El agujero fiscal

La ambiciosa absorción de dinero es tal que, una vez alguien es atrapado en el área del NIT, ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de dicha región tenebrosa, sobre todo a raíz de la aprobación hace pocos años de un conjunto de leyes inconstitucionales que legalizan el terrorismo estatal: o pagás o te morís en el bote. Y, ¿para qué pagamos? ¿Para que nos amenacen y persigan a nosotros (productivos, trabajadores y respetuosos), mientras que los criminales se entronizan dentro de las estructuras del gobierno, y los que operan en la dimensión paralela desorganizada violan nuestros derechos a su antojo?
La curvatura del espacio-tiempo o gravedad de la corrupción de un agujero fiscal es debida al enorme poder discrecional de los sujetos que ocupan el cargo de Presidente, diputados, funcionarios, alcaldes, jueces positivistas, y demás cuerpos que no tienen mucho de celestes. No esperan que el pisto les cueste. Prefieren vivir gorroneando de otros que sí corren los riesgos que implica asumir la responsabilidad de su existencia y no pretenden ser carga impositiva de nadie.
Se cree que en la planificación centralizada de la mayoría de los gobiernos, entre estos el de Guatemala, hay agujeros fiscales bien negros y fugas de capitales súper/más/IVAs. La existencia de estos agujeros negros en las arcas públicas está apoyada en observaciones ciudadanas de las astronómicas cantidades de dinero recaudado que desaparecen, por obra y gracias de los burócratas de turno, en un universo desconocido.
La hipótesis sobre la realidad terrena de los agujeros fiscales se apoya, entre otras evidencias, en la ostentación de quienes lograron su negoción, ya sea por medio de su compadre que logró su diputación, o la comadre que, sin discriminación, pasó de secretaria a Ministra de la perdición. Estrellas binarias y galaxias activas de la naturaleza estatal interventora.
¿Pertenece a los agujeros descritos el supuesto hoyo que deja la extinción del Impuesto Extraordinario y Temporal de Apoyo a los Acuerdos de Paz (IETAAP), el cual pretenden compensar los expertos del Pacto Fiscal? ¿Serán sus consultorías (y sus cuentas bancarias) uno de los desconocidos destinos adonde van a parar nuestros tributos que entran al agujero negro fiscal?
En fin, en este proceso de nuevos descubrimientos cuánticos, el único agujero que cada vez deja pasar más luz y dinero (porque los gobernantes siempre terminan encontrando la excusa para agrandarlo, ensancharlo, estirarlo), es el de los explotados tributarios.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 20 de agosto de 2007.
Etiquetas: corrupción, déficit fiscal, IETAAP, impuestos