Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

2.12.2018

Pacto de tramposos

Caricatura de Fo, publicada en Prensa Libre el 8 de febrero de 2018.


El nuevo pacto colectivo que firmó Jafeth Cabrera, como presidente en funciones, con Joviel Acevedo puede llamarse justamente pacto de tramposos por varias razones. Primero, puedo mencionar las descaradas declaraciones del mismo Acevedo donde reconoce que es un tramposo, al cual define el Diccionario de la Lengua Española (DLE) como un “petardista”, que es sinónimo de estafador.

Según Prensa Libre del 8 de febrero de 2018, el líder sindical mencionado dijo que prefiere ser un tramposo y no corrupto, lo que, por cierto, muestra su ignorancia porque un tramposo ES un corrupto. Más aún, según el diario citado, Acevedo agregó que le agrada ser lo que es ahorita: ser un tramposo por no pagar y no ser un corrupto como algunos medios dijeron. ¡Qué cosa! Como dice el refrán, el pez por su boca muere.

Segundo, ¡qué decir del cuestionado presidente en funciones! A quien desde el período previo a las elecciones se le acusó de haber cometido actos de corrupción en su paso por la Universidad de San Carlos. Otro tramposo, como lo es Acevedo. Y ambos se pusieron de acuerdo, con la venia de Jimmy Morales y quién sabe quién más, para estafar a los tributarios por medio de un inmerecido aumento salarial a los mal llamados maestros a quienes representa Joviel Acevedo.

Por supuesto, sobra decir que también son víctimas de estos tramposos los niños que no sólo no reciben una educación que les permita desarrollarse exitosamente, sino que, en el peor de los casos, son programados para convertirse en unos desalmados y aprovechados al igual que sus docentes. Como bien lo explica Alberto Benegas Lynch (h): “los sistemas educativos controlados políticamente, tarde o temprano inculcan doctrinas vinculadas a la supremacía del estado”. Una vez esa doctrina ha sido aceptada, se constituye en una tarea sobrehumana intentar frenar la influencia decisiva que ejerce el poder político en la vida de los ciudadanos, los cuales terminan convertidos en miserables esclavos con el cerebro lavado.

Para colmo de males, hasta el ministro de Finanzas reconoció que no hay dinero para pagarle al extorsionista de Joviel Acevedo y sus huestes. Sin embargo, dice Joviel que eso no le preocupa, lo que me provoca preguntar ¿por qué Joviel Acevedo asegura que cuenta con el apoyo del Congreso para asignar los fondos del nuevo pacto de tramposos que acordó con el Ejecutivo? ¿Es este pacto parte de la negociación que se hizo para la segunda elección de Junta Directiva del Legislativo?

En fin, como escribí en mi artículo titulado “El árbol de la corrupción”, de poco sirve podar las hojas del tal árbol, si este no se arranca de  raíz. De poco sirve cuántos terminan presos, si no se acaba con el origen de la corrupción. Al final, todos terminamos presos de la corrupción, incluidos aquellos que al ignorar la realidad creen que lo malo que en ésta encuentran va a desaparecer. Si queremos acabar con el abuso del poder y todas sus consecuencias, incluida la corrupción, debemos cambiar el sistema de incentivos perversos.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 12 de febrero de 2018.

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9.19.2016

Por qué triunfa la mentira política



Las críticas al gobierno actual, precedido en el Organismo Ejecutivo por Jimmy Morales, aumentan de manera exponencial. Por supuesto, los motivos para la mayoría de las críticas sobran, comenzando por el hecho de que la corrupción ha continuado campante y sonante en la presente administración a pesar de la cantaleta de que no eran ni corruptos ni ladrones. Hecho que no me sorprende, a diferencia de la reacción de algunos antes las acusaciones a Morales y su gente. ¿Es que acaso esperaban algo diferente? Al final, como varios hemos repetido en incontables ocasiones (y seguiremos repitiendo sin cansarnos), el origen de nuestra crisis política se encuentra en el sistema de incentivos perversos que prevalece, más que en quién llega a ocupar el cargo de Presidente.

Sin embargo, lamentablemente la mayoría de la gente sigue cayendo redondita a los pies de los políticos mentirosos que les ofrecen el paraíso en la Tierra si votan por ellos. ¿Por qué? Hay un principio en el hipnotismo según el cual nadie puede ser hipnotizado contra su voluntad. Para que alguien sea hipnotizado, debe estar dispuesto a serlo y a cooperar en el proceso. Algo similar sucede con aquellos que quieren tragarse las mentiras de los politiqueros, los cuales necesitan de ciudadanos sumisos para ser exitosos. Ciudadanos sumisos que sucumban ante los encantos de la propaganda política y no estén interesados en conocer y aceptar la realidad. Gente dispuesta a ser parte del guion.

La propaganda se define generalmente como la difusión de información sesgada, sobre todo en apoyo de una causa política o ideológica. Según el filósofo Jacques Ellul, en su libro titulado “Propaganda: La formación de actitudes en los hombres” (1965), las características básicas de la propaganda son: frustra el diálogo, está dirigida a las masas, utiliza diversos medios de comunicación, es continua y no es su intención hacer pensar. Todo lo contrario.

Hoy, producto de la educación estatizada reproductora de seres serviles intelectualmente perezosos, la mayoría prefiere seguir instrucciones de las supuestas autoridades antes de mirarse en el espejo y atreverse a cuestionar las creencias que desde muy temprana edad les fueron inculcadas. Creencias que en gran parte están basadas en premisas falsas que generan las contradicciones que llevan a muchos a renunciar a su vida o a entregarla al Estado.

El origen del problema no es Jimmy Morales, ni su hermano, ni su hijo, ni cualquiera que forme parte de su gobierno. El origen del problema es la gente que quiere creer en las mentiras de los políticos y de todos aquellos que viven parasitariamente del abstracto Estado: los líderes de los grupos de presión y los burócratas de las organizaciones internacionales y supranacionales. El origen del problema está en quienes eligen falsear la realidad en lugar de enfrentarla y asumir sus responsabilidades para consigo mismos y sus seres queridos y no respetan los derechos del resto de miembros de la sociedad.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 19 de septiembre de 2016.

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5.19.2014

Maternalismo



El maternalismo es una tendencia tan mala como el paternalismo: son, al final, la misma cosa, la única diferencia es el sexo de quien lo encarna. Esta afirmación la hago dentro del contexto político, sin embargo, sus orígenes los encontramos en los primeros años de vida del niño, en su desarrollo como adolescente, en una enferma dependencia de sus padres y en el castrante sistema educativo actual. Luego, cuando esa criatura se convierte en adulto busca en los políticos a la madre o al padre que vele por él o ella y por sus necesidades. O sus deseos. O sus caprichos.

Ante el fracaso de papá Estado en complacer a los adultos incapaces de asumir sus responsabilidades personales, estos niños/adultos han volteado su rostro a la solícita mamá Estado, a quien consideran más susceptible de ser afectada por sus berrinches. No solo en Latinoamérica: en muchos lados más.

El inicio de esta tendencia, contemporáneamente, lo encontramos en la mítica figura retocada de Eva Perón en Argentina quien, sin haber ejercido directamente el poder, logró posicionarse en el imaginario de la mayoría como una mujer preocupada por la suerte de los más pobres, a pesar de que murió en 1952 con tan solo 33 años. Por cierto, su edad al fallecer, la misma que se supone tenía Jesús al morir, ha favorecido a sus biógrafos y a su elevación al altar de los santos, beneficiando a quienes han lucrado de esta ficción por décadas.

Entre los ejemplos más próximos puedo mencionar a Violeta Chamorro en Nicaragua, a Mireya Moscoso en Panamá, a Michelle Bachelet en Chile y a Dilma Rousseff en Brasil, las cuales han logrado ser electas Presidentes de sus respectivos países. También las hay que, sin llegar a ser gobernantes, han logrado controlar los destinos de sus naciones. Entre ellas se encuentran Sandra Torres en Guatemala y  Rosario Murillo en Nicaragua, ambas esposas de Presidentes y ambas interesadas en ocupar ese puesto. Un caso especial es la actual Vicepresidente de Guatemala, Roxana Baldetti, quien recientemente se proclamó madre postiza de los guatemaltecos.

Más allá de las burlas que provocó en las redes sociales el comentario de Baldetti, lo que nos debe preocupar es que todavía hay muchos que anhelan que alguien se haga cargo de ellos cuando cumplen la mayoría de edad, hecho que explotan hasta el cansancio los politiqueros corruptos y mentirosos que quieren llegar al ejercicio del poder. El principal problema para quienes aceptamos nuestras obligaciones y nos esforzamos por mejorar nuestra calidad de vida en base a nuestro esfuerzo propio, es el infantilismo de tantos ingenuos capaces de apoyar una injusticia: que le quiten a unos lo que es de ellos para dárselo a otros, con la ilusoria y eterna espera de que esos otros sean ellos mismos. Todo con tal de creer, infructuosamente, que alguien más va a velar por su bienestar. Aquellos que optan por ser parásitos en lugar de hombres y mujeres creadores de riqueza y progreso.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 19 de mayo de 2014. La imagen la bajé de la Internet.

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4.07.2014

El origen de la corrupción



El origen de la corrupción es el poder, por eso debe ser limitado. Y ese poder lo adquieren los gobernantes gracias a la venia de los ciudadanos que decidieron otorgárselo más allá del necesario para que cumplan con sus obligaciones primordiales: dar seguridad y velar porque haya justicia. Sí, aquellos que esperan que alguien más les resuelva la vida y les satisfaga las necesidades, que votan por quienes les ofrecen más supuestos beneficios sin importar lo absurdo e incumplible de sus promesas, lo que están haciendo es entregándoles un cheque en blanco a los peores representantes de nuestra sociedad. Porque es a estos, a los peores, a quienes va a atraer el sistema de incentivos perversos que propone el Estado Benefactor/Mercantilista. Populista. Colectivista. Socialista. Y que, lamentablemente, prevalece en gran parte del planeta.

En el largo plazo, los servicios públicos a cargo de los gobernantes en nombre del abstracto Estado, SIEMPRE van a ser ineficientes, malos y carísimos. La educación y la salud incluidas. La educación estatal con el agravante de que en lugar de enseñarles a los niños a pensar por cuenta propia, lo que logra es transformar a la mayoría en futuros siervos: autómatas programados para reverenciar al Estado como dador de todas las cosas. Un sistema que promueve la envidia al hombre creador de riqueza y rechaza el progreso de nuestra especie, presentando como un fin noble la violación de los derechos de unos para satisfacer los intereses de otros.

Por cierto, aquellos que se preocupan por cómo se van a educar los más pobres olvidan (o tal vez ellos mismos lo desconocen) que en los tiempos actuales por medio de la internet y la información a la cual podemos acceder por esta, hemos regresado a los tiempos de los autodidactas geniales, donde quien quiere aprender, quien busca la verdad, quien desea conocer, lo puede hacer mucho mejor por sí mismo, a lo sumo con ayuda de un facilitador, y de una manera considerablemente más económica.

En fin, si ya está harto de enterarse de tanto desmadre de los gobernantes, sus familiares y sus amigos; si ya no soporta más pagar impuestos para no recibir nada más que desprecios, amenazas e insultos; si le indigna enterarse cómo los pícaros fácilmente se libran de ir a la cárcel, tal es el caso reciente de Arnoldo Medrano y Elzer Palencia, que se ríen en la cara de quienes pagamos su buena vida (la de ellos y la de la mayoría de quienes llegan al ejercicio del poder); si la cólera le corroe las entrañas al ver que cada día trabaja más y tiene menos, mientras que los líderes de los grupos de presión pasan su vida viviendo a costillas suyas; si ya no quiere ser más el cochinito de la fiesta que alimenta a los parásitos que parecen multiplicarse… deje de esperar que el Estado se haga cargo de sus necesidades y deje de pedir cosas a los gobernantes. Únase al grupo que trabajamos para limitar el poder del cual hoy gozan los más viles personajes de nuestro país.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de abril de 2014.

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12.09.2013

Sociopatecos



Después de las noticias de la semana pasada, me pregunto si alguno de nuestros ocurrentes diputados propondrá cambiar el nombre de nuestro país: en lugar de la República de Guatemala, podrían proponer que nuestra nación lleve el nombre de Democracia de Sociopamala. Entonces, nuestro gentilicio pasaría a ser el título de este escrito, de acuerdo con el análisis presentado por los sicólogos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).

Aunque pienso que las conclusiones del INACIF (30 por ciento de la población podrían ser sociópatas) son un poco exageradas, fuera de contexto y obvian datos importantes para determinar el universo real sobre el cual deben basarse. ¿Será un sesgo de los evaluadores, tal y como lo explica Daniel Kahneman en su libro “Pensar rápido, pensar despacio”? No obstante, creo que el porcentaje de sociópatas y psicópatas en Guatemala podría ser más alto que en una sociedad más cercana a un Estado de Derecho donde se respetan la vida, la libertad y la propiedad de las personas. Países en los cuales hay más probabilidades de que los antisociales (delincuentes y criminales) paguen las consecuencias de sus acciones.

Parte de la descripción que hacen de un sociópata me recuerda a los politiqueros: “El sociópata es capaz de  actuar en forma jovial y encantadora, ser buen adulador y manipular las emociones de otras personas, pero a su vez quebranta la ley constantemente, descuida su propia seguridad y la de los demás, tiene problemas con el consumo de drogas, así como de mentir, robar y pelear con frecuencia…Una de las características es que no sienten culpa o remordimiento por lo que hacen; a menudo son enojados y arrogantes”. Sin duda, nuestro sistema político actual (Estado Benefactor/Mercantilista, estatista, cercano al socialismo puro y alejado del capitalismo verdadero), atrae a los peores representantes de la sociedad.

La semana pasada también nos enteramos de que el 91.8 por ciento de los graduados de este año reprobaron la prueba de matemáticas, y que el 73.7 por ciento no entiende lo que lee: perdieron la prueba de compresión de lectura. ¿Y luego hay quienes se molestan porque afirmo que el objetivo de la educación a cargo de los gobernantes (en nombre del abstracto Estado) es programar a los niños y los jóvenes de hoy en futuros siervos no deliberantes? ¿Será esta la explicación de por qué es difícil encontrar gente pensante, con ideas claras e intelectualmente honestas?

Por supuesto no olvido el deshonroso reconocimiento que hizo Transparency International a nuestro país como uno de los más corruptos del mundo. Y no es solo percepción: lamentablemente es una realidad. Sin embargo, quiero defender a todas las personas responsables, respetuosas y honradas que aquí vivimos y que no merecemos formar parte de ese deleznable grupo. Tampoco incluyo en esa banda a quienes son extorsionados por los funcionarios públicos. Los corruptos son los gobernantes que abusan del poder y aquellos que hacen negocios con ellos, no nosotros.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 9 de diciembre de 2013.

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