Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

5.20.2013

Ríos Montt es culpable




No saben exactamente de qué es culpable, pero creen que lo es, así que llamarle genocida los hace sentirse bien: solidarios con las víctimas de ¿qué? No aceptan discusión. Cualquiera que se atreva a cuestionar la acusación es un burro, en el mejor de los casos, como escribió alguien que no recuerdo su nombre, según él sustentado en evidencia que no encontré en una argumentación demasiado larga y basada en prejuicios. ¿Dónde habrá escondido en su disertación los pelos del jumento que dice tener en la mano para confirmar de qué color es? Lo mismo podría responder a otros que han escrito, aseguran, objetivamente sobre el tema.

Abundan aquellos que consideran unos ignorantes, desalmados, retrógrados… a quienes decimos que en Guatemala no hubo genocidio “¿Acaso no conocemos cómo murió tanta gente durante la guerra?” Opinan que solo por eso debió terminar el debate con un indiscutible amén. Sin chistar, o el abogado Héctor Reyes del “Centro para la Acción Legal en Derechos de ¿algunos? Humanos” (CALDH) podría solicitar que seamos penalizados. Para el leguleyo mencionado solo unos pocos pueden expresarse libremente: aquellos que coinciden con su lectura de los ¿hechos?

“Es el karma de Ríos Montt”, es otra explicación que encontré para justificar la condena. Detrás de esta idea mística se encuentra la premisa de que algo malo debe haber hecho si es que tantos murieron durante su gobierno, sin importar que nos encontráramos en medio de un conflicto armado. Ya era justo que pagara las consecuencias de sus acciones, aunque concretamente no se haya probado aún la intención de exterminar a ninguna etnia en particular y por tanto no se ha probado el delito de genocidio, independientemente del veredicto de la juez Jazmín Barrios.

Ríos Montt es culpable de imponer sus aburridos discursos religiosos los domingos por la noche. Debe investigarse lo que pasó en los tribunales de fuero especial, en los cuales se les negó el derecho al debido proceso a los acusados. Es culpable de no entregar a la justicia a los militares que violaron, extorsionaron y asesinaron a ciudadanos inocentes, sin importar su origen. En todas las guerras han existido abusos contra la población civil que no es parte del conflicto, lo que no justifica que estos crímenes sean tolerados y los responsables exonerados de su falta. Pienso que es culpable de enamorarse del poder y pretender violentar la Constitución para ser electo Presidente. Que debe ser juzgado por su participación en los disturbios del 24 y 25 de julio de 2003.

Ríos Montt derrotó a los guerrilleros terroristas: eso no lo convierte en genocida. Ni el contexto ni el concepto aplican. Ríos Montt fue sentenciado, pero no hubo justicia. Todo lo contrario. “Si no te mueves, el lagarto se queda. El lagarto es un bicho que puede alcanzar un buen tamaño”, advierte José Saramago. Si permitimos que la mentira de que en Guatemala hubo genocidio pase a formar parte de nuestra historia nos habremos alejado aún más del ideal de vivir en paz.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 20 de mayo de 2013.

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