Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.18.2009

La comunidad de los tuertos


Dos meses seguidos, febrero y marzo, de viernes trece. Y, precisamente por todos los mitos, las supersticiones y los sinsentidos que rodean estas fechas, me gusta concebirlas como días de buena suerte, si es que eso existe. En lo particular, prefiero el término azar, un concepto diferenciado de los mitos, las supersticiones y los sinsentidos ya mencionados; que son, estos últimos, alimentados a partir de infinidad de espacios de influencia de la acción humana, los cuáles pueden ir desde la misma familia hasta la Iglesia a la cual elijan pertenecer, si acaso se dieron la oportunidad de cuestionar la elección que sus padres hayan hecho por ustedes en el asunto de las creencias religiosas.

Total, estas ficciones son simples irracionalidades que pretenden explicar fenómenos para los cuales aún no hemos encontrado respuestas con referentes en la realidad. Todavía no nos hemos topado con los hechos, respaldados por evidencias, que nos permitan entenderlos. Y esa falta de información es uno de los principales medios de manipulación de las masas acomodadas que generalmente no cuestionan los prejuicios y paradigmas que les fueron inculcados desde muy temprana edad. Es mucho más fácil, aparentemente, contentarse con las explicaciones complacientes que culpan a individuos o a abstracciones humanizadas, lo que me parece aún más absurdo… si eso es posible.

En fin, en el tema de los viernes trece así como en otros, prefiero ir en “Contravía”, no ser parte del rebaño que no hace el esfuerzo mental (prefiere no pensar) por aclararse las ideas y encontrar o acercarse a las verdades que nos permitan vivir mejor. No sólo sobrevivir, sino hacer realidad la mejor vida posible para todos, bajo el entendido que esa “mejor vida” dependerá de nuestros fines individuales y nuestro esfuerzo personal, y no de la voluntad arbitraria de los demás ni del trabajo, riesgo y creatividad de otros. Y una vez encontradas, sin recato, comunicarlas “Todo a Pulmón”.

Mi artículo de la semana pasada me permitió intercambiar opiniones con algunos de mis lectores, a quienes agradezco tomen parte de su tiempo para escribirme a mi correo electrónico, comentarlos en Facebook o en mi blog: www.martayolanda.com

Una de las notas que llamó mi atención fue la de RO en FB. En ésta, RO (alguien que desea aclararse las ideas) pensaba en la llamada “Ley del Talión” al reflexionar sobre la condena a la pena de muerte para criminales como los que asesinaron al Profesor Winter. RO temía que sí se cumplía tal pena, todos íbamos a terminar tuertos. Mi réplica para RO fue la siguiente: ¿Si no planificas asesinar a alguien, por qué te vas a quedar tuerto? En un sistema de incentivos correctos, si alguien viola los derechos de otros, dependiendo de la violación, pagará las consecuencias de sus actos. Por el contrario, si es responsable, productivo y respetuoso, será recompensado. Al final, uno cosecha lo que siembra… y lo demás es pura superstición.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 16 de marzo de 2009. La fotografía la tomé el miércoles 11 de marzo de 2009, en la Gran Sala del Teatro Nacional "Efraín Recinos", para la presentación del "Teatro Negro de Praga" en Guatemala. En esta oportunidad se presentaron con la obra "Los sueños de Fausto".

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