Yo, pagadora de impuestos. Yo, tributaria obligada de aquellos que no merecen tributo alguno. Yo, que no soy contribuyente y se me impone por los mandados a servirme a pagar por los servicios que no recibo. Yo, ciudadana libre que, a base de estrategias terroristas (que infunden terror ante la amenaza de cárcel), soy extorsionada por gente que probablemente nunca ha producido nada y coaccionada a entregar a los saqueadores locales una gran parte del producto de mi trabajo.
Yo, que soy mandante dentro del orden todavía vigente en esta sociedad, exijo lo siguiente al gobierno recientemente electo, tanto a los mandatarios del Organismo Ejecutivo como a los diputados elegidos para integrar el próximo Congreso de la nación que aspira a ser la República de Guatemala:
Primero: que antes de pensar en expoliar más a las personas productivas, que crean la poca riqueza que hay en el país, aclaren la forma en la cual se malgasta todo el dinero que somos obligados a entregarles sin recibir nada de parte de ustedes. Lo anterior deben hacerlo antes de pretender que los que ya pagamos impuestos paguemos más para facilitarles la vida. Tengan presente que hoy, después de cuatro años del gobierno socialdemócrata de Álvaro Colom y su exesposa Sandra Torres, somos más pobres. Si nosotros debemos nuevamente “apretarnos el cinturón”, también ustedes están obligados a hacerlo.
Segundo: que la prioridad de su gobierno debe ser la de velar porque las violaciones a los derechos individuales de TODOS los habitantes (TODOS pagadores de impuestos de una u otra manera) se reduzcan al mínimo posible lo más pronto que se pueda. También esperamos los pagadores de impuestos conscientes, que los antisociales que violenten la vida, la libertad o la propiedad de otros, compensen a sus víctimas y haya, por tanto, justicia. Que los criminales y delincuentes paguen las consecuencias de sus acciones.
Tercero: que NO cumplan con sus ofrecimientos populistas de campaña. Somos cada vez más lo que estamos hartos de mantener a muchos que poco hacen por ellos mismos, y sólo esperan, ante la promesa injusta del Estado Benefactor/Mercantilista, que alguien más se encargue de llevarles el pan de cada día. Solo uno mismo puede decidir qué significa "atender justamente sus necesidades" a partir de su escala de valores personal. Y es uno el único responsable de satisfacer sus necesidades. Nadie más es responsable. No hay que ser oportunista ni parásito.
Como dijo Julio Cesar, según Suetonio, en el año 49 a. C. al cruzar el Rubicón: Alea iacta est (la suerte está echada). Si el próximo gobierno fracasa, es decir, decide hacer lo mismo de siempre (que, lamentablemente eso parece hasta el momento), nadie puede saber a ciencia cierta qué va a pasar en la tierra sin quetzal (ni ave ni billete). Lo único que sí puedo adelantar es que la situación para la mayoría de sus habitantes empeoraría en el largo plazo. Y en el corto también.
El presente artículo fue publicado el lunes 21 de noviembre de 2011 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé de Internet.
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