Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

7.16.2018

Las piñatas fantasmas




Ni es el nombre de una película de ficción ni el título de una novela de misterio. Las piñatas fantasmas no son otra cosa más que el resultado de los estados de excepción que solo sirven para facilitar la corrupción de quienes ejercen el poder y de sus aliados. Personas concretas que de espectros no tienen nada, pero que asustan más que la Siguanaba un viernes a medianoche. Más aún ¡cuánta cólera e indignación inspiran! cuando deciden cómo gastar el dinero que nos han expoliado, el que tanto nos ha costado ganar.

El gobierno ha gastado por lo menos Q691 millones amparado por el Estado de Calamidad. De las compras que más han llamado la atención, en mi opinión, sobresalen tres. Dos de estas, una vez expuestas, fueron anuladas. Pero no hay que olvidar que intentaron hacer tales compras y si no se hubiera conocido su intención de hacerlas, el robo se hubiera consumado.

La primera de estas compras cuestionadas, responsabilidad del Ministerio de Agricultura, fue la adquisición de 297 mil 612 latas de sardina a un costo de Q17 cada una, para un total de Q5.6 millones. La segunda, fue la compra por la Municipalidad de Escuintla de materiales para la construcción de una cancha con grama sintética a un costo de Q260 mil. Ambas fueron anuladas después de que fueron hechas públicas.

La tercera de estas, la cual no conozco su estado actual porque recién fue denunciada, es la compra por excepción por parte del Fondo de Desarrollo Social (Fodes) de Q18.7 millones en materiales de construcción supuestamente para reparar daños en viviendas afectadas por la erupción del Volcán de Fuego. De acuerdo a una investigación de elPeriódico, la Conred confirmó que no existen tales viviendas “dañadas”. Adicionalmente, encontraron que los materiales fueron comprados un promedio de 20 por ciento arriba del precio de mercado a mayoristas.

Estos son solo algunos ejemplos más de cómo los estados de excepción son utilizados para hacer compras dudosas, tanto por su monto como por su destino. Y eso que no he mencionado las serias dudas que hay en lo que respecta a las reparaciones de la Ruta RN-14. De allí la importancia de no aprobar estos estados, independientemente de la emergencia, si no existen buenos mecanismos de control. Por supuesto, estos ejemplos también sirven para contradecir al presidente Jimmy Morales, quien declaró en el XI Congreso Nacional de Turismo que ellos son los abanderados de la lucha contra la corrupción.

El Estado de Calamidad fue renovado por el Ejecutivo, pero no fue ratificado por el Congreso. Sin embargo, tampoco fue rechazado, lo que puede servir de excusa para que sigan gastando casi sin límites el dinero, como lo hicieron durante el gobierno del Patriota con la excusa del terremoto de San Marcos. La Contraloría General de Cuentas tiene la obligación de investigar de oficio todos los gastos hechos por el gobierno, aunque tal fiscalización “irrite” al Presidente y a sus funcionarios. En especial, se deben auditar los gastos que se hacen por medio de los estados de excepción, de lo contrario, continuará la piñata.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 16 de julio de 2018.

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6.11.2018

Después del Fuego

La imagen es de RepúblicaGt. La edición es responsabilidad mía.


Viene el duelo, no la calma. Viene el dolor, no la paz. Viene la lágrima, no la risa. Viene la angustia, la confusión, la indefensión. Vienen las preguntas sin respuestas, los reclamos, la búsqueda de culpables… viene el rostro que refleja el espejo. Después del fuego que quema, también puede venir más fuego. Puede venir el fuego que destruye lo poco que quedó en pie, o puede venir el fuego que calienta el hogar que se logra integrar. ¿Qué hará la diferencia entre uno u otro escenario?

¿Qué hacer frente a una catástrofe? ¿Cómo continuar viviendo? ¿Qué se necesita para entender las palabras que dejó escritas José Antonio Castillo a su esposa, Gloria Cojolón? “No todo es para siempre. Sigan adelante, la vida sigue…la vida es así”. Es una verdad indiscutible que la vida termina algún día. Pero, ¿tiene que ser la vida trágica, infeliz, plagada de obstáculos insalvables? ¿Qué podemos cambiar para que la vida, independientemente de la muerte, sea diferente?

¿Por qué arriesgar la vida por unos pocos bienes, tal y como hicieron tantos que no abandonaron sus casas? Porque, ante las circunstancias que enfrentamos en Guatemala, esos pocos bienes les ha costado mucho acumularlos. Porque ante tantas dificultades que encuentran en el inhabilitado camino de la prosperidad en nuestro país, cualquier bien que posean es indispensable para seguir viviendo.

Porque, sin más rodeos, el origen de esta tragedia, ¡cómo de la mayoría de tragedias que se dan en Guatemala! se encuentra en nuestro sistema político, basado en incentivos perversos que castigan al productivo y facilitan la corrupción de los peores representantes de la sociedad. Un sistema basado en la fe irracional en el Divino Estado, todopoderoso, que todo lo resuelve y de todo se debe hacer cargo.

Un sistema que ha fracasado. Un sistema que impide la mejora en la calidad de vida. Un sistema que estorba la existencia misma. Qué mejor forma de ejemplificarlo, que con las declaraciones de Héctor Pozuelos Illescas - un sobreviviente de San Miguel Los Lotes que asumió la búsqueda de su mamá, María de Jesús Illescas-, de que las autoridades en lugar de ayudarlos a encontrar a sus parientes los hacen caminar más al restringir el acceso.

La zona cero del desastre es toda Guatemala, y los damnificados somos los que en esta tierra vivimos. La ruta que con urgencia debemos habilitar es la que nos permita progresar. Debemos derribar los muros que hemos permitido que levanten quienes ejercen el poder, apoyados por grupos de presión que, brevemente, son los únicos que se benefician de la miseria del resto. Debemos detener la búsqueda de excusas para seguir sosteniendo un sistema inmoral que solo beneficia a unos pocos. Que promueve el paternalismo, la mediocridad y el conformismo.

Los expertos opinan que tomará 50 años para que los terrenos cubiertos de material volcánico se recuperen. Espero que no sea ese el tiempo que nos lleve hacer los cambios urgentes al sistema, porque de lo contrario, ¿cuántas tragedias más vamos a vivir? ¿Cuántos más van a morir por la decisión de la mayoría de falsear la realidad para seguir aferrados a fantasías que terminan convirtiéndose en pesadillas?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 11 de junio de 2018.

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6.04.2018

La corrupción y los estados de excepción

Imagen tomada de la cuenta en Facebook de Ramón Parellada, quien la compartió de la cuenta de Ligia Pérez Katz. La edición y los comentarios son míos, y asumo la responsabilidad de éstos.

El oportunismo de algunos políticos, particularmente de aquellos en el ejercicio del poder, llega al extremo indeseable cuando utilizan de excusa para eliminar los pocos límites que tienen las tragedias que enfrentan los ciudadanos. De nuevo lo vemos en Guatemala con la declaración del Presidente de un estado de excepción ante el drama que viven muchos de nuestros compatriotas a raíz de la erupción de ayer, domingo 3 de junio de 2018, del Volcán de Fuego. Un estado de excepción que intentan confirmar varios diputados hoy por la tarde.

Tal y como lo señalo en mi artículo publicado hoy, “Jimmy, el globito”, debemos enfocarnos en identificar claramente el origen común de nuestras tragedias políticas. Esta identificación debemos hacerla de forma objetiva y basada en los hechos comprobables, no en falsas expectativas, sesgos o excusas para justificar emociones destructivas como lo son la amargura, la frustración o la envidia. Es vital reconocer que el común denominador de la inseguridad, de la corrupción y de la injusticia es el poder. Y una vez este no sea limitado, nos toparemos en todos lados con una interminable propaganda sobre lo indispensable que es y cuán perdidos estaríamos sin el Divino Estado.

En mi artículo titulado del 23 de septiembre de 2016 “La calamidad es no prever”, recuerdo que la visión de Conred es la de “Constituir el centro de convergencia de la aptitud nacional para la prevención, vigilancia y respuesta a los fenómenos naturales y sociales que pongan en riesgo a las comunidades en sus bienes más valiosos: la vida, integridad física y propiedades, que constituyen fundamento de la paz íntima y cotidiana de las agrupaciones humanas”.

Precisamente, la que eligieron como la primera fase de sus funciones es la de prevención y mitigación. Entonces, ¿cómo es posible que, si es que se supone que ellos van a enseñar a otros a prever, en su caso sean INCAPACES de hacerlo sin un estado de excepción? Esa es la verdadera calamidad. ¿O es una contradicción? ¿O es una mentira descarada, que no puedan prever con tiempo suficiente, cumpliendo con los requisitos de la Ley de Compras y Contrataciones?  

Repito lo expresado en infinidad de ocasiones, los estados de excepción, tanto ayer como hoy y mañana… y en casi todos los eventos que pretenden justificarlos, sólo han servido para facilitar la corrupción pues, como correctamente lo señaló Lord Acton, el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. El más reciente estado de calamidad decretado por Morales, si es confirmado por el Congreso, solo servirá para que unos acumulen fortuna a costa nuestra, como ha sucedido siempre. Mientras, los damnificados seguirán esperando sentados el apoyo del Estado.

Menos mal que muchos guatemaltecos practicamos la virtud de la benevolencia y nos las arreglamos para ayudar a los más afectados. Cada uno de nosotros puede ayudar, no importa cuánto podemos dar, si no que todos demos lo que podemos. Así, cooperando, lograremos que nuestros compatriotas más afectados por la erupción del Volcán de Fuego puedan levantarse. ¡Ánimo!

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