Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.14.2016

Gianca, el hacedor de sueños



Se fue Gianca, pero nos dejó un legado de sueños hechos realidad. Gianca, que hizo suyos los anhelos de libertad de muchos que lo admiramos por su tenacidad en mostrar que los deseos de progreso y de bienestar general son posibles. Gianca, que trabajó afanosamente hasta su último aliento consciente. Gianca, conocido en el mundo de las redes y las comunicaciones virtuales como GIS, las iniciales de su nombre: Giancarlo Ibárgüen Segovia.

En mi artículo publicado el 12 de agosto de 2013, titulado “¿Quién es Juan Galtón?”, describí al heroico y admirable caballero que fue Gianca, un hombre capaz de inspirarnos a muchos más de los que él pudo llegar a imaginar, siendo él la viva prueba de lo que alguna vez expresó: “¿Cómo acertar? Aférrense siempre a la Libertad y todo lo demás se les dará por añadidura. No capitulen, tengan fe en lo que han aprendido y en lo que les falta por aprender. Tengan fe en el hombre, aunque lo vean tambalearse, aunque lo vean caer, aunque lo vean fallar. ¡Tengan fe en el hombre!”. Ese hombre creador a quien Gianca encarnaba. Un ser virtuoso que dejó un inmenso legado que será recordado y agradecido por aquellos que nos hemos beneficiado de una de sus más importantes virtudes: la productividad.

Algunos de sus logros ya han sido reconocidos por otros a los que me quiero sumar: además de rector del año 2003 al 2013 y fiduciario de la Universidad Francisco Marroquín (UFM),  Gianca fue chairman y fundador de The Antigua Forum, fue presidente del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES) y de la Association of Private Enterprise Education (APEE), fue secretario de la Mont Pelerin Society y directivo del Liberty Fund de la Philadelphia Society. Gianca es el artífice de la liberalización de las telecomunicaciones y de las divisas en Guatemala, entre muchas cosas más.

Gianca fue una persona bondadosa, benevolente, que no sólo perseguía sus sueños, sino ayudaba a otros a alcanzar los de ellos. Entre estos últimos me cuento yo y un grupo de amigos que soñamos con emprender una azarosa y peligrosa aventura que hoy es conocida como Libertópolis. Dos amigos fundamentales tuvimos en el momento crucial, los cuales nos permitieron hacer realidad nuestro sueño. Uno de ellos fue Manuel Ayau Cordón. El otro Gianca. Gracias, ¡infinitas gracias a ambos! Maestros insustituibles y congruentes: confirmaban sus palabras con sus acciones y apoyaban a quienes compartían sus valores.

Gianca, es y será siempre, en mi mente y en mis recuerdos, un hombre excepcional y un gran amigo. Fue un honor conocerlo y combatir a su lado en la interminable batalla por la libertad. Quiero terminar con otra idea vital de Gianca, una de tantas que ojalá circule viralmente e inspire a muchos más sin límite de tiempo: “Que nadie les robe la pasión por lo que hacen, ni mucho menos por la vida misma. Caminen siempre con dignidad y con la frente en alto, sabiendo que viven una vida coherente con sus principios y sus valores morales.  Que nadie les impida construir un mundo mejor”.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de marzo de 2016.

Etiquetas: , , , , , ,

11.28.2011

Lo común en Muso



Era invitar a sus lectores a usar el llamado sentido común, que no es otra cosa que usar su razón a la hora de pensar y tomar las decisiones correctas para alcanzar una determinada meta: el progreso y la paz. No falsear la realidad ni dejarse engañar por utopías que prometen el cielo en la Tierra, fantasías que terminan convirtiendo nuestras vidas en un infierno. Suelen decir que el sentido común es el menos común de los sentidos. Pero no es cierto: todos podemos razonar. El problema es que no todos quieren hacerlo.

Lamentablemente, muchos renuncian a la característica que nos diferencia del resto de seres que pueblan el planeta. Desde los tiempos de Aristóteles fuimos definidos como el “animal racional”. Ahora, la primera y más importante decisión que hacemos es la de usar nuestra mencionada facultad, que ha sido denostada por siglos, para aclararnos las ideas: separar nuestras premisas falsas de las verdaderas, para actuar a partir de juicios válidos. Lo anterior hizo Muso a lo largo de su productiva existencia. Le dejo a él evidenciar lo anterior en lo que respecta al ejercicio del periodismo de opinión:

“Los siervos nunca han progresado. Solamente los hombres libres lo hacen… Para nuestros protectores nunca seremos adultos. Nunca tendremos buen juicio para velar por nuestros más íntimos y urgentes asuntos. Siempre seremos inmaduros, excepto para votar por ellos. Siempre necesitaremos su protecciónlas personas… deben ser dueñas de sí mismas, asumir sus costos y disfrutar de sus beneficios, y no sujetar su futuro a quienes pretenden ser sus amos; individuos, después de todo, también falibles e imperfectos”. En “Siervos o ciudadanos”, Prensa Libre, 16 de noviembre de 1997.

“… la cooperación enriquecedora y la seguridad jurídica exigen igualdad ante la ley, justicia predecible, mutua consideración, eficiencia en la asignación de recursos y mayor compasión por los menesterosos, que desaparece precisamente cuando el Gobierno anuncia que se encargará de ellos.” En “Si viviéramos en un mundo racional”, Prensa Libre, 30 de abril de 2000. “La discrecionalidad es la madre de la corrupción. Podemos observar en todos los países del mundo…que en el grado en que existe discrecionalidad, en ese mismo grado la corrupción se generaliza con el tiempo”. En “Erradicar la corrupción”, Prensa Libre, 1 de abril de 2002.

Celebro con mucha alegría la publicación del libro “Sentido Común”, el cual recopila varias de las columnas periodísticas de Manuel F. Ayau Cordón, escritas y publicadas durante los últimos cincuenta años. Medio siglo de conocimiento compartido por Muso, que hoy podemos tener al alcance de nuestras manos en una obra de consulta vital para aquellos que queremos vivir en condiciones diferentes. Vivir en esa sociedad que el autor soñó. Una sociedad de personas responsables que se esfuerzan por alcanzar sus fines propios. Una sociedad de personas libres de buscar su felicidad.


El presente artículo fue publicado el lunes 28 de noviembre de 2011 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen la bajé del blog de HACER.

Etiquetas: , , , , , ,

8.10.2010

Otro, Muso


Sí, Muso: otro escrito para celebrar su vida y reconocer su legado. Un breve homenaje de esta estudiante permanente que, como muchos, fue su alumna de la vida, no de las aulas. Lamento que, cuando llegó mi tiempo de estudiar en la U, ya usted se había retirado de la cátedra formal. Aunque me atrevo a afirmar que nunca dejó de enseñar: lo continuó haciendo por medio de sus columnas periodísticas, sus libros y su existencia misma. Más aun, hasta con su muerte dejó, al menos en mí, una enseñanza invaluable: la de vivir intensa y coherentemente hasta nuestro último suspiro. Ese deseo de vivir que le hizo vencer en repetidas ocasiones su reto final. Entiendo que después de tan grandes batallas, haya quedado exhausto. Entiendo su necesidad de descansar.

Por supuesto, a pesar del ánimo esperanzador que me embarga hoy, la energía que me llena de optimismo y mi compromiso indiscutible de seguir siendo parte de la trascendental guerra de las ideas cuyo objetivo es el cambio para bien de nuestra sociedad, no falseo la realidad. El pasado miércoles 4 de agosto me dejé llevar por mi sentir que en ese momento me demandó escribir lo siguiente: “Hoy mi corazón late tristemente. Muy, muy triste. Quisiera no llorar, sin embargo, decidí dejar mis lágrimas correr en Libertad para honrar a quien honor merece. Muso, lo voy a extrañar ¡mucho! Gracias por todo”. La Libertad, el más preciado valor de todo individuo que se respeta y respeta a los otros. Esa Libertad por la cual usted arriesgó en repetidas ocasiones su vida y que lo enfrentó a tantas mentiras y calumnias en su contra.

Leo su discurso inaugural de mi querida Alma Máter, la Universidad Francisco Marroquín, y admiro el reconocimiento público que hizo a una verdad indiscutible: “Es bien sabido que normalmente ninguno desea engañarse a sí mismo; y por esa razón trata de analizar lo que piensa con miras a evitar, hasta donde sea posible, el influjo de prejuicios, pues se da cuenta que los prejuicios conducen al error y que con medios equivocados no se logran las finalidades deseadas”. Cierto al 15 de enero de 1972, como cierto lo fue antes de esa fecha y como cierto lo es hoy, viernes 6 de agosto de 2010. Y como cierto lo seguirá siendo mañana. Como usted Muso, confío en la honestidad intelectual de la mayoría que hará posible la revolución pacífica y su consiguiente evolución que tanto necesitamos.

¿Otro Muso? ¡Imposible! Al fin, cada uno de nosotros es único e irrepetible. Y hay quienes, como usted, que no aparecen muy seguido en la historia. Usted, Doctor Manuel Ayau Cordón, pertenece al selecto grupo de los “más únicos e irrepetibles”. Salude de mi parte a Aristóteles, a Tomás de Aquino, a Ludwig Von Mises y, claro, a Ayn Rand, entre otros que podría listar. Si acaso existe la eternidad, imagino que largas serán las charlas que compartirán. Yo espero me queden muchas décadas de vida para ganar, al menos, mi sitio como oyente de esas discusiones. Hasta siempre, mi admirado Muso.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 9 de agosto de 2010. La foto fue tomada el 11 de febrero de 2009, en los Estudios de Libertópolis, en una de tantas entrevista en las que compartí con el Dr. Manuel F. Ayau Cordón.

Etiquetas: , ,

8.04.2010

Muso, lo voy a extrañar ¡mucho!


Y voy a honrar por siempre su legado. Gracias por todo.

Etiquetas: , , ,

2.16.2009

Ecléctico 13


Antes de comenzar a escribir necesito, casi siempre, regresar a nuestro medio primigenio. Sea o no usted un ferviente convencido de la teorías de Darwin, el cumpleañero del pasado jueves; o por más creyente que sea en fuerzas sobrehumanas desconocidas, consideradas por la mayoría la fuente de la vida; no puede ser capaz de negar que sus primeras vivencias, las recuerde o no, provienen de un ambiente acuoso.

Si, como a mí, la evidencia acumulada le hace pensar que la evolución es el camino correcto que, algún día, nos permitirá conocer nuestro origen y el del resto de las especies, menos puede negar ese ¿impulso?, ese deseo de regresar al agua. O, podría ser la más sencilla explicación de este húmedo encantamiento mío el hecho de que la natación fue el primer deporte que practiqué en mi ruta de la felicidad. En fin, entrando en materia ¿común?... Soy un ser variado, inquieto y en constante construcción. Creándome a mi misma. En peregrinación hacia el inevitable fin. ¿Se podrá retardar? Así es la vida mía. La vida suya también.

Mientras disfruto del líquido placer que recorre el mayor de mis órganos, la piel, cierro los ojos y veo imágenes de mi ayer. Cuadros aleatorios, sin aparente orden, que me ayudan a ordenar mis pensamientos. Disimuladamente, las imágenes se desvanecen y dan paso a las palabras que luego poblaran está página. Una sola con 2,926 caracteres. Espacios incluidos. Exacto como alguna vez será contada mi existencia. Y la suya también.

Pienso en una enriquecedora conversación sostenida con uno de mis más admirados y respetados maestros, cuyo apodo guarda una contradictoria cercanía con un cuestionado gobernante europeo del siglo pasado. Discutíamos sobre derechos e intereses. Los primeros, “no humanos”, sino de los humanos. Una diferencia que hace la diferencia. Un sentido de posesión olvidado. Una propiedad que nos urge recuperar a quienes aspiramos a vivir en una sociedad donde prevalezca el individuo (cada uno de nosotros, todos los seres humanos) por encima de los abstractos colectivos.

Y son precisamente aquellos que se erigen como representantes de tales abstracciones, mejor definidas como grupos de presión, los que suelen hacer énfasis en los segundos: los intereses. ¿De quiénes? ¿Son conciliables? ¿Con qué fin? ¿Cuál es el medio de intercambio preferido por estos negociadores? ¿Los hoy aparentemente olvidados derechos de los humanos? ¿Quiénes son en la realidad los únicos ganadores en este juego de resta?

Se me acaba el espacio que me han otorgado. Siento la falta de la rosa que habitó el asteroide B506. Aquella que, contradiciendo a Antoine de Saint-Exupéry, abandonó el diminuto planeta amarillo, en este caso más pequeño que una casa. Probable protagonista de un futuro cuento breve, ficción idealizada por esta aspirante a escribidora. Ecléctica objetiva -¿será una contradicción, Ayn?- que disfruta de un día más de buena suerte en su vida. Otro viernes 13.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 16 de febrero de 2009.

Etiquetas: , , , , , , , , ,