Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

11.27.2017

Desigualdad: pobreza y corrupción



Tanto la pobreza como la corrupción, junto con otros muchos males, son consecuencia de la desigualdad. Pero no de la desigualdad económica como algunos repiten irresponsablemente desde tiempos de Karl Marx. La pobreza y la corrupción son consecuencias de la desigualdad ante la ley, cuando ésta pierde su razón de ser y se convierte en un medio para otorgar privilegios a unos a costa de los otros.

Sé que reconocer lo anterior es ir en contra de la idea predominante en el mainstream intelectual, que apoya esa desigualdad ante la ley para buscar la igualdad en las condiciones de vida de la gente. Sin embargo, yo elijo ser políticamente incorrecta, porque lo que me interesa es estar en lo correcto: que los juicios que emita sean verdaderos, o sea, que coincidan con los hechos de la realidad. Total, si nos vamos a dejar guiar por las opiniones de los demás, ¿qué sentido tiene tener opiniones propias?

Quienes hoy sufren los estragos de la miseria, irónicamente, están sufriendo más “por las buenas personas que quieren preocuparse por los negocios de otros hombres que por las malas personas que están dispuestas a dejar que todos se preocupen por sus propios asuntos individuales”, como declaró Clarence Darrow, en su discurso de 1908 a los miembros de la Liga de la Libertad Personal. Hecho que podemos corroborar con sólo ver los resultados trágicos que el intervencionismo en búsqueda de la igualdad económica ha provocado.

El origen de la pobreza NO es la desigualdad per se. La desigualdad es propia de nuestra naturaleza. No existen dos personas idénticas. Todo ser humano es único e irrepetible: un fin en sí mismo. Respetarnos implica reconocer que cada quién es libre de elegir su proyecto de vida y, además, es responsable de realizarlo. Y es en esa diversidad de individuos y de elecciones en donde encontramos el origen del progreso de nuestra especie. Lamentablemente, quienes pretenden acabar con tal desigualdad, que entre otras cosas se refleja en la consecuente diferencia en ingresos, promueven medidas estatistas que obstaculizan la creación de riqueza que permite la mejora en la calidad de vida de todos. En fin, de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.

Y la ironía de lo anterior es que con esas medidas que invocan la intervención del omnipotente, Estado, terminan favoreciendo a los gobernantes otorgándoles poderes casi ilimitados. Poder que utilizan para favorecer a amigos o extorsionar a la gente productiva y creadora de riqueza. El origen de la corrupción NO es el financiamiento a los políticos como pretenden algunos que creamos. El origen de la corrupción es ese PODER que gozan dentro del Estado Benefactor/Mercantilista aquellos que llegan a su ejercicio.

“El hombre verdaderamente educado es ese individuo raro que puede separar la realidad de la ilusión”. Eduquémonos y ayudemos a otros en ese proceso. Demos la batalla de las ideas, previamente aclarando las propias, para que cambiemos efectivamente lo que debemos cambiar, si es que nuestro objetivo es superar la pobreza, acabar con la corrupción y progresar.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 27 de noviembre de 2017.

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3.01.2010

Falla


Según el Director del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), Eddy Sánchez, de las siete fallas que atraviesan nuestro país la llamada Chixoy-Polochic fue la que ocasionó los fuertes temblores que conmocionaron a muchos el pasado martes 23 de febrero de 2010. Sin duda los hizo recordar el reciente terremoto de Haití en el cual, según su Presidente René Préval, murieron alrededor de 300 mil personas. Y a más de uno lo remontó al 4 de febrero de 1976, fecha en la que vivimos el último terremoto del siglo veinte.

Sin embargo, considero que los expertos mencionados, y tantos más, no han tomado en cuenta una falla, la más lamentable y dañina de todas: la falla que es responsable de las vidas miserables y mediocres de millones de personas que han habitado Guatemala. Me refiero a la falla del Estado Benefactor/Mercantilista. Lo cruel del asunto es que esta falla SÍ la podemos corregir. A diferencia de las otras mencionadas que no dependen del hombre.

Falla el Estado Benefactor/Mercantilista por ignorar que la naturaleza del ser humano es teleológica, lo que significa que actúa a partir de fines propios y elige los medios que considera le permiten alcanzar sus objetivos. Fracasa, al igual que cualquier tipo de socialismo porque en lugar de basarse en cómo somos, pretenden sus ponentes de forma arrogante, haciéndose pasar por humildes, cambiar nuestra naturaleza que los incluye a ellos mismos. Se erigen en dioses creadores o en correctores de lo que alguien más pudo haber hecho. Que, por lo visto, no fue hecho a su antojo.

Por cierto, el Estado Benefactor/Mercantilista es de inspiración socialista. Es el resultado de las ideas de Eduard Berstein, los miembros de la sociedad fabiana y otros intelectuales que intentaron explicar el fracaso de Karl Marx, Friedrich Engels y los teóricos socialistas del siglo diecinueve. Fracaso que ignoró Vladimir Ilyich Ulyanov, Lenin. Es una ironía que parte de los antecedentes decimonónicos de la socialdemocracia de Berstein los encontremos en las reformas impulsadas por quien fuera su enemigo político y tocayo, el canciller alemán Otto (Eduard) von Bismark.

Total, descontando a los ingenuos que olvidan el aforismo que nos advierte que “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”, la mayoría de los entusiastas promotores de estas ideas falsas son una partida de oportunistas cuyo objetivo es llegar al ejercicio del poder. Y la manera más fácil de lograrlo es aprovechándose de la pobreza de la mayoría, el resentimiento de algunos y la ignorancia y pereza de otros, ofreciéndoles lo que nunca van a cumplir: sacarlos de la miseria. Al final, los únicos que se enriquecen son ellos y su círculo cercano. Al resto de individuos los empobrecen y convierten en mendigos.

Hoy tenemos la posibilidad de corregir la falla del Estado Benefactor/Mercantilista, la falla más dañina de todas. Esa posibilidad es ProReforma.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 1 de marzo de 2010. La fotografía la bajé de la Internet. No encontré el nombre del autor.

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