Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.18.2019

¿Política y noticias o entretenimiento?




Hoy iniciamos la campaña electoral más incierta de todo lo que va del presente siglo. Más aún, me atrevo a aseverar que en el tiempo que ha regido la Constitución Política actual, estas son las elecciones más complejas que hemos enfrentado los guatemaltecos. Por ese motivo, es de capital importancia abordar la influencia que tiene la prensa en cualquier sociedad y, más aún en nuestros tiempos, la presión que ejercen las redes sociales en las decisiones individuales y cómo, dentro de tanta información con la que aparentemente contamos, podemos diferenciar los hechos falsos de los verdaderos. En particular los que son de vital interés para nuestro progreso y la búsqueda de nuestra felicidad.

Alexis de Tocqueville, en su obra más conocida, “Democracia en América” en el tercer capítulo de la segunda parte del primer tomo, aborda la trascendencia que tiene la libertad de prensa en el mundo político. Más allá del error epistemológico de llamar “democracia” a la república estadounidense, Tocqueville describe en su obra puntos relevantes en lo que respecta a las características propias de la forma de gobierno republicana, que han permitido a los habitantes del mencionado país una mejora en su calidad de vida como nunca antes se había visto en la historia de la humanidad.

En lo que respecta al tema que quiero abordar en este escrito, Tocqueville considera que “la libertad de prensa no sólo deja sentir su poder sobre las opiniones políticas, sino también sobre todas las opiniones de los hombres. No modifica únicamente las leyes, sino a la vez las costumbres… “La amo” declara Tocqueville “por la consideración de los males que impide mucho más que por los bienes que aporta”.

Más adelante, afirma que “en un país en el que reina ostensiblemente el dogma de la soberanía del pueblo, la censura no solamente constituye un peligro, sino también un gran absurdo. Cuando se concede a cada ciudadano el derecho de gobernar la sociedad, es preciso reconocerle una capacidad de elección entre las distintas opiniones que agitan a sus contemporáneos, y permitirle apreciar los diferentes hechos cuyo conocimiento puede guiarle. La soberanía del pueblo y la libertad de prensa son, pues, dos cosas enteramente correlativas; la censura y el sufragio universal son por el contrario dos cosas que se contradicen”.

Gran parte de lo que hoy nos presentan como noticias, son hechos irrelevantes y superficiales.
Considero que es nuestra responsabilidad cívica conocer los asuntos de actualidad importantes, tanto locales como internacionales, si es que queremos ser ciudadanos responsables y mandantes informados. Sin embargo, es una ironía que cada vez tenemos más información a nuestro alcance, pero conocemos menos sobre la realidad. En los tiempos actuales, el problema es resolver cuáles noticias son ciertas y cuáles son falsas, tarea a la cual me dedicaré en los próximos artículos. Por ahora, termino dejando claro que la responsabilidad primera de hacer esta diferenciación es del ciudadano que busca la información, porque los resultados de sus acciones dependerán de las premisas a partir de las cuales actuó.


Artículo publicado en el diario digital guatemalteco “El Siglo”, el lunes 18 de marzo de 2019.

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1.08.2018

2018



Para muchos, el año comenzó hoy. Al menos el año productivo. Lo vemos en el tránsito que recuperó su pesadez. Lo sabemos por las bocinas que nos recuerdan que vivimos en un mundo de urgencias en el que debemos llegar pronto a algún lugar: un objetivo que probablemente no alcancemos. ¿Porque salimos tarde? ¿Porque no planificamos bien nuestro tiempo? ¿O será porque realmente no deseamos llegar a un lugar en el cual no queremos estar?

En fin, espero que la mayoría mantenga el entusiasmo que nos embarga a principios de año, aceptando que terminaron las vacaciones y a pesar de las complicaciones que implica el hecho de que casi todos retomamos nuestra rutina diaria, con todo e inicio de clases. ¿Por qué? Porque los retos que nos depara este 2018 son importantes para el presente y el futuro propios y de nuestros seres queridos.

Uno de los desafíos más importantes de este año a nivel político es la elección del próximo fiscal general, no solo por la batalla contra la corrupción, sino para todo el sistema de justicia en nuestro país. Ese sistema que en lugar de enfocarse en velar para que cada quien reciba lo que merece, es utilizado como un arma para satisfacer las demandas de los grupos de presión más poderosos del país. Un sistema que contribuye a preservar las injusticias que prevalecen en nuestra sociedad.

Sin embargo, el objetivo más trascendente para el año 2018 es hacer una verdadera reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. De lo contrario, se ponen en riesgo las elecciones generales de 2019. Entre los cambios urgentes a la actual legislación, el más relevante es el de la elección de diputados. Será una victoria significativa para los ciudadanos si por lo menos se logra aprobar el voto preferencial. Por supuesto, el ideal sería que pasara el voto nominal y hacer pleno el derecho de todo ciudadano a ser electo, aprobando que cualquiera que lo desee, aunque no esté respaldo por alguna organización política, pueda postularse para un cargo público. No obstante, en las actuales circunstancias, veo poco probable que estos cambios se den.

En lo que respecta a los retos ciudadanos, el principal será la defensa de la libertad de expresión, que significa la libertad de defender los propios puntos de vista y asumir las posibles consecuencias, incluido el desacuerdo con los demás, la oposición, la impopularidad y la falta de apoyo. La libertad de no estar de acuerdo, no escuchar y no apoyar a nuestros antagonistas.

No debemos permitir la censura bajo ningún punto de vista. La censura sólo la puede ejercer el gobierno. Ninguna persona, no importa cuán influyente sea o la profesión que ejerza, puede usar la fuerza física o la coacción gubernamental para censurar ni suprimir las opiniones o las publicaciones de otros. Todos somos libres de expresarnos en nuestros espacios y todos somos libres de escuchar a quien nosotros queramos. La función política del derecho a la libertad de expresión es proteger a los disidentes y es la principal defensa contra la imposición de una dictadura.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 8 de enero de 2018.

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