Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

8.19.2013

Chaleco arcoíris



Ni solo color esperanza ni solo color naranja. Imagínense a todos los motociclistas con un chaleco que llevara los siete colores del arcoíris: desde el rojo hasta el violeta, pasando por el naranja, el amarillo, el verde, el azul y el añil. Una bella imagen, permanente, que nos haría recordar diariamente ese hermoso fenómeno óptico y meteorológico producido por los rayos del Sol cuando atraviesan pequeñas gotas de agua contenidas en la atmósfera terrestre, cuyo resultado visible es un espectro de frecuencias de luz continuo en el cielo. Nos haría suspirar a muchos… menos a los pobres individuos que tendrán que portarlo. Eso sí, no habría discriminación: todos los colores de los partidos estarían representados.

De todas formas hoy deben de portar un fúnebre chaleco negro impuesto por Álvaro Colom, y que por disposición del Presidente del Ejecutivo, Otto Pérez Molina y el Ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, deberán reemplazar casi ipso facto por uno color naranja. Aquel que para el 16 de septiembre no haya cambiado al color que identifica al Partido Patriota deberá atenerse a las consecuencias por semejante desfachatez.

Por supuesto que la excusa que dan es que el otrora conocido como anaranjado simboliza la seguridad… sí, principalmente la seguridad INDUSTRIAL. ¿Qué tiene que ver con el abuso de uniformar a todos aquellos que circulan en una motocicleta? Por cierto, quienes se han tragado el cuento de los gobernantes olvidan que el uniforme naranja también lo portan los presos. ¿Cuál de todos los significados del naranja vamos a considerar correcto? Quedará a discreción de cada uno decidirlo. A lo mejor a alguien le entretiene hacer un estudio semiótico sobre el naranja y lo que este color simboliza para la mayoría de los guatemaltecos.

Pero, al final, lo más importante a discutir no es el color del chaleco, sino la obligación de portarlo. ¿En qué contribuye a que haya más seguridad? ¿Qué sucede si un ladrón roba el chaleco de un motorista? ¿Qué pasará con aquellos que asaltan a pie a los conductores de los vehículos parados (motoristas incluidos) por el tránsito cada día más pesado? ¿También deberemos portar al caminar por las calles un chaleco que nos identifique? ¿Qué número debiera ser visible (que no legible) en nuestro chaleco de caminantes? ¿El del DPI? ¿Y si tengo problemas para sacar la nueva identificación en el RENAP? Si llevo una gorra en la cabeza, ¿debe ser visible mi número de identificación? Absurdo. Un cambio de color en el chaleco de los motoristas no nos brinda seguridad. Es una decisión prejuiciosa que viola derechos individuales y clasifica a los motoristas como delincuentes.

Al menos con el Acuerdo Gubernativo 289-2013 eliminaron la prohibición de que circule más de una persona en una motocicleta. Pero si hubieran querido enmendar el error del gobierno anterior, simplemente debieron derogar el acuerdo de Colom, no emitir uno nuevo. Otra decisión de Otto Pérez Molina y su gente que nace muerta. Fracasada.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 19 de agosto de 2013. El collage lo elaboré con imágenes que bajé de la Internet.

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4.28.2009

Motocidio


¿O cómo nombrar, llamar, al más reciente disparate del Presidente Álvaro Colom? ¿Criminalizar un acto humano que no violenta los derechos de otros? Me refiero a la decisión libre, voluntaria, de una persona de llevar un pasajero en su vehículo. Sea este un carro, una moto o una bicicleta, da igual. ¿Cuál es el crimen? ¿Existe algún delito? Sólo otro derechocidio más a la lista de crímenes solidarios del sin gobierno del mencionado Colom.

Por supuesto, como demagogos mediocres que son, tanto los gobernantes como sus asesores en todos las áreas de acción política, desde los responsables de diseñar las estrategias de seguridad hasta los encargados de la comunicación social (qué pleonasmo innecesario), pretenden de nuevo vernos las caras de idiotas al resto de los habitantes de Gotimala, haciéndonos creer que el sacrificio de algunos miserables, a su parecer, nos va a beneficiar a todos porque de esa manera los sicarios ya no van a poder cumplir con sus compromisos, van a decidir guardar sus herramientas de trabajo (cualquier objeto que se pueda utilizar como un arma para terminar con la existencia de otro, no sólo pistolas, ametralladoras y cuchillos) y se van a dedicar a curas, pastores y redentores de almas. Qué tontería.

Y quiero resaltar el punto de la inmolación de otros, de los demás, de las pobres, ¡pero bien pobres! ovejas en el altar de sacrificios, no de los burócratas que tuvieron semejante ocurrencia. Personajes que son transportados a cuerpo de rey y reinas, en vehículos comprados con el dinero de los siempre sacrificados, los tributarios, y personal a su servicio pagado también por aquellos que van como mansas reses a depositar todos los meses a la SAT los impuestos que sirven para satisfacer cualquier calentura de los poderosos (por definición: quienes ejercen el poder), y no reciben nada a cambio más que insultos y más transgresiones descaradas a sus derechos elementales, primigenios.

Tristemente, todavía muchas personas, desesperadas y angustiadas ante una situación cada vez más conflictiva y peligrosa, deciden cerrar los ojos a la flagrante violación de los derechos individuales de todos (los de ellos incluidos) y pensar que un absurdo, como lo es convertir en un delito penado con multas altísimas el soberano derecho de todo individuo a decidir cómo utilizar su propiedad, les va a brindar alguna tranquilidad.

Al menos, según los sondeos, ya son una minoría los creyentes de estas medidas, lo que nos indica que de alguna manera más personas, poco a poco, van despertando de la pesadilla positivista de que todo se arregla con más legislación alejada de toda razón. ¿Será esta una señal de que sí podemos cambiar el sistema de incentivos perverso actual, padre de la impunidad e irresponsabilidad que corrompe nuestra sociedad, por un sistema de incentivos correcto? Al fin, recuerde que la raíz, la génesis de toda guerra, es la falta de respeto a los derechos individuales.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 20 de abril de 2009. La fotografía la tomé recientemente desde mi vehículo con mi celular. Una imagen que muestra que las leyes violatorias de los derechos individuales, que criminalizan acciones que no dañan a otros, son incumplibles. En esta imagen se muestran dos de un sólo: el pasajero de la moto que va fumando.

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