Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.01.2010

Falla


Según el Director del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), Eddy Sánchez, de las siete fallas que atraviesan nuestro país la llamada Chixoy-Polochic fue la que ocasionó los fuertes temblores que conmocionaron a muchos el pasado martes 23 de febrero de 2010. Sin duda los hizo recordar el reciente terremoto de Haití en el cual, según su Presidente René Préval, murieron alrededor de 300 mil personas. Y a más de uno lo remontó al 4 de febrero de 1976, fecha en la que vivimos el último terremoto del siglo veinte.

Sin embargo, considero que los expertos mencionados, y tantos más, no han tomado en cuenta una falla, la más lamentable y dañina de todas: la falla que es responsable de las vidas miserables y mediocres de millones de personas que han habitado Guatemala. Me refiero a la falla del Estado Benefactor/Mercantilista. Lo cruel del asunto es que esta falla SÍ la podemos corregir. A diferencia de las otras mencionadas que no dependen del hombre.

Falla el Estado Benefactor/Mercantilista por ignorar que la naturaleza del ser humano es teleológica, lo que significa que actúa a partir de fines propios y elige los medios que considera le permiten alcanzar sus objetivos. Fracasa, al igual que cualquier tipo de socialismo porque en lugar de basarse en cómo somos, pretenden sus ponentes de forma arrogante, haciéndose pasar por humildes, cambiar nuestra naturaleza que los incluye a ellos mismos. Se erigen en dioses creadores o en correctores de lo que alguien más pudo haber hecho. Que, por lo visto, no fue hecho a su antojo.

Por cierto, el Estado Benefactor/Mercantilista es de inspiración socialista. Es el resultado de las ideas de Eduard Berstein, los miembros de la sociedad fabiana y otros intelectuales que intentaron explicar el fracaso de Karl Marx, Friedrich Engels y los teóricos socialistas del siglo diecinueve. Fracaso que ignoró Vladimir Ilyich Ulyanov, Lenin. Es una ironía que parte de los antecedentes decimonónicos de la socialdemocracia de Berstein los encontremos en las reformas impulsadas por quien fuera su enemigo político y tocayo, el canciller alemán Otto (Eduard) von Bismark.

Total, descontando a los ingenuos que olvidan el aforismo que nos advierte que “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”, la mayoría de los entusiastas promotores de estas ideas falsas son una partida de oportunistas cuyo objetivo es llegar al ejercicio del poder. Y la manera más fácil de lograrlo es aprovechándose de la pobreza de la mayoría, el resentimiento de algunos y la ignorancia y pereza de otros, ofreciéndoles lo que nunca van a cumplir: sacarlos de la miseria. Al final, los únicos que se enriquecen son ellos y su círculo cercano. Al resto de individuos los empobrecen y convierten en mendigos.

Hoy tenemos la posibilidad de corregir la falla del Estado Benefactor/Mercantilista, la falla más dañina de todas. Esa posibilidad es ProReforma.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de marzo de 2010. La fotografía la bajé de la Internet. No encontré el nombre del autor.

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9.17.2009

Desgano


Nota: Este artículo fue publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 8 de diciembre de 2008. Como ya lo comenté, me estoy poniendo al día con mis lectores. Y sigo sorprendida de los extraños designios del azar, porque lo que publico hoy, lo podría haber escrito también hoy. La fotografía la tomó Alex Quezada en el aniversario de “Bohemio”, el 3 de abril de 2009.



Hoy, después de leer los diarios y visitar, como ya se me ha hecho costumbre, alguno que otro blog, decidí, a regañadientes, sentarme a escribir. En fin, es parte de mi día a día. ¿Por qué, en diciembre, el mes más maravilloso del año, dicen algunos, me encuentro con poco ánimo de escribir sobre la actualidad mundial, no se diga la nacional? Veamos…

Mientras los habitantes de Guatemala, y otros países, nos encontramos perdidos ante el aumento de la criminalidad en nuestras sociedades, caracterizado por pleitos entre narcos, robos y asesinatos en plena calle, secuestros indiscriminados, extorsiones al por mayor, jueces y policías corruptos… ¿Cuál es la solución inteligente del señor Presidente, Álvaro Colom? Hacer un pacto, firmar un acuerdo. Pregunto: ¿con quiénes? ¿Con los criminales? Una propuesta absurda, como tantas otras ocurrencias de los socialdemócratas, acompañada de la mentira descarada de que no hay fondos para seguridad. ¿Cuál cree Colom que es la razón primigenia por la cual tributamos?

Mientras se pierden empleos, otrora productivos, y disminuye el poco crecimiento económico ¿cómo se entretienen los diputados? Aprobando más préstamos, más impuestos y dándole el visto bueno a un Presupuesto de despilfarro estatal descabellado. Por supuesto, como ya es costumbre, utilizan de excusa a los ancianos, a los niños, a las mujeres… A los oprimidos… A los sujetos subalternos… A los hijos desprotegidos… Total, para Colom, es válido el robo a las minorías, si la mayoría lo aprueba democráticamente. Claro, al final sólo sale beneficiado el grupo minoritario de los serviles al gobernante.

A pesar de todo, mi visión optimista de estos momentos me hace pensar que somos testigos del final de la utopía del siglo veinte: el Estado Benefactor/Mercantilista. Por supuesto que este sistema no va a morir fácilmente. Son demasiados los intereses creados, los privilegios, los vicios y las existencias acomodadas de aquellos que han vivido de gorrones y no conocen otra forma de sobrevivir. Ya sea el gobernante de turno, el exquisito burócrata de algún organismo internacional, el líder del grupo de presión de moda o el empresaurio que ha hecho su fortuna gracias a los privilegios que le han otorgado sus amigos en el ejercicio del poder. O puede ser que ni siquiera sean amigos: sólo asociados con quienes han hecho buenos negocios, ya sea financiando sus campañas políticas o compartiendo solidariamente sus dineros mal habidos o ilegítimamente obtenidos.


Como cada vez me topo con más tonterías, en especial en los diarios, prefiero creer que escribo para quienes me van a leer dentro de 10, 100, 1000 años… Para los habitantes de un futuro relativamente cercano, o tal vez lejano, que tengan curiosidad por entender y aprender de los tiempos que nos tocó vivir. No sé, tal vez para esas fechas, los humanos hayan pasado por momento más difíciles que hagan ver insignificante la mentada, manoseada y tergiversada crisis actual.

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3.01.2009

Pon atención al ruido


Apaga la tele, prende la luz. Pon atención al ruido. El reloj podría anunciar las 4:19 de la mañana. Ya no des más vueltas en la cama. Levántate. Acepta la realidad. Apaga la tele, prende la luz. Pon atención al ruido, que algo importante te quiere advertir. ¿Será ese ruido nuestra voz interna que nos protege de algún peligro? Aprende, pon atención: diferencia el ruido de la interferencia. Busca la verdad: la autenticidad.

Hazte un café, aunque sea descafeinado. Acepta que te despertaste. Levántate y define lo que piensas. Lo que sientes. Trata de encontrar claridad en ese ruido que no te permite conciliar el sueño. Uno, dos, tres… veinte veces échate agua en la cara. Abre los ojos. Despierta y reflexiona. La vida es breve. Separa el ruido de tu esfera pública del ruido de tu esfera privada. Confía.

Una nueva era fue anunciada hace apenas unas semanas por el cada vez menos mencionado Obama. ¿Una nueva era de qué? ¿De la responsabilidad o de la insensatez? ¿Del cambio para bien o el retroceso en el progreso? ¿De vivir en la mentira? ¿La aceptación por parte de la mayoría de una fantasía que se convierte rápidamente en una pesadilla? ¿La era de los pocos que optamos por la realidad? Lo que sí puedo asegurar es que la era de la hipocresía terminó. O casi...

“La orden del quetzal para Fidel”, proclamó Álvaro Colom. Reverenda insensatez. Tremenda mancha para la ya desprestigiada insignia. Una más de tantas tonterías que han caracterizado al actual gobierno de la socialdemocracia chapina. Por cierto, repito por enésima vez: me alegro, entre tanto absurdo, que se encuentre otro socialista declarado (recuerden a Vinicio Cerezo y a Alfonso Portillo) al frente de un sistema intervencionista: el del Estado benefactor/mercantilista. Otra muestra de su fracaso.

Total, tanto los izquierdistas como los derechistas que han llegado al ejercicio del poder aspiran a lo mismo: dirigir la vida del resto. Más que servir, servirse de los otros para alcanzar sus fines propios. Ajenos a todo debate intelectual serio. Y no me refiero al ruido impostado y manipulado como el que suele haber entre algunos miembros de la vieja guardia y sus frívolos seguidores.

Sin embargo, ¿cuán relevante es en este instante lo anterior? ¿Las denuncias diarias de corrupción, violación, extorsión y abuso de poder? ¿La desfachatez de tanta gente oscura, mediocre, envidiosa, parasitaria… que pululan en nuestra esfera pública y en la privada? Al menos de la última mencionada, la más trascendente, podemos desterrarlas.

Pon atención al ruido que te advierte de la serpiente que, como una venenosa enfermedad y a pesar de las precauciones que crees tomar, se arrastra sigilosamente cerca de ti. Sonrisa falsa en rostro amargo. Pon atención al ruido. Utiliza tu razón y encuentra las respuestas que te permitan continuar en pos de tu fin último: la felicidad. Deja ir la ansiedad. Todo pasará. Busca las células madre de la vida. Ánimo amigo. Paz amiga.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 23 de enero de 2009. La fotografía la tomé el domingo 15 de febrero en la casa de Lex Cargo, por solicitud de MD

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1.03.2009

Rumbo al fracaso


Nota: este artículo fue publicado el lunes 21 de abril de 2008 en el diario guatemalteco "Siglo Veintiuno".



Obligada, no solidariamente, el gobierno socialdemócrata de Álvaro Colom se dirige a paso firme y seguro al fracaso. Somos jueces y testigos, más que lectores ajenos, de la crónica de un desastre anunciado. En el futuro sólo los necios, que siempre los hay, serán capaces de defender modelos bienintencionados, pero totalmente opuestos a la realidad del mundo y del humano como es, más allá de los discursos.

Al fin tenemos un gobierno que se reconoce afín a las reglas que nos han sido impuestas. Los anteriores, por más derechistas, capitalistas o girondinos que se sintieran, de igual manera, a la hora de llegar al poder no hicieron otra cosa más que intentar hacer funcionar el socialismo light. Por cierto, quienes me conocen, leen o escuchan por la radio, saben que los términos "derecha e izquierda", dentro del contexto de una discusión intelectual, me parecen de lo más superficial. Cualquier cosa cabe y convive, según las conveniencias e intereses particulares de los involucrados, dentro de los términos mencionados.

Colom y su equipo están gobernando bajo las reglas de un sistema político socialdemócrata: el Estado Benefactor/mercantilista. El cual, por más de seis décadas, ha probado que no sirve para mejorar la calidad de vida, en el largo plazo, de todos los habitantes de un país. Son Ignorantes quienes aún creen que la razón por la cual aún tanta gente vive en la pobreza, fueron las supuestas medidas neoliberales que tomaron algunos gobernantes. Falso. Estaríamos mucho peor si no hubiera sido por unas pocas decisiones acertadas que en un momento, y a pesar de ir en Contravía, se tomaron.

El tal neoliberalismo, es sólo un engendro producto de la mente de algún seudointelectual de "izquierda" que en su ánimo de impresionar, confundió conceptos básicos del liberalismo, para terminar describiendo aquello contra lo cual han peleado los liberales desde el siglo dieciocho: el mercantilismo: privilegios (leyes privadas) otorgados a unos pocos a costa del resto. Error que ha sido repetido hasta el cansancio por tantos, haciendo el papel de cajas de resonancia, quienes probablemente ni siquiera han leído un solo libro escrito por autores liberales. Aquellos que se regodean leyendo las manipuladas y mentirosas interpretaciones que hacen algunos del pensamiento político más importante que existe, si es que nuestro objetivo común es el progreso de todos.

Y mientras Colom continúa viajando, como ya es costumbre en su administración, y haciendo declaraciones fantasiosas como la que hizo recientemente en México sobre la reducción de la criminalidad en Guatemala, aseveración que sólo otros políticos pueden creer, ¿cómo podemos enfrentar esta locura en nuestro terruño? Haciendo el esfuerzo mental por aclararnos las ideas, fundamento de toda vida moral, como dijera Blaise Pascal. Las ideas tienen consecuencias, y hoy sufrimos los resultados de llevar a la práctica ideas equivocadas.

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6.02.2008

Cien años


“Pasaste a mi lado con gran indiferencia, tus ojos ni siguiera voltearon hacia mi. Te vi sin que me vieras, te hable sin que me oyeras, y toda mi amargura se ahogo dentro de mí. Me duele hasta la vida, saber que me olvidaste, pensar que ni desprecios merezca yo de ti. Y sin embargo sigues, unida a mi existencia, y si vivo cien años, cien años pienso en ti”.

Al llegar a los primeros cien días del gobierno de Álvaro Colom, recuerdo esta inmortal canción, interpretada originalmente por el célebre Pedro Infante, que en la década de los años 90 del siglo pasado, fue resucitada por Thalía, la conocida Timbiriche, hoy esposa del todopoderoso Tommy Mottola.

Total, pasarán más de cien, mil, un millón de días o años, que el Estado Benefactor/mercantilista y la socialdemocracia no van a facilitar el progreso, en el largo plazo, de todos los habitantes de Guatemala: el progreso de quienes están dispuestos a arriesgar, trabajar y producir, respetando la propiedad, libertad y vida de los demás. Lo que es peor, el Estado Benefactor/mercantilista obstaculiza el camino de aquellos dispuestos a invertir y transformar recursos en riqueza.

Hoy confirmamos lo que sabíamos muchos desde antes: que la propuesta de cambio en cien días de la UNE, no era más que una estrategia politiquera para enfrentar la campaña presidencial de la segunda vuelta electoral. Y fue el propio Colom quien confirmó lo que sospechaban algunos y otros simplemente se negaban a creer: que sólo era una estafa más.

Hecho confirmado con la presentación del fantasioso informe de los cien días, el cual reafirma la creencia de que en lugar de avanzar, hemos retrocedido. Sentir de tantos que observan como el crimen aumenta (sólo los secuestros se calcula que se triplicaron) y miran con asombro como regresan a la administración pública los pocos mafiosos que habían sido depurados en el gobierno anterior. Y qué decir de las negociaciones que ha cerrado el gobierno con personajes nefastos como Joviel Acevedo y sus cuarenta ladrones, escapados de la cueva bajo el mando de Enrique Torres, cuñado de Álvaro Colom, quien, para colmo de males, se declaró el Presidente de los pobres. ¿Y el resto no tenemos Presidente? ¿Será que debemos convocar a una nueva elección para decidir quién ocupa la vacante? ¿O acaso profetiza Colom que cuando termine su período todos vamos a ser pobres?

Aunque, el problema, como diría Arjona, no son sólo las mentiras de Álvaro Colom y sus seguidores, sino que tantos todavía las crean. Mentiras a las cuales, lamentablemente, nos han acostumbrado los políticos: populistas y demagogos en su mayoría. En fin, el meollo del asunto lo encontramos en la amargura que crece en el corazón de muchos en nuestro país, debida al declive en su calidad de vida y las perspectivas negativas del futuro cercano. Ojalá que después de más de 60 años con el mismo sistema fracasado, no necesitemos llegar a los cien para cambiarlo.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 28 de abril de 2008. La fotografía la tomé el sábado 19 de enero de 2008, en una visita a la casa de la familia de Warren Orbaugh.

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1.21.2008

¿Qué culpa tiene Dios?


¿Por qué tienen los políticos que dejar todo en manos de Dios? ¿Esperan que los ilumine, que los guíe, que los bendiga… que se haga responsable de sus errores? En fin, ¿cuál es esa manía de dejar a la voluntad de Dios lo que es tarea de los hombres? ¿Será una excusa más? Al final, probablemente ellos, al igual que muchos que los eligieron, siguen buscando un papá que asuma las obligaciones que como adultos tienen. O, en este caso, los deberes adquiridos como gobernantes de un pueblo.

Y, lo que es peor, pareciera que detrás de esta actitud se esconde el deseo de que alguien más (quién mejor que Dios) se haga cargo de sus equivocaciones y las consecuencias que los actos incorrectos que cometan les acarreen a ellos y los gobernados. “Fue culpa de Dios, no mía”. “Yo tenía la mejor de las intenciones”: la más común de las excusas tras los fracasos.

Dos de las más efectivas maneras de manipular al ser humano es apelar, precisamente, a dos conceptos místicos de gran relevancia en la esfera íntima del individuo: Dios y la abstracta Nación. Por supuesto, no debemos obviar la idea del Robin Hood cuyo objetivo primordial en la vida es robarle a los ricos para repartir el botín entre los pobres. Y de estos tres elementos escuchamos repetidamente durante el discurso de toma de posesión de Álvaro Colom. Aunque casi al final del mismo haya declarado tener un “profundo respeto por la propiedad privada”. Por cierto, la existencia de propiedad privada en nuestro “país mágico”, como describió a Guatemala su recién estrenado Presidente, es sólo una ilusión más. Pero explicar por qué será tema de un posterior artículo.

Cualquier sociedad (sin duda, un vocablo que prefiero por encima del desacreditado termino de Nación) que base su progreso en ilusiones, percepciones (la mayoría de las veces equivocadas) y simple doxa, sin base objetiva cimentada en la realidad, no pasará de pollo a Gavilán. Por más que los estrategas políticos de la UNE hayan considerado a esta ave rapaz, de unos tres decímetros de largo desde el pico a la extremidad de la cola, como el animal con el cual deseaban identificar al otrora candidato, hoy rey quiché, Colom. ¿Sabrán sus asesores, los geniales creadores del apodo, que la hembra de esta especie es un tercio mayor que el macho? ¿Conocerán el significado de rapaz? Según el Diccionario de la Real Academia Española, rapaz es un adjetivo que describe a un ser inclinado o dado al robo, hurto o rapiña.

En fin, sólo espero que no se necesite de un verdadero milagro para que la gente productiva y respetuosa que sueña con un supuesto segundo despertar a la primaveral democracia, se de cuenta que para que exista un cambio real en las condiciones de vida de todos es urgente cambiar el sistema socialdemócrata de Estado Benefactor/mercantilista, al cual llevamos más de 60 años dándole el beneficio de la duda. ¿Acaso no es ya hora de decir basta, el socialismo no funciona?

Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 21 de enero de 2008.


La fotografía la tomé el 14 de octubre de 2007, en la Iglesia Ortodoxa de Guatemala, situada a orillas del lago de Amatitlán.

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1.16.2008

La coronación


Hoy, lunes 14 de enero de 2008, asistimos los habitantes de Guatemala y el mundo (al menos, los interesados en el relevo de poder socialdemócrata en nuestro país) a un nuevo cambio de personas en el ejercicio del poder, sin cambios sustanciales esperados de ese cambio, una vez no cambien radicalmente las reglas del juego.

Nos presentaron como miembros del recién inaugurado gobierno socialdemócrata, una especie de receta reinventada del fiambre, con personajes de casi todos los colores, los sabores y, sobre todo, los olores imaginables. Varios de ellos cerca de encontrarse en estado de putrefacción: vividores del discurso de los derechos humanos, achichincles de los grupos de presión, parientes de los tatascanes del partido, leales clientes que compraron a muy buen precio, durante la campaña, su hueso… Total, ¿qué tiene lo anterior de extraño? Es un cuadro que se repite cada cuatro años. ¿Baja aún más la calidad de los ingredientes? En algunos casos tal vez sí, y en otros tal vez no. Lo sabremos en el transcurso del banquete y, en especial, por la condición en la cual nos deje su ingestión ininterrumpida durante cuatro años.

La fiesta de traslado de poder socialdemócrata nos va a costar a los tributarios la estratosférica suma de 14 millones de quetzales. La burocracia que dicen necesitar los gobernantes socialdemócratas nos costará más de 25 millones de quetzales extras al año. Al menos, para empezar. ¿Y así esperan recuperar la confianza de los ciudadanos? ¿De esa manera piensa darle el gobierno socialdemócrata al Estado un prestigio perdido a base de abusos, corrupción y privilegios otorgados a unos cuantos en perjuicio del resto? Sin duda, el estreno activo de los socialdemócratas aún nos depara muchas sorpresas.

Por cierto, ¿Álvaro Colom y sus seguidores serán socialdemócratas de pensamiento muy cercano al de Vinicio Cerezo y los demócratas cristianos que gobernaron de 1985 a 1990? ¿O de Alfonso Portillo, el otrora comunista, ahora vacacionista con gastos pagados por los aterrorizados tributarios, que gobernó de 2000 a 2004? En fin, todos adolecen de esa atracción por el socialismo, el colectivismo y la intervención estatal en las vidas de los gobernados.

Así es la vida en los tiempos presentes en la nación de la sempiterna coronación de reyes cada cuatro años. Expertos en privatizar las arcas públicas siempre con la excusa del bien común ¿Será común a los de su linaje y a los pajes del reino? Empieza otro ciclo de un gobierno de izquierda, al frente de un sistema socialista como lo es el Estado Benefactor, aliado natural del mercantilismo. ¿Qué harán para que ahora, en su enésima oportunidad de hacer realidad lo que llaman justicia social, mejore la vida de la gente, después de seis décadas de fracasos?

“Quien no aprende de lo errores del pasado, está condenado a repetirlos” afirmó acertadamente George Santayana. Pan pa’ el matate socialdemócrata.

Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de enero de 2008.

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1.07.2008

Cintura ágil


“Con frecuencia se me ocurre pensar si sería posible empezar otra vida en la que supiéramos exactamente lo que estamos haciendo… La vida vivida sería el borrador y la nueva una hoja en blanco… Pondríamos nuestros mayores afanes en no repetirnos nosotros mismos”. Palabras del teniente coronel Vershinin, puestas en su boca por Antón Chéjov en “Las tres hermanas”.

Ensayar la vida para corregir los errores en la función estelar. Repetir un día, sin las sombras que lo oscurecieron en su debut. Un sueño imposible de muchos, abrumados por el costo de sus errores. Y, a pesar de lo quimérico detrás del intento de cambiar lo pasado tomando decisiones distintas, un año novel, recién nacido, sin pasado propio, nos permite imaginar que es posible empezar de nuevo.

Recomenzar, con una cintura ágil para esquivar el fuego cruzado de un período político que promete una gran turbulencia y mayores decepciones con aires socialdemócratas, si acaso los próximos gobernantes intentan cumplir con la mayoría de lo prometido en campaña. Utopías que, repetidas cada cuatro años, sólo sirven de vehículo a unos cuantos para alcanzar la meta ansiada: el ejercicio del poder.

El oro, el incienso y la mirra para todos: el Estado distribuidor y repartidor. El Rey Mago del pueblo. Sabio de oriente que desdeña las lecciones de occidente. Pero, ¿quiénes los van a extraer, quiénes los van a producir, quiénes los van a transformar de un simple recurso a riqueza? ¿Con qué capital? ¿Quiénes se animarán a correr incontables riesgos con pocos beneficios? ¿Negociarán prebendas y privilegios con los poderosos, o sea, aquellos que ostentan el poder, entendido como el uso legal de la fuerza de unos sobre otros? ¿Cuántos podrán tocar la puerta del Presidente, o su consorte, en busca de una ley específica que los beneficie? Y el resto, casi el todo, ¿qué?

Entre lecturas “On the road” y el paso de las “Letras Libres”, a la espera de un avión que me regrese a mi terruño de tintes primaverales y azotado por vientos del norte, medito sobre este ciclo iniciado de 366 soles, con sus respectivas lunas, que llega en un momento inflexivo, más que reflexivo, de mi vida. Observo, perdida en una de esas salas poco usadas que encontramos en los aeropuertos, a aquellos que, al igual que yo, pretenden ignorar el tiempo de encierro ineludible a todo pasajero que se encuentra en tránsito.

En fin, ¿no es la vida un limitado proceso que comienza cuando nacemos y termina con nuestra muerte? ¿Tendrán razón quienes piensan que es un simple tránsito, un trasbordo de un avión a otro con destino desconocido? Total, más allá de la incertidumbre y las preguntas que acumulo en el transcurso, sé que lo real, con lo único que cuento, es con un eterno hoy. ¿Buscamos reinventarnos en el presente? Yo, al menos, no. Sólo aprender de las experiencias pasadas, haciendo uso de una ágil cintura que me libre de caer en las tentaciones de ayer.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de enero de 2008.



La fotografía la tomé en el aeropuerto del Distrito Federal de México, el miércoles 2 de enero de 2008.

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