toda lectura es para mí una aventura. Amo perderme en historias, en misterios, en cuestionamientos… los cuales me permiten acumular conocimiento. Y actuar, con el pasar del tiempo, de manera coherente con esos principios que he hecho míos leyendo o, como todos, equivocándome. Entre las lecciones que me costó aceptar es que nuestro actuar justo puede beneficiar a personas con las cuales no compartimos valores. Pero sé que, al final, lo que nos debe importar es el efecto que nuestras decisiones van a tener en el bienestar de nosotros, de nuestros seres queridos y de todos aquellos que forman parte de la sociedad a la cual pertenecemos.

La paz es esencial para el progreso. Para que haya paz debemos respetar los fundamentos del debido proceso, lo que puede beneficiar a alguien que nos desagrada, pero en el largo plazo asegura la libertad de los inocentes. Puedo mencionar dos casos recientes que sirven como ejemplo de lo anterior: el juicio contra Efraín Ríos Montt y la extradición de Alfonso Portillo que, como todos los Presidentes que hemos tenido, es un corrupto. Pero si se violentó el debido proceso en ambos casos debe ser denunciado. Por otro lado, debemos derogar la legislación que entorpece el funcionamiento de la Ley. Como bien dijo Montesquieu: "Las leyes inútiles debilitan las leyes necesarias". Por cierto, la desobediencia civil es un derecho constitucionalmente reconocido en Guatemala (artículo 45).

En la batalla de las ideas, como con el cuidado propio, muchos se descuidan, lo que permite que la mentira avance como un virus. La única forma de combatirlo y vencerlo es fortaleciendo los argumentos en pro de la verdad, enfrentando directamente las falacias y, por supuesto, no falseando la realidad. Ser íntegros, sin importar cuántos estén de acuerdo con nosotros.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 3 de junio de 2013.

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