Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

1.04.2016

2016



Imaginemos cómo va a ser este año que recién comenzó hace unos días. Va a ser un período más complicado que el pasado 2015. Si esas complicaciones nos van a beneficiar o no en el largo plazo dependerá de nosotros. Las decisiones que tomemos van a influir más que en otras ocasiones en nuestro futuro, si es que decidimos seguir viviendo en Guatemala. Es vital que nos imaginemos a nosotros, a los ciudadanos que decidimos ejercer como mandantes, como los protagonistas de la historia que vamos a escribir en conjunto. De lo contrario, digamos adiós a la posibilidad de progresar, la cual depende de cambiar lo que hay que cambiar urgentemente: el sistema político actual del Estado Benefactor/Mercantilista.

Espero que la incertidumbre que priva en lo que respecta a cómo va a ser el gobierno de Jimmy Morales y quiénes lo van a acompañar en el Ejecutivo, haga a la mayoría voltear la cabeza al que debe ser el poder del Estado más importante en el próximo período: el legislativo. Como ya lo hemos repetido varios hasta el cansancio, el deseo de muchos de vivir en una sociedad justa, donde todos seamos iguales ante la ley, pasa por un cambio radical de las normas que rigen nuestra convivencia. Y este hecho sólo se puede dar desde el Congreso. Por supuesto, será un reto titánico el que vamos a enfrentar, considerando que son pocos los diputados que podemos calificar como honestos, íntegros y con las ideas claras. Sin embargo, con el apoyo nuestro, esos pocos pueden hacer mucho por todos.

Debemos tomar en cuenta que la lucha contra la corrupción apenas empezó. Que la misma corrupción que corroe el sistema de justicia (como a todo el resto de la burocracia estatal) reclama de nosotros una presencia continua en los medios pacíficos con los cuales contamos, para presionar a los jueces, a los fiscales y a todos aquellos a cargo de presentar la evidencia necesaria que permita condenar a los que nos han robado por años sin violentar el derecho al debido proceso. El robo salta a la vista: solo falta que los responsables puedan armar correctamente los casos en contra de los acusados.

Contamos con las redes sociales y los avances continuos en los medios por los cuales podemos expresarnos y comunicarnos. La tecnología ha permitido que los ciudadanos estén mejor informados sobre lo que hacen sus mandatarios, lo que nos facilita ejercer como mandantes y nos permite convertirnos en actores en los asuntos políticos que nos conciernen, tanto a nivel local como global. Usemos los medios con los que hoy contamos para dar la batalla de las ideas, de la cual dependen nuestras condiciones de vida y las de nuestros seres queridos. Quisiera poder predecir el mañana, pero sé que eso es imposible: ni yo, ni nadie, cuenta con una bola de cristal para hacerlo. Lo que sí sé a ciencia cierta, es que ese mañana, hoy incierto, será el resultado de nuestras acciones presentes. Somos los amos de nuestro destino. Decidamos que éste sea productivo, memorable y feliz.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 4 de enero de 2016.

Etiquetas: , , , , , , , , ,

11.02.2015

El fiambrismo de Jimmy



Sigo sin entender cuál es la posición política del presidente electo Jimmy Morales. Menos logro descifrar cuál es su filosofía de vida. Sólo conozco ese fiambre de ismos que él ha asegurado en varias ocasiones que lo definen. Unos más otros menos, con variaciones camaleónicas dependiendo del auditorio, Morales afirma que cree en el nacionalismo y el cristianismo, se inclina por el conservadurismo de derecha aunque le llama la atención el libertarianismo, y según su elección del equipo de trabajo para la transición, yo diría que su predilección, como la mayoría de políticos, es por el estatismo y el intervencionismo.
                                                                                                       
No mencioné el colectivismo porque está implícito en la mayoría de ismos listados. ¿Se dan cuenta del origen de mi confusión? En este momento a la única conclusión que puedo llegar, siendo objetiva, es que el futuro presidente del Ejecutivo está lleno de contradicciones, lo que sin duda me preocupa. Motivo por el cual, elijo enfocarme en los retos que nos presentan nuestras elecciones recientes, siendo el primero de los desafíos el definir cuáles son las obligaciones de Morales una vez esté en el ejercicio del poder.

Las analistas y los analistos que forman parte del mainstream tecnócrata/estatista, opinan que la prioridad de Morales debe ser la SAT: o sea, exprimir aún más al tributario. Yo, definitivamente, no apoyo tal propuesta absurda. Por el contrario, considero que la prioridad DEBE ser acabar con la corrupción, lo que está íntimamente ligado a la necesidad de trabajar con un presupuesto equilibrado (no gastar más de lo que ya le ingresa), eliminar obstáculos a la inversión (comenzando por el ISR) y enfocarse en seguridad (que se reduzcan al mínimo posible las violaciones a la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos).

El Presidente del Ejecutivo se debe dedicar a ejecutar lo mandado, debe RESPETAR la división de poderes y no debe conspirar con los diputados para aprovecharse de los ciudadanos. Para alcanzar sus objetivos no necesita ni debe consensuar nada con los congresistas, esto último es un error en el cual también insisten los mencionados analistos y las analistas incapaces de pensar como mandantes dentro de una República. Más parece que se aprenden un guión el cual repiten a los medios de comunicación.

Jimmy Morales, presidente electo, es aquel al cual la mayoría que votó consideró la menos peor de las opciones. A quien favoreció la crisis política de este año que significó el despertar de cientos de miles de personas hartas de la corrupción imperante en el gobierno de Otto Pérez Molina y sus predecesores. Ojalá Morales se prepare como debe para hacer un papel decente como mandatario, que deje de hablar de sí mismo en tercera persona y  ponga los pies en la Tierra. Que actúe como un político serio. Mientras, nosotros los mandantes, debemos enfocarnos en lo que es verdaderamente importante: el cambio urgente, radical, a nuestro sistema de Estado Benefactor/Mercantilista. Y, por enésima vez: no habrá Luna de Miel.
                                                                                                       

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 2 de noviembre de 2015.

Etiquetas: , , , , , ,