Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

6.25.2018

Los inmigrantes, la nueva droga

La imagen la baje de Time.com La edición es mi responsabilidad.


Los gobernantes de EE.UU. buscan desesperadamente las nuevas drogas a prohibir, al ver cómo avanza la descriminalización de la producción, la distribución y el consumo de las sustancias que hoy están prohibidas, gracias a las elecciones de los ciudadanos y la legislación de los Estados obligados por los primeros a eliminar esas restricciones a su libertad. Prohibiciones que esperan con ansiedad aquellos que felices van a suplir su demanda en el mercado estadounidense.

En los años veinte del siglo pasado, la droga prohibida fue el alcohol. Y es en esa prohibición donde se encuentra el origen de las fortunas de muchos gringos que ahora mantienen sus ingresos con la prohibición de la mariguana, la cocaína, la heroína…, asociados con narcos mexicanos, guatemaltecos, colombianos…. Pero como estas prohibiciones están en vías de extinción, ya encontraron en las personas que sueñan con vivir en Estados Unidos un nuevo medio para mantener el crecimiento de sus haciendas. Gente que está dispuesta a pagar lo que pidan y pasar por cualquier cantidad de peligros, violaciones y abusos, con tal de llegar a su destino final. Así de terrible es la alternativa que tienen: quedarse en su tierra. Y entre más difícil sea el proceso de inmigración, más alto será el precio que tendrán que pagar y mayor la ganancia de quienes los van a ayudar.

Si hay individuos que libremente deciden consumir las sustancias prohibidas por el gobierno de EE.UU., no es responsabilidad de los gobernantes de ese país ni de ningún otro país reducirlo y, menos, evitarlo. Con sus buenas intenciones lo único que logran es agravar el problema. Lo mismo sucede con el caso de los inmigrantes. No importa cuán difícil sea llegar a EE.UU. y cuánto les cobren los coyotes, seguirán emigrando, porque el motivo que los lleva a tomar esa decisión se encuentra en los países en los cuales nacieron.

¿Cómo terminar con la crisis migratoria? Terminando con la crisis económica que la provocó. ¿Cómo terminar con la crisis económica? Eliminando todos los obstáculos a la creación de riqueza. ¿Cómo terminar con los obstáculos a la creación de riqueza? Eliminando toda la legislación arbitraria, discrecional y violatoria de los derechos individuales. ¿Cómo acabar con la legislación positivista y antojadiza? Reduciendo el ejercicio del poder. ¿Cómo reducir el ejercicio del poder? Cambiando el sistema de incentivos perversos vigente.

¿Cómo cambiar el sistema de incentivos perversos vigente? Reconociendo que el estatismo y el intervencionismo promovido por el sistema benefactor/mercantilista es contrario a la naturaleza del gobierno. ¿Cómo reconocerlo? Aclarándonos las ideas. ¿Cómo nos aclaramos las ideas? Cuestionando nuestros prejuicios, desechando nuestras creencias falsas y emitiendo juicios verdaderos, o sea, basados en hechos. Persuadiendo a la mayoría indiferente de que la realidad política, independientemente de que elijan ignorarla, los afecta a ellos y a sus seres queridos. Convenciéndolos de que es en esa actitud indiferente donde van a encontrar la raíz de sus problemas y de las condiciones en las que viven: los motivos por los que deciden emigrar.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 25 de junio de 2018.

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7.20.2015

Los corruptos a la cárcel



Me alegro cada vez que me entero de que un corrupto es acusado y enviado a la cárcel, no importa quién sea y qué cargo ocupa o haya ocupado. Me alegro porque es lo correcto. Espero que mi alegría sea sostenible en el largo plazo cuando se emita una condenada definitiva que incluya primordialmente la compensación justa a las víctimas del corrupto: nosotros los tributarios de Guatemala. Por supuesto, espero que lo anterior se dé después de cumplido con el debido proceso y debidamente probada la culpabilidad del acusado. Me alegra que algunos de los miles que han pasado por el gobierno, tanto el actual como los anteriores, paguen las consecuencias de sus acciones.

Pero esa alegría no nubla mi razón ni mi entendimiento. Ni voy a endiosar a Iván Velásquez ni me voy a enajenar ante los shows mediáticos que han montado para anunciar con bombos y platillos lo que todos sabemos desde tiempo atrás: que el aparato burocrático estatal está podrido hasta sus mismas entrañas. Celebro que finalmente (al menos eso parece) hacen algo positivo los señores de la CICIG y los fiscales del Ministerio Público y que haya alguna evidencia que podría servir de referencia para condenar a muchos más de los que han sido acusados formalmente; incluido el todavía Presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina. Que vayan tras los meros jefes, no solo persigan a los gatos y los mandos medios.

No obstante mi alegría, no falseo la realidad: el súbito despertar de Velásquez y su gente se debió a la amenaza de que no les iban a prorrogar el mandato. También reconozco que después de que lograron la prorroga continúan destapando cloacas por la presión ciudadana y la injerencia del gobierno de EE. UU. en nuestro país con el objetivo de llevarse ¿a Washington? ¿a Nueva York?, sin mayor problema, a Roxana Baldetti para juzgarla como mínimo por lavado de dinero. ¿Qué pasará cuando logren su objetivo? Sin duda, seguirán interviniendo de una u otra manera. Es parte del modus vivendi de la burocracia gringa. Pero ¿es eso lo que queremos para nosotros y nuestros seres queridos en el largo plazo?

Pienso que llegó el momento en el cual los mandantes de este país asumamos el control de nuestro Estado: los que hemos elegido Guatemala como nuestro hogar independientemente de si nacimos aquí o no, nosotros los tributarios que con nuestros impuestos mantenemos a aquellos que hasta hoy se han dedicado principalmente a violar nuestros derechos individuales y vivir de manera parasitaria exprimiendo a quienes nos esforzamos mental y físicamente para producir y crear riqueza, asumamos el poder que legítimamente nos corresponde y hagamos al sistema político vigente los cambios radicales que necesitamos para vivir en una sociedad pacífica basada en el respeto de los unos a los otros y la igualdad de todos ante la Ley.

Hace unos años aprendí que uno debe elegir con cuidado sus batallas para alcanzar sus objetivos. Para lograr el cambio que nos permita prosperar yo ya elegí la mía: la batalla de las ideas. ¿Y usted?



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 20 de julio de 2015.

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6.22.2015

Calenturas de la guerra fría



Es lamentable que ciertos grupos de presión continúen enfrascados en una guerra del siglo pasado, sin darse cuenta del daño que se hacen, y nos hacen al resto, en este punto de inflexión en nuestra historia nacional. Están más obsesionados en qué están haciendo los otros que en buscar soluciones racionales y objetivas que nos permitan cambiar lo que debemos de cambiar si es que queremos tener la oportunidad de progresar y convivir en paz en Guatemala.
                                                                                                                 
Pierden su tiempo en difundir teorías de la conspiración que lo único que logran es confundir y desmotivar a muchos de los ciudadanos que despertaron y salieron a defender sus derechos, después de que hasta hace pocas semanas habían permanecido ajenos al deterioro constante de las condiciones de vida de la mayoría y al fracaso de nuestro sistema político vigente. Con su contradictoria actitud debilitan la moral de varios de los que han salido a manifestar su descontento, manifestaciones con las que hemos logrado, entre otras cosas, la renuncia de la corrupta de Roxana Baldetti a la vicepresidencia de nuestro país.

Con lo anterior no quiero decir que no haya oportunistas y saqueadores que crean que en este momento tienen la posibilidad de convertirse en Presidentes o Jefes de Estado sin ni siquiera pasar por el proceso de elecciones. Pero del querer al poder hay un gran trecho, el que es improbable que logren superar: sus ambiciones, además de ilegales, son irreales. Es tal el temor que los domina y los ciega que prefieren apoyar al inmoral de Otto Pérez Molina para que termine su mandato y se refugie en el Parlacen, antes de trabajar por lo justo: presionar a Todd Robinson (y por tanto a Iván Velásquez) para que el gobierno de EE. UU. deje de proteger a Pérez Molina. Es lo correcto y lo necesario para que de alguna manera se calme la tensa situación en la cual vivimos hoy y al menos se normalicen los servicios básicos que presta la ineficiente burocracia estatal.

Como he enfatizado en muchas ocasiones, el caos reinante en el cual vivimos, los corruptos que llegan al ejercicio del poder y la creciente emigración son el resultado del sistema político de incentivos perversos que prevalece desde hace décadas. Mientras no cambiemos de raíz ese sistema estatista, colectivista e intervencionista, injusto e inmoral, la situación va a continuar empeorando. Por tanto, impulsar las reformas que nos permitan solucionar el problema desde su origen, debe de ser la principal preocupación de todos aquellos que elegimos a Guatemala para construir nuestro hogar.

Por eso es trascendental concentrarnos en el proceso de aclararnos las ideas para tomar las decisiones correctas que nos permitan cambiar radicalmente el sistema político actual. No debemos permitir, bajo ningún punto de vista, que los mismos de siempre, con las recetas de siempre, se hagan cargo de las reformas, ni que los corruptos se sigan saliendo con la suya. Esa debe ser nuestra principal preocupación y ocupación, y no las calenturas de unos pocos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 22 de junio de 2015.

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5.04.2015

CICIG: Sea quién sea



Esas fueron las palabras más relevantes del Presidente, Otto Pérez Molina, en el mensaje a la nación que dio el lunes 27 de abril, a las cuales agregaría de lo dicho lo siguiente: “Porque es indignante y vergonzoso para todos... actos en contra de la población… he recibido su mensaje de forma clara y contundente… me llena de indignación lo ocurrido… quiero ser enfático en esto: SEA QUIÉN SEA, debe enfrentar todo el peso de la Ley… cero tolerancia a los abusos de autoridad…”. En fin, señor Presidente, ¿la cero tolerancia es sólo contra la SAT y Juan Carlos Monzón? ¿De verdad entendió su merced de que el mensaje principal es para que USTED y la Vicepresidente Roxana Baldetti paguen las consecuencias de SUS acciones? ¿La advertencia a sea quién sea lo incluye a usted y a Baldetti?

Repito las preguntas que plantee la semana pasada porque me llama la atención la reacción de unos cuantos a las mismas: ¿qué piensan aquellos que abogan por la CICIG de que el comisionado de esta organización salga en los anuncios del gobierno apoyando a Pérez Molina? ¿Van a exigirle a Iván Velásquez que dé a conocer la información que tiene de los delitos del Presidente y la Vicepresidente? Después de leer algunas de las respuestas que me han dado, he decidido agregar la siguiente pregunta: ¿van a seguir intentando justificar lo injustificable: el consentimiento de la CICIG y el comisionado con que se les incluya en la propaganda que pretende lavarles la cara a Pérez Molina y a Baldetti?



En lo que respecta específicamente al mensaje de nuestro mandatario, pregunto: ¿El SECRETARIO PRIVADO DE QUIÉN, señor Presidente? ¿Por qué está tan seguro de que puede confiar plenamente en la CICIG? ¿Por qué esa confianza en quienes se supone deben contarle las costillas? ¿A cuál debido proceso y a qué institucionalidad se refiere, si ambos son inexistentes en nuestro país? ¿Pretende rediseñar la SAT? ¿Para qué, si el problema no es la recaudación ni la evasión fiscal? A estas alturas del partido es conocido casi por todos que el problema es la corrupción que durante su gobierno alcanzó niveles inimaginables. Esa corrupción que es propia del sistema de incentivos perversos, estatista e intervencionista, que prevalece desde hace décadas por estos lares. Un sistema que atrae a los peores representantes de nuestra sociedad, siendo ustedes un buen ejemplo de lo anterior.

Hoy, la mayor presión para que la CICIG y el MP presenten pruebas CONTUNDENTES en contra de quienes ya fueron acusados y los que hacen falta, encabezando este listado Pérez Molina y Baldetti, deben ejercerla quienes han defendido al mencionado ente supraestatal a capa y espada… si es que son honestos y dignos. Por supuesto, quienes no caímos en la trampa mediática también vamos a ejercer presión para que se llegue hasta las últimas consecuencias, con o sin la venia de La Embajada. Sólo haciendo verdadera JUSTICIA, vamos a construir esa institucionalidad a la cual hace referencia Pérez Molina, sus protectores y sus acólitos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 4 de mayo de 2015.

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9.03.2012

Guatemala, guarida de delincuentes




A Francisco Dall’Anese, como a todo buen burócrata internacional, casi siempre le llegan tarde las noticias. Hace algunos días, en referencia a la próxima extradición del exPresidente Alfonso Portillo a EE. UU., declaró que “el país [Guatemala] podría convertirse en guarida para los delincuentes internacionales” sino se lograba que Portillo fuera entregado pronto al gobierno del país mencionado primero. ¡Qué cosa! Si nuestra tierra es desde tiempo atrás guarida no solo de delincuentes, sino de criminales de la peor calaña. Y sin discriminación: los hay nacionales e internacionales.

Muchos de estos delincuentes se encuentran refugiados en la CICIG, un ente más de la Organización de las Naciones Unidas que en lugar de ayudarnos a cambiar para bien de todos el sistema de justicia, ha enseñado a los fiscales locales a abusar del poder e intimidar a la gente para alcanzar sus objetivos; los cuales, la mayoría de las veces, poco tienen que ver con atrapar a los criminales. Les interesa emitir una condena, más que hacer justicia. No buscan a quién la debe, sino a quién la paga.

No obstante, el principal refugio de delincuentes y criminales no son las oficinas de burócratas internacionales, pagados con los impuestos de los habitantes cuyos países pertenecen a su círculo de explotados. La principal guarida de los peores criminales es el gobierno.

Al menos por el momento, parece que de Portillo sí nos vamos a librar por un tiempo, sobre todo después de la decisión de la Corte de Constitucionalidad de negarle al citado el amparo que solicitó para evitar su extradición a EE. UU. Eso a pesar de la labor del magistrado Mauro Chacón para salvarlo de rendir cuentas a los gringos. Ojalá también se pueda recuperar algo de todo lo que nos robó a los tributarios de Guatemala.

Basta una simple mirada a los cambios en la calidad de vida de quienes llegan al ejercicio del poder (Portillo por ejemplo), para comprobar la veracidad de mí juicio sobre el gobierno. De pichirilo destartalado que se queda tirado por todos lados, pasan a viajar en autos blindados de 50 mil dólares en adelante, acompañados del colero pagado por nosotros. De casa a medio construir en una zona popular, pasan a mansión con vista a la ciudad y chalet en alguna playa cool. De shucos los sábados a cena de miles de quetzales en algún restaurante fusion en las partes de la zona viva que todavía son vivibles.

Y así puedo listar sin acabar los cambios notables en la vida de los gobernantes, en la de sus familiares y en la de sus amigos que consiguieron un contrato con el Estado, o un puesto de tercera categoría con acceso a las arcas públicas, o un cargo que les da el poder de extorsionar al empresario que, para que su negocio sobreviva, no le queda más que pagar la mordida. Hoy solo cambian los ladrones que llegan a gobernar. Y una vez no cambiemos las bases que soportan nuestro sistema político, el cambio seguirá siendo para empeorar.


El presente artículo fue publicado el lunes 3 de septiembre de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé de Internet.

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