Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

6.08.2015

Ciudadanía gringa para todos



Después del pasado martes 2 de junio espero que los guatemaltecos podamos exigir sin mayor problema a la Embajada de Estados Unidos una green card. Lo que ha sido un rumor repetido por generaciones hoy es un hecho confirmado: nuestro país ¿o nuestros gobernantes? se encuentran bajo la protección del big brother: el gobierno de EE. UU. Lo positivo de que Todd Robinson haya pasado al podio a dejar claro lo anterior es que puede beneficiar a quienes quieran emigrar y a nuestros compatriotas que ya lo hicieron. No más persecución de la migra. No más abuso. Paz y tranquilidad, prosperidad y felicidad para todo chapín que decida hacer su vida en la madre patria estadounidense. Atrás quedó la pesadilla de haber sido una colonia española.

Ya no serán tratados como criminales nuestros compatriotas que viven en EE. UU. sólo por ser guatemaltecos. No más guat hunting en Júpiter, Florida. No más asesinatos como el de Onésimo Marcelino López Ramos de 18 años, porque todos llegarán legalmente a trabajar en pos de su sueño de mejorar. Porque nadie honesto puede negar que una vez en nuestro país prevalezca el sistema de incentivos perversos que por décadas ha sido el principal motivo por el cual millones han elegido irse de Guatemala, aunque sea bajo la paternal vigilancia del gobierno gringo que indulgentemente protege al corrupto de Otto Pérez Molina y sus secuaces ¡qué magnánimos son!, muchos de nuestros compatriotas seguirán optando por irse al mero seno del imperio.

Al menos en el norte de América, todavía hay valientes con mente preclara que luchan por revertir el poder que han adquirido sus gobernantes y aspiran a vivir algún día de nuevo dentro de la República que les legaron los Founding Fathers, donde el gobierno sólo sea el medio necesario para asegurar que no se violen los derechos individuales de nadie. No cómo en la actualidad, que se han convertido en violadores de la vida, la libertad y la propiedad de las personas.

Sin embargo, no todo es color de rosa para nosotros los mandantes, como sí lo es para los funcionarios públicos y la burocracia estatal. Lamentablemente la intromisión de Robinson es para asegurarse de que van a lograr exprimirnos aún más a los tributarios: NO es su preocupación cómo malgastan nuestros impuestos. Si le interesara ayudar a acabar con la corrupción, ¡hubiera apoyado la fiscalización! O sea, a la Contraloría General de Cuentas y a los pocos diputados y jueces que de verdad cumplen con esta función primordial.

El objetivo NO es defender nuestros derechos individuales de la constante violación por parte de nuestros gobernantes. El objetivo NO es apoyarnos para que algún día cercano veamos que se hace justicia. NO les interesa frenar los abusos del poder. Lo que les inquieta es que caiga la “R”. Pero no empiece a celebrar, en este caso no me refiero a Roxana Baldetti, si no que a la “R” según Carlos Muñoz: la recaudación. Es por eso que la intervención alegra a los grupos de presión que podrán seguir viviendo parasitariamente de los demás.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 8 de junio de 2015.

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7.21.2014

Guerra perdida contra los coyotes



¿Será que los gobernantes no aprenden de los errores del pasado porque no son ellos quienes enfrentan sus consecuencias? ¿Estamos condenados a que los repitan? ¿Estamos sentenciados nosotros, los ciudadanos, a pagar por siempre los errores de quienes ejercen irresponsablemente el poder? ¿Hasta cuándo los mandantes vamos a permitir que los gobernantes continúen jugando con nuestras vidas y con nuestro futuro?

Cuando señalo a los gobernantes, me refiero a todos. A quienes gobiernan en Latinoamérica, especialmente en Centroamérica y México, y por supuesto a los que están al frente del gobierno de EE. UU., que desde finales del siglo diecinueve empezaron a abrigar la idea de que podían iniciar, o intervenir, en guerras ajenas. O, lo que es peor, intervenir políticamente en otros países para imponer sus propias agendas, las cuales en la mayoría de los casos ni siquiera benefician a los estadounidenses, además de ser contrarias a los principios republicanos sobre los cuales fue fundada esta, todavía, gran nación que, lamentablemente, se encuentra en proceso de destrucción.

Tengo la esperanza de que los estadounidenses que conocen el legado de los padres fundadores de su nación, y han estudiado cómo la mayoría de elecciones que estos hicieron entre 1776 y 1787 les facilitaron prosperar a partir del siguiente siglo, ganen la batalla de las ideas en su país. Pero mientras, en nuestra región, los ciudadanos dignos, conscientes del fatal camino por el cual transitan nuestros países, debemos oponernos firmemente a las imposiciones de los gobernantes estadounidenses que tienen consecuencias desastrosas para la mayoría de miembros de nuestras sociedades.

¡Cuántas muertes de inocentes se hubieran evitado si no hubiéramos permitido que pelearan en nuestros territorios la guerra perdida contra las drogas! Cuántas muertes de inocentes podremos evitar si no dejamos que nuestros gobernantes nos involucren en la guerra contra los coyotes, la cual nace tan muerta como muerta está la guerra anteriormente mencionada que sigue matando gente ajena.

La crisis actual NO es de la EMIGRACIÓN, en el caso nuestro, o de la inmigración en el caso de los estadounidenses. La tal crisis es un resultado más del sistema político fracasado que nos han heredado nuestros constitucionalistas. Es la prueba definitiva de que el Estado Benefactor/Mercantilista NO mejora la calidad de vida de las personas en el largo plazo. Por el contrario, condena a la mayoría a vivir pobremente cuando se adopta en países donde no hemos tenido la oportunidad de transformar más recursos en riquezas que, además de mejorar la calidad de vida de todos de manera sostenida, nos permita acumular el capital necesario para continuar progresando y beneficiar a quienes son responsables, productivos y respetuosos de los derechos de los otros. Nuestra tragedia se origina en el estatismo, en la corrupción que este facilita, en la criminalidad que tolera y en la miseria que eterniza.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 21 de julio de 2014. La imagen es obra del caricaturista guatemalteco FO. Fue publicada en el diario Prensa Libre.

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7.14.2014

Vete



O quédate. Haz lo que consideres justo para llegar a ser la persona que tú quieres ser. Hazlo respetando la vida, la libertad y la propiedad de los demás. Pero no lo dejes de hacer bajo ninguna circunstancia. Elige tú: sólo tú vivirás tu vida y sólo tienes una oportunidad para vivirla. Haz lo que consideres necesario para ser feliz. Te lo digo con aprecio y sin signos de admiración. No es una orden. Es una muestra de apoyo. Es reconocer que te entiendo.

Es casi seguro que los peligros que vas a encontrar sean peores que los enfrentados por tus predecesores. Como siempre, se vuelve a cumplir la advertencia que resume parte importante de la sabiduría humana acumulada: “De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”. Gente que dice actuar de buena fe, promueve una mayor intervención del Estado, para lo cual es necesario otorgar más poderes a los gobernantes obviando el acertado consejo que dio un inglés que vivió hace muchos años, un señor al cual probablemente nunca has oído nombrar, pero basta con que aprendas lo que dijo: “El poder tiende a corromper. El poder absoluto corrompe absolutamente”. Por si acaso te interesa, su nombre fue John Acton.

El mayor control que impulsan los mencionados bienintencionados (y otros que no lo son tanto) va a provocar que los servicios que prestan los coyotes aumenten de precio, al igual que la inseguridad que vas a sentir en el camino. Lo mismo pasó con la guerra contra los narcos que tanto daño ha hecho por estos lares. Es irónico que los impulsores de ese absurdo enfrentamiento son los gobernantes de Estados Unidos, el destino preferido de quienes desean emigrar. Que buscan trabajar. ¿Será la guerra contra los coyotes la próxima guerra perdida emprendida por el gobierno de EE. UU., servilmente aceptada por los gobernantes de nuestra región? ¿Será la sustituta de la guerra perdida contra las drogas?

Entiendo que los estatistas/colectivistas pidan y apoyen más intervención de los gobernantes en nombre del abstracto Estado: es una excusa más que justifica su existencia. Pero que personas identificadas con el ideario liberal/individualista también aplaudan estas medidas me parece una evidente, y terrible, contradicción. En fin, es su decisión adoptar esa posición en pleno uso de su libertad. Esa libertad que espero aprendas a valorar. A exigir su respeto. A defender.

En octubre de 2004 escuché contar al filósofo David Schmidtz que en una cena a la que asistió por esos días, uno de los comensales le preguntó cuál era la esencia del liberalismo. La respuesta del intelectual fue la siguiente: “El corazón del pensamiento liberal está en el derecho de cada individuo a vivir su vida donde quiera”. Tú y yo no nos conocemos, y probablemente nunca nos veremos. Pero entiendo tu anhelo de formar parte de una sociedad donde tengas más posibilidades de vivir en paz. Donde la probabilidad de prosperar sea más alta que la que encuentras en tu tierra. Yo, deseo que tengas éxito buscando tu felicidad.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de julio de 2014. La imagen la bajé de la Internet.

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7.07.2014

Niño caminante



Camina un rumbo lleno de peligros. Camina decidido en pos de un sueño, dispuesto a enfrentar la pesadilla que va a representar el alcanzarlo. Tiene nueve años. Tal vez tiene doce. O puede ser que ya haya cumplido los quince. Al final, su edad es irrelevante, lo importante es que decidió ser caminante para alejarse de su región de origen. Los motivos pueden ser variados, pero la meta es la misma: llegar a Estados Unidos.

Más allá de si va a trabajar para ganar dinero, o estudiar como algunos quisieran creer, lo único que sin duda sabemos es que va con la esperanza de un futuro mejor al presente que vive en Guatemala, en Honduras, en El Salvador… No obstante, por la abundante evidencia que existe en lo que a las llamadas remesas trata, me atrevo a asegurar que va en busca de ser productivo y ganar el dinero suficiente para satisfacer sus necesidades y enviar todo lo que pueda a sus familiares que dejó atrás al emigrar.

Al llegar a su destino, en lugar de parasitar de los ciudadanos y residente legales de la localidad, acepta las labores que estos no están dispuestos a hacer. Consigue un empleo como agricultor, limpia baños, lava platos… ansía recibir los frutos de su trabajo independientemente de lo que este represente, una vez sea una labor decente. Le importa poco cuántas horas al día trabaje y cuántos días a la semana tenga que hacerlo. Su objetivo es poder reunir lo más pronto posible el capital que le permita avanzar en una sociedad donde todavía lo que la mayoría posee lo ha adquirido a base de su esfuerzo y su ingenio.

Para nosotros, los que nos quedamos, el reto es entender el porqué de tan arriesgada decisión del niño y de sus padres cuando este emprende el viaje apoyado por sus progenitores, lo cual, según sé, no siempre es el caso. Aceptar que si lo hace es porque la alternativa, quedarse en el país en el cual nació, es peor que enfrentar todas las desventuras que van a encontrar en el camino que debe recorrer para llegar a una nación en la cual sus probabilidades de prosperar son mucho mayores que las que brinda su terruño.

Los que nos quedamos, que nos indignamos al enterarnos cómo reciben unos cuantos descendientes de inmigrantes a nuestros compatriotas encerrándolos provisionalmente en jaulas destinadas a animales salvajes, debemos actuar objetivamente, estudiar la raíz del problema y cambiar lo que debemos cambiar si queremos que algún día el país de las infinitas oportunidades sea el nuestro. Aprender que la diferencia abismal entre la calidad de vida de los estadounidenses y nosotros se debe al sistema político que los padres fundadores les legaron. No el actual Estado Benefactor/Mercantilista que algún día puede acabar con la riqueza que tanto les ha costado crear, sino a la auténtica República Liberal basada en un verdadero Estado de Derecho que reconoce como deber primordial de los gobernantes el velar por los derechos individuales de todos: la vida, la libertad, la propiedad y el derecho a buscar la propia felicidad.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de julio de 2014. El "meme" (imagen) la bajé de Facebook. No indicaba el nombre del autor.

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12.24.2007

Nacidos, nunca escondidos


Una vez nacidos, no tenemos dónde escondernos. Y, mucho menos, escondernos de nosotros mismos. Total, la vida no es cuestión de encontrarse: basta verse en un espejo para reconocernos y encontrarnos. Digo, por si acaso usted conoce de un evento sobrenatural en el cual alguien se perdió de sí mismo, valga la ironía. Lo que generalmente cuesta decidir es qué queremos hacer con nuestra vida, cuáles son nuestras metas y cómo podemos alcanzar el más ansiado fin humano: ser felices. Crearnos y recrearnos con cada decisión tomada, con cada acción realizada.

Vivir nuestra vida es un hecho que sólo usted y yo, en lo individual, y cada hombre y cada mujer que respira con nosotros en la tierra, podemos hacer por nosotros mismo. Reflexión que no implica que vivamos nuestra vida solos, como ermitaños, ascetas, alejados del resto de miembros de la sociedad. Casi todos necesitamos de los otros para alcanzar nuestros objetivos y ser mortales prósperos. Claro, alguno existirá que se considera inmortal, y deja para otro día, que nunca llega, la vida y todo aquello que representa vivirla. Pero lo que es indiscutible es que nadie más vive la vida por nosotros: hermosa tarea personal.

“Quando sei nato non puoi più nasconderti”: título de un largometraje de Marco Tullio Giordan, inspirado en un inclasificable libro de Maria Pace Ottieri, que narra las vicisitudes de un grupo de emigrantes que esperan llegar a Italia para cambiar sus destinos. Vidas miserables si se quedan en su lugar de origen, países del tercer mundo. Personas que prefieren ser inmigrantes ilegales en otro Estado, antes de seguir siendo pobres con nacionalidad, pero desdichados. Nacionalidad que no les representa beneficios.

Emigrar, a pesar de los peligros y riesgos que enfrentan, representa un renacer para quienes el presente gris ofrece un futuro negro, ausente de color. Aunque algunos llegan a pagar la osadía de desafiar a los gobiernos de los países desarrollados con su propia vida, todos esperan encontrar un mejor mañana en tierra ajena. De otra manera, nunca se arriesgarían.

“Quando sei nato non puoi più nasconderti”, frase que me invitó a reflexionar sobre la fracasada intención de algunos de emigrar de sí, buscando refugio en excusas, falsedades y apariencias que les permitan tolerar su cobardía de enfrentar la vida y sus consecuencias. ¿Creerán que son capaces de huir de su conciencia? Podrán tener éxito engañando a otros. Podrán engañar a todos, pero, ¿cuántos lograrán engañarse a sí mismos? Su resentimiento, su amargura, sus complejos, los llevan dentro. Muchos eligen amargar la vida de los demás para que nadie les recuerde que sí se puede ser feliz. Cerca de nosotros encontramos personajes de este tipo. Algunos llegan a gozar de algún poder que les permite obstaculizar la existencia de otros. Sin embargo, al final, no olvide: la última palabra sobre su vida y cómo vivirla, la tiene usted. Utilícela.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 24 de diciembre de 2007.


La fotografía fue tomada por María Dolores Arias, el lunes 3 de diciembre de 2007, en el MOMA de Nueva York. En ella aparece mi silueta como parte de una de las más recientes muestras de artistas japoneses.

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