Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

12.03.2018

El despilfarro presupuestario



Los politiqueros en el ejercicio del poder, junto con la burocracia parasitaria nacional y supranacional, elevaron el botín para 2019 a casi Q88 millardos. Los esquilmados, como todos los años, seremos los tributarios. La mayor parte de nuestro dinero será despilfarrado en la buena vida que se dan los gobernantes y los burócratas del Banco Mundial, del FMI, del BID… y en el mantenimiento de una enorme cantidad de empleados gubernamentales que, la mayoría, vegeta dentro de la estructura estatal.

Hace dos semanas, los diputados aprobaron el Acuerdo 23-2018 que fijó el presupuesto del Organismo Legislativo en Q792 millones 36 mil; el de la PDH en Q100 millones; el del PARLACEN en Q13 millones; y el de la Corte Centroamericana de Justicia Q2.4 millones. Entre los incrementos más significativos se encuentran, en el renglón 131, los viáticos al exterior, que tendrá un aumento de Q1 millón 43 mil. El renglón 151, que es para el arredramiento de edificios y locales, también tuvo un incremento de Q4 millones 22 mil 500, mientras que en el renglón 171 para el mantenimiento y reparación de edificios se hizo un aumento de Q16.7 millones.

En fin, el partido oficial consiguió los votos suficientes para aprobar el presupuesto. Desconozco, a ciencia cierta, las negociaciones que han de haber habido para ese cambio, pero no nos debe extrañar que sean similares a las que mencioné en mi artículo de la semana pasada, basada en una investigación de elPeriódico, según la cual el objetivo de varias de las modificaciones al presupuesto es poner fondos adicionales de éste a disposición de familiares y amigos de los diputados que han apoyado al Presidente. No me va a extrañar que la distribución del listado geográfico de obras favorezca los intereses de los diputados que votaron a favor del presupuesto.

El año entrante es un año electoral, por lo cual los funcionarios intentarán utilizar parte del presupuesto, en particular los fondos del Ministerio de Desarrollo, para tratar de comprar votos. Sin embargo, en Guatemala las experiencias pasadas muestran que los anteriores intentos en ese sentido han fallado. Lamentablemente, los políticos se siguen engañando creyendo que de esa manera tendrán el apoyo de los votantes, y lo único que logran es despilfarrar el dinero de los tributarios.

Como he escrito en otras ocasiones, la corrupción es autorizada y legalizada por los diputados por medio del Presupuesto. El robo de nuestros impuestos se da en la ejecución del Presupuesto de malgasto y despilfarro de los politiqueros en el ejercicio del poder: el Presupuesto General del Estado, que no es más que la forma en la cual oficializan la repartición del botín. El botín, el cual es mantenido por nosotros por medio de los impuestos que somos obligados a tributar: el fruto de nuestro trabajo que nos es expoliado.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 3 de diciembre de 2018.

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4.30.2018

No hay atajo sin trabajo




O, como dice otro refrán, quien quiere celeste, que le cueste. Aquel que quiere superar la pobreza y vivir la mejor vida posible a su alcance, debe trabajar: debe esforzarse, tanto mental como físicamente, para alcanzar sus objetivos, sin pretender vivir de los demás. Más aún, si quiere disfrutar verdaderamente de esa mejora, debe saber que lo que tiene se lo ha ganado justamente, por el sudor de su frente, y no arrebatándolo a otros o siendo cómplice de ese robo.

Es por esto último que vemos a muchos que han acumulado fortunas a base de trampas, fraudes, robos, privilegios… que, al final, poco importa cuánto hayan logrado juntar, sus vidas suelen ser vacías, superficiales y falsas, ya que pueden engañar a todo el mundo, menos a ellos mismos. Gente que termina rodeada de hipócritas, que no los valoran y sólo están interesados es sacarles parte del dinero mal habido. En pocas palabras, parásitos como lo son ellos.

Y esa manera deshonesta de vivir no depende del monto del dinero obtenido sin haberlo ganado: fracasa a toda escala, como lo podemos ver en aquellos programas sociales que pretenden usar el dinero expoliado a los tributarios para comprar votos. El bono seguro, el bono para las comadronas y cualquier otra prebenda similar, son políticas populistas que facilitan la corrupción. Además de ser una injusticia más contra quien honradamente trabajó para crear la riqueza que ese dinero representa. Bien lo señala el neoplatonista Henry More en el “Enchiridion Ethicum, IV” (1667): “Es bueno y justo que a cada uno se le otorgue lo suyo, y el uso y posesión del mismo se le debe otorgar sin molestia".

Fracasan los programas anteriores, así como fracasa el absurdo de asegurar una renta mínima a todos. Con apenas dos años de prueba, el experimento finlandés de otorgar ingresos mensuales de 560 euros a 2 mil personas desempleadas de entre 25 y 58 años fracasó. Tal y como informó el New York Times el pasado 24 de abril: “Durante más de un año, Finlandia ha probado… repartir dinero sin reglas o restricciones sobre cómo las personas lo usan….experimento que está por terminar. El gobierno finlandés optó por no continuar financiándolo... la decisión del gobierno finlandés de detener el experimento a fines de 2018 pone de relieve un desafío a la misma concepción del ingreso básico. Mucha gente en Finlandia -y en otras tierras- se molesta ante la idea de entregar efectivo sin requerir que la gente trabaje... El gobierno esperaba que el tener un ingreso básico permitiría que más personas se integraran al mercado laboral”.

Un fracaso anunciado, porque se basa en premisas equivocadas. La más evidente de éstas es la de creer que la gente iba a trabajar sin necesitarlo. ¿Por qué pasar por la molestia de trabajar cuando se pueden quedar tranquilamente acostados todo el día viendo tele? Por supuesto, no a todos nos parece éste el escenario ideal para disfrutar de nuestras vidas pero, lamentablemente, esa es la actitud de la mayoría. Con esta propuesta y las anteriores mencionadas, violadoras de los derechos individuales de unos para complacer a otros, mientras unos viven sin trabajar, otros tienen que esforzarse el doble para mantenerse ellos mismos y mantener a los gorrones que viven de su trabajo. ¿Hasta cuándo lo vamos a tolerar?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 30 de abril de 2018.

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