Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

5.09.2011

El apellido


El acompañante inseparable de nuestro nombre propio: el nombre de la familia a la cual pertenecemos. Lo heredamos de nuestros ancestros y lo legamos a nuestros descendientes. Algunos de ellos nos hacen sentirnos honrados y orgullosos de portar el mismo apellido. Otros, quisiéramos que fueran parientes de cualquiera menos de nosotros. Pero, en fin, es un hecho innegable que no escogemos a aquellos con los que nos unen lazos de sangre. Eso sí, tenemos la dicha de elegir a nuestras amistades, quienes en la mayoría de los casos llegan a ser más cercanos a nosotros que aquellos con quienes no tenemos relación, ninguna relación, más allá del apellido. Personas con quienes no compartimos valores.

La anterior reflexión la hago para dejar de una vez en claro y por escrito que, fuera de compartir uno de mis apellidos con el anunciado candidato vicepresidencial de la UNE, Roberto Díaz-Durán Quezada, no tengo ningún otro vínculo. Además de que descendemos de ramas diferentes (yo de la rama de Joaquín Díaz-Durán y Durán y él de la rama de José Carlos Díaz-Durán y Durán) también somos frutos distintos. Aunque pienso que pertenecer a ramas diferentes no nos hace frutos diferentes. Nos diferencian nuestras elecciones.

Para enfatizar el punto, a continuación comparto con ustedes una conversación que sostuve con un amigo virtual en mi muro en Facebook:

“– RO: Marta Yolanda, hola. Te quería preguntar si ya hablaste del vice de Sandra. ¿Es tu pariente? – MY: No he hablado del tema. Sí, es tío lejano mío ya que su papá era primo en segundo grado consanguíneo de mi abuelo. No lo he hecho porque no considero relevante hablar de él solo porque compartimos apellidos. Pienso que son obvias las diferencias en nuestras escalas de valores. – RO: Sí, pero me imagino que no seré el único con la duda. ¡Qué mal por él!

MY: Qué mal que haya quienes piensen que tengo que opinar de otros solo porque compartimos apellidos. Y lo digo sin ánimo de generar una polémica. Pienso que tenemos que aprender que cada individuo es responsable de sus acciones. Y que las decisiones de tus amigos o familiares son de ellos. Solo las tuyas son las que, si lo deseas, vas a divulgar y comentar [además de asumir las consecuencias de éstas]. Eso sí, si llega a ocupar un cargo público y violenta los derechos de los habitantes de Guatemala, pueden tener la seguridad que seré de las más críticas y combativas. [Lo afirmo] con toda la seguridad de que sé quién yo soy”.

Yo, que no necesito ocupar un puesto público por ningún motivo. Yo, que no ambiciono llegar al ejercicio del poder. Yo, cuyo mayor anhelo es seguir siendo quien es, cada vez mejor. Repito: compartir apellido no implica compartir valores. Yo, Marta Yolanda Díaz-Durán Alvarado, sé quien soy y vivo a partir de mi propia escala de valores: la que yo he elegido. Soy coherente y busco ser íntegra. Solo soy responsable de mis actos y asumo las consecuencias de los mismos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 9 de mayo de 2011. La imagen es “del abuelo de mi abuelo, Coronel Joaquín Díaz-Durán y Durán, hijo de José María y Ana Josefa. Fue cónsul de Guatemala en San Francisco durante el gobierno de Reyna Barrios y estuvo auto-exilado en Nueva York durante el de Justo Rufino Barrios. Este retrato a carbón fue hecho en Nueva York” tal y como escribe mi hermano Constantino en Facebook.

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12.20.2010

A la carrera


El viernes 17 de diciembre, un día antes del cumpleaños de Constantino (mi hermano, no el emperador bizantino fallecido hace casi diecisiete siglos) me levanté a las 5:47 de la mañana para escribir el artículo que quería que ustedes leyeran hoy, lunes 20 de diciembre de 2010. Sin embargo, descubrí que, a pesar de mi inclinación rebelde, para algunas cosas soy metódica: estoy acostumbrada a cumplir con ciertos ritos que me cuesta abandonar de un día para otro. En este caso, no es la hora de levantarme la que varió, sino la actividad que pretendía llevar a cabo.

Así que, después de un par de horas divagando frente al computador, medio escribiendo a regañadientes y pasando más tiempo navegando en las redes sociales virtuales que frecuento (Twitter y Facebook), no había logrado avanzar más de tres líneas en un escrito de largo aliento con el cual quiero iniciar una discusión intelectual (para pensadores honestos cuyo objetivo es separar lo falso de lo verdadero y aclararse las ideas) sobre dos sistemas de gobierno opuestos: la Democracia y la República. Un intento fallido que queda pendiente para una próxima entrega.

Lo único que puedo adelantar es que yo me decanto por la República, no la Democracia. Considero al sistema demócrata como el vehículo ideal para que lleguen al poder oportunistas y vividores, dictadores en el peor de los casos, que confirman la opinión de Frédéric Bastiat de que “el Estado es la gran ficción a través de la cual todo el mundo se esfuerza por vivir a expensas de todo el mundo”. Objetivo insostenible en el largo plazo, tal y como lo evidencia la historia.

A las ocho de la mañana, salí corriendo a arreglarme para irme a la carrera al desayunivivio que organizaron mis compañeros en Libertópolis. Total, es esta una época ideal para disfrutar en compañía de aquellas personas a quien uno valora. Y yo me encuentro entre los muchos que, más allá de una aparente actitud de Grinch, disfrutamos como infantes de las tradiciones propias de fin de año.

¡Cómo me divertí compartiendo con todos ellos! Ellos, a quienes quisiera nombrar uno por uno para agradecerles todo el apoyo, paciencia y comprensión que nos brindan día a día para poder cumplir a cabalidad con las expectativas que de nosotros tienen nuestros amigos invisibles que, de lunes a viernes, nos acompañan al mediodía en “Todo a Pulmón”. A quienes, por cierto, también quiero agradecer esa compañía que nos hace más fácil el camino. No sólo la ruta de “encontrar respuestas a las preguntas que nos hacemos”, sino en el proceso mismo de la vida. Me siento halagada.

Al terminar, pasadas las diez, salí a la carrera de nuestros Estudios ubicados en las torres gemelas de Guanjatan, en donde comimos, celebramos, e intercambiamos regalos. Luego, ya en mi asteroide, regresé al lugar en el que inicié este día mis actividades (frente al computador) para desearles a ustedes, apreciados lectores, aunque sea a la carrera, bendiciones por siempre.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 17 de diciembre de 2010. La fotografía del Porsche Carrera la bajé de Internet.

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1.14.2009

Obama Blues


Nota: este artículo fue publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 10 de noviembre de 2008. La fotografía la tomé en Nueva York el 19 de mayo de 2008, para la graduación en blue de mi hermano en Columbia University.



El reciente triunfo electoral de Barack Obama, candidato del partido Demócrata para la Presidencia de Estados Unidos, dejó a muchos en toda América (el continente) feeling the blues. Más personas de lo que algunos cantantes, actores de Hollywood y periodistas (más adictos a la farándula que a la búsqueda de la verdad: misión básica de nuestro oficio) hubieran querido.

Es interesante que entre quienes celebraron la victoria de Obama, cantando sin tristeza, se encuentran, believe it or not, varios libertarios. Recuerdo que en mayo pasado, mientras disfrutaba de un lox en una de mis ciudades preferidas, Nueva York (común predilección mía), conversaba con el respetado intelectual liberal, cosmopolita como pocos, Tom Palmer, que me explicaba, entre otras cosas, por qué en estos momentos consideraba un mal menor la llegada al ejercicio del poder de Obama que de John McCain. Mi sorpresa ante su comentario, quedó satisfecha después de escucharlo.

Palmer, como otros liberales clásicos estadounidenses, considera vital para los habitantes de su país, recuperar las libertades civiles que perdieron durante el gobierno de George W. Bush. Pérdida que apenas comenzó con esa lamentable aberración, violatoria de los derechos individuales elementales, mal llamada PATRIOT Act.

Por supuesto que ni Palmer ni ningún otro de los libertarios que preferían a Obama se engañan respecto a los años difíciles que se les vienen encima en el área económica. Consideran que Obama, como tantos expertos en Guatemala, debería de aceptar el consejo que da Fito Paez en “Al lado del camino”: declararse incompetente en todas las materias de mercado.

Creo que el mayor riesgo de esta apuesta electoral es cómo va a quedar configurada durante este período la Corte Suprema de Justicia: guardiana de la Constitución signada en 1787, y de los derechos que ésta reconoce y protege para aquellos que se rigen por su sistema que todavía mantiene rasgos republicanos. Y no me refiero al partido político, sino a los principios que hicieron de esta otrora miserable nación de inmigrantes, hoy denostados, un ejemplo a seguir.

En fin, si se encuentra con que the tables are empty, the dance floor's deserted. You play the same love song - it's the 10th time you've heard it. That's the beginning, just one of the clues… You've had your first lesson in learnin' the blues. Tome nota: de toda derrota se aprende algo. Espero que así lo entiendan los miembros del partido perdedor.

Termino mi artículo de hoy de una manera similar al anterior, agradeciendo así a Paco Barahona, apreciable lector de mi columna, quien pudo atisbar en mi escrito titulado “En tanto que…” algo de poesía:

“Cielos de Puro Blues”

Ya llegaron...
El frío propio de fin de año...
Los vientos que se llevan
Parte de nuestras inquietudes.
Y a mi parecer
Uno de los fenómenos más bellos de nuestro terruño:
Un cielo celeste, de puro blues:Luminoso e inspirador.

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