Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

12.10.2012

El debate sin desarrollo




Casi siempre, el debate público en Guatemala termina siendo una discusión sin desarrollar (DRAE: 3. tr. Explicar una teoría y llevarla hasta sus últimas consecuencias.) y sin integridad (DRAE: íntegro: 2. adj. Dicho de una persona: Recta, proba, intachable.), menos integral (DRAE: 1. adj. Global, total.). Así como no hay desarrollo (DRAE: 3. m. Econ. Evolución progresiva de una economía hacia mejores niveles de vida.) para los habitantes de nuestro país con las leyes (legislación) que han aprobado y pretenden aprobar, tampoco el debate sobre las leyes y las condiciones que necesita todo ser humano y una sociedad entera para progresar se desarrollan en Guatemala.

La descontextualización (sacar de contexto), la confusión conceptual (comenzando porque no  se definen los conceptos) y los intereses multimillonarios que dependen del sistema de privilegios que impera en nuestro país, son los principales problemas por los cuales es prácticamente imposible ponerse de acuerdo con aquellos cuyos objetivos dependen del uso arbitrario del poder. Además de la deshonestidad intelectual de muchos articulistas a quienes la verdad [DRAE: 7. f. realidad (‖ existencia real de algo)] les importa poco, sino nada. Lo único que les interesa es llamar la atención y que se les dé la razón, aunque no la tengan, para alimentar su frágil ego.

Uno de los mejores ejemplos de lo anterior es la discusión de la iniciativa 4084, mal llamada ley del sistema nacional de desarrollo rural integral. Las falaces generalizaciones en el supuesto debate, los ataques ad hominen, la falta de evidencia de lo aseverado y la ignorancia del contenido de la propuesta por parte de algunos de los defensores de la misma son obvios. ¡Hasta el número de iniciativa han confundido! Una legislación que solo favorece a los dirigentes de los grupos que la apoyan y a la burocracia estatal que se va a crear, violenta la igualdad de todos ante la ley y fortalece la dependencia de la gente del abstracto Estado (representado por el gobernante de turno), por mencionar algunos puntos, debería ser rechazada por todo aquel que se ha preocupado por conocer sus fundamentos.

El objetivo del debate público no debe ser ceder o negociar para complacer a grupos de presión. Debe ser encontrar el camino correcto para que haya de verdad progreso para TODOS aquellos que están dispuestos a asumir sus responsabilidades. Y que los vividores y su estrategia de provocar lástima y manipular a otros sea denunciada y rechazada. Y, a los bienintencionados, les recuerdo que es mejor no hacer nada si lo que se va hacer empeora la situación, como es el caso de la mencionada propuesta legislativa.

Termino con la siguiente idea de Ayn Rand, la cual comparto: "Cuando estoy en desacuerdo con un hombre racional, dejo que la realidad sea nuestro árbitro final; si yo tengo razón, él aprenderá; si estoy equivocado, yo aprenderé; uno de nosotros ganará, pero ambos nos beneficiaremos".


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 10 de diciembre de 2012. La imagen la bajé del blog de Nico Colau.

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4.30.2007

Vírgenes del pensamiento


Hoy deposito mi fe en hombres y mujeres que tienen cerca de 20 años. Creo que con ellos se puede sostener un diálogo enriquecedor. Un debate intelectual serio, honesto, que plantee preguntas cuyas respuestas nos permitan vivir en paz y armonía. Que nos permitan ser felices. O, al menos, buscar la felicidad.

Algunos miembros de la generación de mis padres, quienes tienen alrededor de 60 años, son unos frustrados que pretenden endosar sus fracasos a los jóvenes fingiéndose eternos rebeldes en contra de los que están en contra y en contra de los que están a favor. Solos en su reducto privilegiado de burgueses resentidos. Observando desde su falaz superioridad de discursos pretenciosos y vacíos, repletos más de adjetivos que de ideas coherentes. Arengas engañosas que intentan ocultar su complejo de inferioridad. Peroratas que a pocos convencen. Eso sí, a muchos aburren. Hace un par de años todavía les daba el beneficio de la duda. Ahora considero que la mayoría de sus comentarios son pura doxa, como diría Platón. Pura pose. Lástima de vidas.

Muchos de quienes rascan la media centuria se dedican a tergiversar la historia, pretendiendo convertir en héroes del celuloide y las letras a los guerrilleros: simples terroristas y criminales: los principales responsables de las muertes de tantos ajenos a la lucha por el poder entre ellos y las fuerzas de seguridad del Estado. La guerra civil del siglo pasado que inició antes de que la mayoría de habitantes de Guatemala hubiéramos nacido. Entonces, ¿por qué ahora debemos pagar nosotros los errores de otros?

En fin, unos cuantos de mis coetáneos despilfarran su tiempo escuchando arrobados a los amargados y alabando a los de la historia cruzada. Cual hijos de la llorona: perdidos en el discurso que otorga cualidades humanas a sectores abstractos. Palabras, palabras, palabras, citando a Shakespeare en boca de Hamlet. El Estado, el pueblo, la masa… Ficciones que encubren lo indudablemente existente, el individuo: noción vital a rescatar.

Por eso, salvar el debate conceptual, racional (que deja a un lado las emociones y pasiones) y motivar el diálogo franco que busca soluciones acordes con la realidad, son más posibles de alcanzar con quienes apenas despiertan a la adultez.

Ya les inculcaron algunos prejuicios, pero éstos aún no echan raíces. Así que, al menos yo, deposito mi esperanza en estos jóvenes, varios todavía adolescentes, quienes van a participar de un paradigma distinto al predominante en el siglo veinte.

No creo llegar a ver el final del enfrentamiento milenario entre la visión colectiva y la individual, entre lo abstracto y lo concreto, entre la ficción y la realidad. Pero sí espero ver cómo se ganan muchas batallas en beneficio de todos. Un todos que incluye a aquellos opuestos a la libre elección de las personas de qué hacer con sus vidas, sin la intervención ni el control de unos pocos sobre el destino de los otros.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 30 de abril de 2007.

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