Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.09.2007

Guatemala es una tierra peligrosa


¿Qué tiene de original el título de esta entrada en mi bitácora cibernética? Nada. Es sólo una afirmación más de lo que la mayoría piensa que implica vivir en la antigua tierra de los mayas, apocalípticos o no. Con el permiso (o sin el, me da igual) de Mel Gibson.

Sin embargo, recordando un ensayo de J. R. R. Tolkien, publicado hace algunos días en el suplemento cultural {elacordeón} del diario guatemalteco elPeriódico, "la fantasía también es una tierra peligrosa".

Esta podría ser una explicación de por qué en nuestra (quién tiene el título de propiedad) Guatemala, abundan teorías de la conspiración que alimentan y entretienen al público, a pesar de la agonía que representa reflexionar sobre la fragilidad de nuestra vida (no necesitan título de propiedad para comprobarla, al menos, por el momento) y propiedad, además de la falta de respeto a nuestras decisiones libres en este indefinible espacio.

Basta con oír la cantidad de historias que se han generado alrededor de la muerte de los diputados salvadoreños y sus asesinos materiales que, como confesaron al anterior jefe de Investigación Criminalista, Víctor Soto Diéguez: “Jefe, cometimos una burrada”, para darnos cuenta de lo fértil que es nuestra sociedad para crear ficción a partir de realidades objetivas impredecibles. ¿No es acaso este hecho declarado por Soto propio de una inquietante novela negra?

En fin, quiénes opinan que la nuestra es una vida incolora, inodora e insípida, les digo que serán ellos los faltos de la loca de la casa, la imaginación, para buscar en esta tierra fantasiosa motivos para entretenerse. Con el permiso de Santa Teresa de Jesús y de Rosa Montero.

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