Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.16.2008

Un mundo controlable



Hace unas semanas, leí en el suplemento “elacordeón” del matutino “elPeriódico”, una entrevista hecha por Marta Sandoval a tres escritores radicados en España. De los tres, tengo el gusto de conocer personalmente a dos: Eduardo Halfon y Santiago Roncagliolo. Y es precisamente la respuesta de Santiago a la pregunta “¿Por qué empiezan a escribir?” la que me motivó a escribir este artículo. Para Roncagliolo, escribir es crear un mundo que puedas controlar. Sueño, sin duda, sólo posible en la imaginación de una persona. Fantasía transformada en ficción, en ocasiones creíble, pero sólo ficción. Por eso, probablemente, Santa Teresa de Jesús dijo que la imaginación es la loca de la casa.

Es imposible controlar el mundo real en el cuál vivimos. Sin embargo, a lo largo de la historia, ¿cuántos no lo han tratado, sacrificando a cientos de millones de personas en el intento fallido? Y lo que es peor, a pesar de la abundante y contundente evidencia acumulada sobre qué funciona y qué no funciona para progresar y mejorar la vida de todos, ¿cuántos no aprenden de los errores del pasado? Y, al repetirlos, ¿a cuántos más van a condenar a una vida miserable y a una muerte despreciable? Lo más irónico del asunto es: ¿cuántos de esos condenados no firmaron ellos mismos su sentencia al caer en la trampa de las utopías contrarias a nuestra naturaleza o, simplemente, forma de SER?

A veces, para entender el mundo en el cual vivimos y disfrutar el papel que en este hemos decidido representar, necesitamos hacer un ejercicio mental de separación. Imaginar que observamos la realidad de forma ajena e independiente a nosotros, e intentar, de una forma objetiva, juzgarla. Necesitamos dejar a un lado nuestros sentimientos que, dicen, “nublan la razón”. Por cierto, ¿quién lo dijo? Por supuesto que, dentro de esa simulación, debemos recordar que esa realidad que vamos a observar nos incluye. ¿Podemos adentrarnos en nosotros y juzgarnos equilibradamente? ¿Nos sirve esta prueba para entender a los otros y, más aún, cómo y por qué actuamos?

En ese mundo real en el cual transcurre nuestra existencia, compartimos espacio con miles de millones de individuos. Cada uno de ellos único e irrepetible. Cada quien con sus metas propias. Cada cual tomando decisiones particulares ante las circunstancias que le toque enfrentar. En fin, todos somos arquitectos, constructores y albañiles de nuestro destino personal.

Y son precisamente las acciones de todos, impulsadas por lo planteado con anterioridad, las que van transformado el mundo en el cual vivimos. Por tal motivo, nadie puede controlarlo a su antojo. Debemos el progreso de nuestra civilización al conocimiento disperso entre los que vivimos, las decisiones que cada uno toma a partir de esa parte del conocimiento que posee, y los fines que desee alcanzar. En fin, el secreto de la felicidad esta en el respeto a la libertad y la convivencia en paz.



Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 24 de marzo de 2008. La fotografía la tomé en el museo de inmigrantes de Ellis Island, Nueva York, el 28 de noviembre de 2007.

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Página en blanco


Hoy, como tantas otras veces al sentarme frente al computador, me topo, como les sucede a otros, con una página en blanco en la cual voy a plasmar ideas, sentimientos, dudas… que luego usted me hará el honor de leer. Hoy, impulsada por el espíritu de la época, opto por alejarme de los inquietantes sucesos de la esfera pública para adentrarme, en la medida de lo posible, en esa vida cotidiana, llena de anhelos y ansiedades, que todos experimentamos a nuestra manera. Total, ¿acaso no es nuestra vida un pasar llenando páginas en blanco con nuestra historia personal, siendo esta última un producto real de nuestras acciones?

Hoy me levanté de madrugada a escribir. Comencé con una mañana gris, inusualmente fría para esta paradójica temporada de calor primaveral propia de mi terruño. Me asomé al balcón, como regularmente lo hago, y aspiré el aire todavía puro de Guanhatan. Sabía el reto que tenía para las primeras horas de mi día: pensar las líneas que llenarían este escrito. Una coincidencia planificada. ¿Será también una coincidencia el hecho de que a veces nos cuesta más ese proceso diario de levantarnos, con la dificultad que hoy encuentro para expresarme?

Me atrevo a aventurar que la dificultad nace de un cansancio acumulado que todos hemos experimentado en nuestras vidas. Cansancio que no sólo es físico. Puede ser también mental, espiritual o una combinación de los tres. Creo que en mi caso aplica la última opción. Motivo por el cual espero con ansia la llegada de la Semana Santa. ¿A usted le pasa algo similar?

Para mí, la vida es un presente casi eterno. Digo “casi” porque sé que, aunque yo no lo quiera, algún día moriré. Me encantaría vivir eternamente ESTA vida. Eso sí, rodeada de todo lo que me provoca placer y alegría. Y, lo más importante, en compañía de todos los que amo. Claro, sin imponerle a nadie ese deseo de inmortalidad. Más de uno dirá que después de esta hay otra vida mejor. Yo no lo sé. No existe evidencia objetiva de esa existencia. Sólo el deseo de muchos, basados en la Fe, de que así sea. Ojalá tengan Razón, a pesar de la evidente ironía de la contradicción que esto supondría.

Cuando usted lea estas líneas, yo estaré escribiendo otras a miles de kilómetros de mi hogar. Líneas que tal vez escribiré algún día para sacarlas de mí. O tal vez no. Probablemente serán leídas sólo por mí, como suele ser en la mayoría de los casos para la mayoría de las personas. Sé que suele decirse que por estas fechas lo correcto es la reflexión. Sin embargo, muchos se dedican exclusivamente a la diversión: sol, calor y arena. Yo preferí divertirme, reflexionando, lejos de las multitudes conocidas, para perderme en otras cuya realidad difiere de la mía.

El próximo equinoccio de primavera culmina otra parte de mi obra más importante. Y mientras, sin darme cuenta, llegué al final de esta primera página del capítulo que me toca vivir hoy. ¿Será así la vida misma?


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 17 de marzo de 2008. La fotografía la tomé en noviembre del año 2006, en el restaurante “El Pedregal” en Santa Apolonia, Tecpán, Guatemala.

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3.10.2008

El policía violador


De los cuales hay más de uno entre las fuerzas de inseguridad. Recientemente he escuchado historias espeluznantes acerca de los abusos cometidos por policías. ¿De qué sirvió agregarle a la “Policía Nacional” el adjetivo “Civil”, si quienes la integran no tienen nada de civilizados? Muchos de ellos son una partida de degenerados que sólo en el papel muerto de la legislación positivista velan por nosotros. Son otro grupo más de antisociales que aterrorizan amparados por una ilegítima autoridad, cobijados bajo el corrupto sistema político vigente. Criminales con licencia para delinquir.

Uno de los cuentos de terror que más me indignó fue el de una joven de aproximadamente 21 años, que fue detenida ilegalmente al salir de un conocido restaurante de la zona 10, obligada a abordar el vehículo oficial, llevada a un terreno baldío y violada repetidamente por varios agentes de… ¿qué? ¿Del infierno en la tierra? Desgraciados.

Una joven que ya le había tocado enfrentar eventos sumamente dolorosos, incluida la muerte de sus padres. Una joven a quien deseo que encuentre en sí el espíritu heroico que en todo humano vive, ese que nos insta a tomar decisiones correctas ante las circunstancias adversas que vamos a encontrar en nuestro camino único y personal. Ella y todos aquellos que hayan pasado por una experiencia similar, además de mi solidaridad, cuentan con mi apoyo en la denuncia de estas atrocidades a las cuales muchos quisieran cerrar sus ojos: una actitud equivocada, porque así no vamos a lograr cambiar la situación tensa que vivimos. Me refiero, por supuesto, a cambiarla para mejorar: para el bienestar general que exige respeto y paz.

Las víctimas preferidas de estos malhechores son adolescentes a quienes, imagino, consideran más fáciles de atemorizar que un adulto. Las estrategias más comunes son: amenazarlos con plantarles una bolsa de plástico con marihuana, bañarlos en alcohol o asustarlos con una supuesta infracción de tránsito. Los dos primeros casos ya son conocidos por los jueces de paz, razón por la cual rara vez les van a dar validez. Es por eso que los chontes prefieren arreglar la situación en privado con los jóvenes o sus padres. A veces, hasta el jefe de la subestación es parte del negocio. No se deje engañar. Y recuerde: por infracciones de tránsito SÓLO lo pueden parar agentes municipales.

Cuando sea abordado por un policía, llame inmediatamente a alguien de confianza y dele los datos de la patrulla y su ubicación. Mantenga abierta la comunicación: que la persona del otro lado del teléfono escuche la conversación. No apague su vehículo. Cargue SIEMPRE una identificación y una Constitución: son claves los artículos 6, 11 y 25. No se meta, bajo ninguna excusa, en la patrulla. Si fuera necesario, pida que lo consignen con un juez. Muestre que, independientemente de su edad, conoce sus derechos. No se deje intimidar y denuncie el hecho. Cuidémonos.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 10 de marzo de 2008. La fotografía la tomé el domingo 11 de febrero de 2007, con mi celular, precisamente en un sector de la llamada “Zona Viva”.

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3.03.2008

¿Dónde está Manolito?


Puede ser que esté escondido en una montaña en Guatemala, o en un rascacielos en Nueva York. A lo mejor se encuentra en una playa en Varadero. O podría estar tomándose fotografías al pie de la Torre Eiffel. Dar con su paradero no es mi obligación. Ni de ustedes, apreciados lectores. Encontrarlo es responsabilidad de otros. De aquellos a quienes les hemos cedido, temporalmente, nuestro derecho a la legítima defensa: los gobernantes.

A veces pienso que algún chapín chispudo podría crear un juego de video, compatible con los últimos modelos de consolas digitales, incluidas la Play Station 3, Xbox 360 y la Wii, utilizando el sistema de Blue Ray, el que, por cierto, finalmente se impuso sobre el HD-DVD. Sería genial saber que en todo el mundo los viciosos de los juegos tecnológicos del siglo veintiuno, se apasionan tratando de encontrar al hasta hace pocos meses diputado del Congrueso de la mal llamada República de Guatemala, hoy alcalde electo de Jutiapa y prófugo de la justicia. Imagino a Castillo huyendo en su Hummer amarillo que le compró al sol de México, Luis Miguel. Bueno, al menos eso cuenta la leyenda urbana que narra los orígenes y las andanzas de Manolito.

Sin duda, habría que incluir entre los protagonistas, sin olvidar a los antagonistas, a sus compañeros de batalla, entre ellos al célebre Montaña 3. Me pregunto, ¿si capturaron al número 3, será que hay un número 2 o un número 1? Podría ser… Entonces, otro elemento importante que el patojo/a pilas que diseñe el juego debe tomar en cuenta. Un misterio más a resolver.

Además, la historia se hace aún más interesante y enrevesada al incluir en el menú de opciones la decisión de los concejales del municipio de Jutiapa de permitirle a Manuel Castillo tomar posesión como alcalde del lugar, aparentemente de forma ilegal, ignorando olímpicamente la orden de captura que emitieron los tribunales en su contra. Ya varios de ellos se encuentran presos, acusados de al menos dos delitos: encubrimiento y abuso de autoridad.

Qué ingenuos compatriotas que no midieron las consecuencias de sus acciones. ¿Habrá resbalado Manolito algunos euros o dólares a los concejales para que le hicieran semejante favor? Quién sabe. De nuevo, otra arista del tema que hace todavía más atractivo el juego que muchos podrían disfrutar desde la comodidad de su hogar, frente al televisor. Tal vez uno de nuestros amigos invisibles, por ejemplo el hacker que navega bajo el nombre de Leviatán, se anima a entrarle a esta ardua labor. Tal vez alguno de los aguerridos jugadores encuentra al susodicho y se gana la recompensa ofrecida por su captura.

En fin, dentro de la vorágine de hechos impensables que acontecen en nuestro país, si algo me preocupa es la inexistencia del Estado de Derecho, la violación flagrante a los derechos individuales de los habitantes de Guatemala y la debacle de las condiciones de vida de muchos. ¿Dónde está la cordura?


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 3 de marzo de 2008.

La imagen es una de las caricaturas de Fo, publicada en el diario guatemalteco Prensa Libre, el sábado 5 de enero de 2008.

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3.02.2008

Pronada


Yo confieso ante ustedes, poderosos lectores, que fui burócrata estatal. El lado oscuro de mi vida que transcurrió entre febrero de 1996 y abril de 1998, paradójicamente, contribuyó a llevar algo de luz a cientos de miles de niños, de niñas, que hoy miran oscurecerse su futuro al desaparecer el sistema de Pronade: el más exitoso programa educativo que ha existido en Guatemala. Un excelente ejemplo de lo que es la descentralización, más allá del papel y del discurso.

La clave del éxito del Pronade está en el traslado directo de parte de nuestros tributos a padres de familia, en el área rural en su mayoría, para la educación de sus hijos. De esta manera, los progenitores se convierten en los responsables de administrar los recursos. Los fondos se entregan a los demandantes del servicio, quienes son los más interesados en que sus hijos se eduquen, y no a quienes lo prestan: los maestros. Esta estrategia, además de educar, contribuye a erradicar la corrupción, entre otros lados, en la asignación de plazas. Razón por la cual, imagino, Joviel Acevedo y los actuales gobernantes desean acabarlo. Sepultarlo.

Al ser los padres de familia quienes contratan a los educadores, se logra que el servicio que prestan los docentes sea más eficiente y efectivo. ¿Por qué? Porque cuando el empleador se encuentra cerca del empleado, supervisando que se cumpla con la tarea, los resultados son mejores que cuando se encuentra a cientos de kilómetros de donde se hace el trabajo. Léase: un burócrata (también empleado) desde su escritorio en el Ministerio de Educación. Alguien a quien poco le va a interesar qué pase con la educación de otros que no sean sus hijos.

Por supuesto, creo que la educación debe ser independiente del Estado: ese conjunto de normas que otorgan poder a unos para hacer valer los derechos individuales de todos. Educar es una obligación que corresponde a los padres mientras los hijos son menores de edad, y luego, ya adultos, es nuestra responsabilidad continuar ese proceso que termina al morir.

La educación estatal es lo mismo que educación controlada, lo cual explica claramente Alberto Benegas Lynch (h): “los sistemas educativos controlados políticamente, tarde o temprano inculcan doctrinas vinculadas a la supremacía del estado, ya sea el derecho divino de los reyes o a través de la voluntad popular de la democracia”. Una vez esa doctrina ha sido aceptada, se constituye en una tarea sobrehumana intentar frenar la influencia decisiva que ejerce el poder político en la vida de los ciudadanos, los cuales terminan convertidos en miserables esclavos con el cerebro lavado.

Sin embargo, al menos Pronade ha permitido, dentro del sistema perverso del Welfare State, que cientos de miles de futuros ciudadanos aprendan herramientas básicas, como leer y escribir, que les van a facilitar su vida. ¿Por qué ahora el gobierno socialdemócrata de Álvaro Colom los deja sin nada?


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 25 de febrero de 2008. La fotografía la tomé el martes 1 de enero de 2008, en Coatzacoalcos, en el Estado de Veracruz, México. En la imagen aparecen María Dolores Arias en compañía de su sobrino mayor, Alí Alberto Arias.

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