Son ineludibles
las fiestas de fin de año del Estado. Corren los ministros, corren los
secretarios, corren los diputados: corren todos aquellos a cargo de malgastar
el dinero de los tributarios. Si no se apuran, pierden los fondos que no han
usado. Pierden la comisión que, consideran, les corresponde. Pierden la oportunidad
de acumular una fortuna a costillas de los pagadores de impuestos: de aquellos
que sí están trabajando, sí están arriesgando y sí están creando riqueza que
les es expoliada bajo la amenaza de terminar en la cárcel. Parte del terrorismo
fiscal, el terrorismo de Estado más popular en estos tiempos democráticos del
Estado Benefactor/Mercantilista.
Y lo anterior es lo
común en Guatemala y en muchos otros países en los cuales hasta organizan marchas
contra la corrupción. Hace unos días, en una de las protestas multitudinarias
en República Dominicana en contra de un nuevo paquetazo fiscal, alguien
sostenía un letrero con el siguiente mensaje: “Estoy cansada/o de que los
políticos le enseñen a mis hijos que lo mal hecho premia”. Claro, es el sistema
de incentivos perversos que prevalece en la mayor parte del mundo.
Comparto con
ustedes unos cuantos ejemplos de titulares recientes en nuestra Guatemala.
Comencemos con el Ministerio de Desarrollo
Social que elude licitar y fracciona las compras, que licita con dedicatoria (Agroindustrias
Albay, Q60 millones en productos que, según elPeriódico, ni siquiera van a
entregar); la ministra, Lucy Lainfiesta, que reporta más de Q27 mil al mes en
pago del celular. Pasemos al Congreso, cuyas cajas chicas les quedan grandes,
que benefician en el Presupuesto 2013 a oeneges
acusadas de corrupción. Y cómo olvidar al ministro de Trabajo, Carlos Contreras,
con su ya famoso “¡Puta, usted cree que esto no cuesta pisto!”. Por supuesto
que cuesta dinero... ¡DE NOSOTROS!
¿Continúo? Q13
mil millones en transferencias que facilitan el robo de nuestros impuestos.
Estados de excepción para no seguir procedimientos y facilitar la asignación a dedo de los fondos. Viajes al
extranjero, todo pagado, cortesía
suya. Quesos importados, vinos, whisky etiqueta negra, aceite de oliva extra
virgen, latas de calamares, arreglos florales, comilonas en restaurantes: desde cevicherías hasta de fusión
internacional dependiendo del gusto del funcionario. ¡Cuánto espacio más
necesito para listar todas las denuncias que conocemos! Solo Armando Paniagua
de Fonapaz ocuparía muchas cuartillas. Y eso que solo llegamos a conocer la punta del iceberg de la corrupción.
En fin, hasta que
la mayoría entienda que el problema es el sistema que da poderes casi ilimitados
a los gobernantes y, sobre todo, acepte cómo llegan los gobernantes a adquirir
ese poder, las cosas no van a cambiar, por más protestas que organicen. Como
bien lo dijo Manfredo Marroquín en una entrevista en elPeriódico: “Bajo este
mismo sistema yo no veo posibilidades de revertir estos niveles de corrupción.
La corrupción es el motor de este sistema”.
Artículo publicado en el
diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 17 de diciembre de 2012. La
imagen la bajé del blog “Había una vez” de Federico Abril.Etiquetas: Armando Paniagua, Carlos Contreras, corrupción, Estado benefactor, Fonapaz, gobierno, Luz Lainfiesta, Manfredo Marroquín, mercantilismo, Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Trabajo
1 Comments:
Esto me recuerda a las dos oyas de caldo de mariscos, una latinoamericana y la otra europea, donde los cangrejos con tal de salir de la muerte esperada, los europeos se toman de las tenazas y salen de la oya, en cambio los latinoamericanos, con tal de salir ellos primero, se halan el uno al otro y al final todos quedan cosinados, los corruptos tarde o temprano caen y mientras tanto nuesto país no sale avante... ¡DIOS BENDIGA A GUATEMALA!
By Anónimo, at 9:21 a.m.
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