Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

11.12.2012

Leonel tembló




El miércoles apareció Leonel. Muerto. ¿Tembló cuando murió? Dejó su casa el sábado por la mañana. Fue a trabajar. Nunca regresó. Dicen que lo mataron por robarle la moto. No estoy segura de que así haya sido. Apareció en Mixco, lejos de su hogar. Veintidós años. Productivo. Era Leonel parte de una familia muy querida por mis padres. Otro asesinato cuyo responsable morirá algún día en el anonimato. Impune. Lo siento mucho por Evaristo y Laura. Siento no poder hacer más por ellos que lamentar su dolor y desear que con el tiempo encuentre paz su corazón.

Guatemala tembló. Cayó el peligroso San Marcos de adobe que sobrevivió al terremoto de 1976. Cayó sobre decenas de personas que dejaron de existir. Muchos creen que las mató el sismo.  ¿Será cierto? Conocemos el epicentro del fenómeno que ayer mostró la fragilidad en la que tantos viven. ¿Fue el sismo el que disparó contra las construcciones que cayeron encima de los que murieron? Sé que a Leonel lo mató quien jaló el gatillo del arma asesina.  ¿Quién es culpable de la muerte de cuatro niños en una casa decretada patrimonio histórico de la nación? Decisión que impidió que fuera destruida para levantar una nueva edificación. La legislación presente, como en el caso de Leonel, es la principal causa de la muerte.

Qué cierto es lo escrito por Francisco Pérez de Antón en “Callejón de Dolores”, su más reciente novela: “La ley se ha instituido para inhibir la acción de los indeseables, se dice, pero… no hay justicia que pueda devolverle la vida a las víctimas de los asesinos. Por acuerdo general dejamos aquella en manos de terceros, pero cuando los jueces por incompetencia, cobardía, corrupción u otras causas, no son capaces de hacerlas cumplir ¿Qué nos queda a los demás para alcanzarla? ¿Y qué satisfacción dar a los agraviados, a los inocentes y a los muertos?

Guatemala tembló. San Marcos lloró. Leonel murió. Y todo lo anterior son más pruebas que se suman a las tantas evidencias que ya hay de que el sistema colapsó: se cayó. ¿Cuándo lo vamos a levantar? ¿Cuándo lo vamos a cambiar? ¿Cuándo le vamos a dar un giro de 180 grados que nos permita alejarnos del intervencionismo actual que nos ahoga? ¿Cuándo vamos nosotros, los ciudadanos, a impulsar los cambios que nos permitan vivir dentro de una República Liberal? Y quiero resaltar que los cambios solo pueden venir de nosotros, los ciudadanos, porque a los políticos les conviene el caos, la miseria y la inseguridad creciente en la cual vivimos.

Evaristo y Laura, no puedo devolverles a Leonel vivo. No puedo detener el muro de adobe que se derrumbó sobre los niños que vivieron en la histórica casa, patrimonio ¿de nuestra cultura? ni puedo resucitar a todos aquellos que mueren porque nos han impuesto un sistema empobrecedor, ajeno a un verdadero Estado de Derecho. Pero sí puedo denunciarlo, sí puedo hacerlo público, sí puedo condenarlo. Sí puedo invitarlo a usted a que también lo haga. Puedo y lo hago.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 12 de noviembre de 2012. La fotografía es de Edgar Domínguez de Prensa Libre.

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