Fumicidio
Sin siquiera haber asimilado la aprobación de la aberración jurídica conocida como “Ley contra el femicidio”, nos sale el presidente Álvaro Colom con las indefendibles propuestas de poner precios topes, gravar con otro tributo directo el servicio telefónico y aumentar los subsidios a ciertas actividades que consideren de primera necesidad. Pura arbitrariedad, nada más. Sólo justificable a los ojos del dañino populismo latinoamericano, encabezado por Hugo Chávez, y seguido de cerca por Daniel Ortega, Cristina Fernández, Rafael Correa y Evo Morales.
La esperpéntica ley que pretende favorecer a las mujeres crea otra discriminación legal en nuestra obtusa legislación de inspiración positivista: denuncia que no me canso de repetir, por ser ésta una de las principales raíces de nuestros males. Creer que la voluntad del legislador puede ser impuesta al resto, por más contradictoria que sea con la acción humana, es una locura propia de los políticos e intelectuales que arrogantemente creen que pueden dictarle a los demás cómo vivir su vida. Nos establecen metas y nos imponen las medidas que consideran idóneas para que nos sacrifiquemos con el objetivo de alcanzar los fines de ellos, no los nuestros. Nos desprecian como seres humanos pensantes, y nos reducen a simples siervos que siguen órdenes del iluminado de turno.
Por supuesto que me opongo fervientemente a todo acto criminal que violente la vida, la libertad y la propiedad de cualquiera (hombre o mujer, niño o anciano, guatemalteco o tibetano). Al fin, estos son los derechos individuales por excelencia, y no ese conjunto de necesidades que de forma interesada han sido políticamente elevadas a la categoría de derechos sin obligaciones para quienes supuestamente van a gozar de los beneficios de ese privilegio. Para lograr la reducción de abusos, lo que debemos hacer es buscar la igualdad ante la ley, independientemente de nuestras circunstancias particulares. Cambiar la desigualdad legal por el trato igual para todos. No decretar más diferencias.
En lo que respecta a las supuestas medidas para paliar la crisis económica, ¿qué más puedo decir, que no se haya dicho con anterioridad? Sin duda, el supuesto beneficio que puedan lograr algunos hoy, será pagado por todos en el mediano y largo plazo. Los actuales políticos en el ejercicio del poder, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo, están cometiendo un crimen injustificable: el derechocidio. Decisiones de unos cuántos que nos alejan del primer paso que nos lleva a la solución de nuestros problemas: el Estado de Derecho.
Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de abril de 2008.
Etiquetas: Estado de Derecho, igualdad ante la ley, positivismo jurídico, Privilegios