En Guatemala, los magistrados que integran la
Corte de Constitucionalidad, constituyen la última
palabra en prácticamente todo lo concerniente al ejercicio del poder y la
aplicación de la justicia que, en muchos casos, lamentablemente termina
convirtiéndose en una mayor injusticia. Más allá de lo que estipule la
legislación en nuestro país, la Corte que en la práctica funciona como suprema,
es la Corte de Constitucionalidad. La nombrada Corte Suprema de Justicia en
estos lares, se desempeña más como una corte de amparo. Esta es la realidad,
les guste o no a los leguleyos.
Según el Diccionario de la Lengua Española
(DLE), el término supremo/a, en su segunda acepción, significa “que no tiene superior en su línea”.
Ese adjetivo en lo que corresponde a la aplicación de justicia en Guatemala
concierne, sin discusión al menos hasta la fecha, a la Corte de
Constitucionalidad. Esta Corte, como lo sabemos todos los interesados en el
quehacer político de nuestro país, puede revertir sin problema cualquier
decisión que hayan tomado los magistrados de la mal llamada Corte Suprema de Justicia.
Por lo anterior, desde hace cualquier cantidad
de tiempo, el apodo con el cual se
conoce a la CC es el de Corte Celestial,
porque ante la decisión final de los abogados que la integran, temporalmente,
no hay dios que pueda revertir lo que
estos hayan acordado. Por cierto, debido a esa temporalidad es que nos topamos a cada rato con contradicciones en
las resoluciones de los todopoderosos
magistrados constitucionales.
Debido al poder casi ilimitado que gozan hoy
los magistrados de la CC, como interpretes finales de lo que manda la
Constitución, es de vital importancia que quienes integren la Corte sean
personas probas, decentes, con ideas claras, que no representen intereses
particulares de grupos de presión. Profesionales que valoren su nombre, que
cuiden su honor y sean intelectualmente honestos: que trabajen por ser justos y
busquen darle a cada quien lo que le corresponde. Que velen por la existencia
de un Estado de Derecho en cual prevalezca la igualdad de todos ante la Ley, y
que estén decididos a no otorgar privilegios a NADIE. Personas que no se vendan
al mejor postor.
Hombres y mujeres valientes que estén dispuestos
a enfrentar a los burócratas internacionales y a los representantes de
gobiernos de otros países que creen que Guatemala es su jardín de recreo en el cual se vienen a entretener. Y, lo que es
todavía peor, que crean que los guatemaltecos somos sus serviles lacayos que
sin protestar estamos dispuestos a dejarlos experimentar con nosotros. Ya basta
de ser conejillos de indias para
todos estos parásitos, que viven de los impuestos que paga la gente que SÍ es
productiva, promotores de agendas políticamente
correctas que lo único que logran es profundizar el fracasado estatismo e
impulsar más intervencionismo de los gobernantes en las vidas de los habitantes
de nuestro país. Presionemos por una CC justa.
Artículo
publicado en el diario guatemalteco
“Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de marzo de 2016.Etiquetas: corrupción, Corte de Constitucionalidad, Corte Suprema de Justicia, justicia, poder
1 Comments:
La justicia por su representación más conocida es una dama con los ojos vendados es una personificación alegórica de la fuerza moral en los sistemas de justicia el poder de la razón y la verdadera justicia sin sesgos sin ideologías sin revanchismos o sea si esto se cumpliera el individuo común creería en ella ciegamente pero aquí en Guatemala es todo lo contrario y peor a un que un gremio que aglutina una gran cantidad de profesionales sean los mismos y muchos de ellos sesgados a la izquierda estén donde estén por eso la importancia de esta elección
By jose, at 4:01 p.m.
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