Casi siempre, el
debate público en Guatemala termina siendo una discusión sin desarrollar (DRAE:
3. tr. Explicar una teoría y llevarla hasta sus últimas
consecuencias.) y sin integridad (DRAE: íntegro: 2. adj. Dicho de una
persona: Recta, proba, intachable.), menos integral (DRAE: 1. adj. Global,
total.). Así como no hay desarrollo (DRAE: 3. m. Econ. Evolución
progresiva de una economía hacia mejores niveles de vida.) para los habitantes de
nuestro país con las leyes (legislación)
que han aprobado y pretenden aprobar, tampoco el debate sobre las leyes y las
condiciones que necesita todo ser humano y una sociedad entera para progresar
se desarrollan en Guatemala.
La
descontextualización (sacar de contexto), la confusión conceptual (comenzando
porque no se definen los conceptos) y
los intereses multimillonarios que dependen del sistema de privilegios que
impera en nuestro país, son los principales problemas por los cuales es
prácticamente imposible ponerse de acuerdo con aquellos cuyos objetivos
dependen del uso arbitrario del poder. Además de la deshonestidad intelectual
de muchos articulistas a quienes la verdad [DRAE: 7. f. realidad (‖ existencia
real de algo)] les importa poco, sino nada. Lo único que les interesa es llamar
la atención y que se les dé la razón, aunque no la tengan, para alimentar su frágil
ego.
Uno de los
mejores ejemplos de lo anterior es la discusión de la iniciativa 4084, mal
llamada ley del sistema nacional de desarrollo rural integral. Las falaces
generalizaciones en el supuesto debate, los ataques ad hominen, la falta de
evidencia de lo aseverado y la ignorancia del contenido de la propuesta por
parte de algunos de los defensores de la misma son obvios. ¡Hasta el número de
iniciativa han confundido! Una legislación que solo favorece a los dirigentes
de los grupos que la apoyan y a la burocracia estatal que se va a crear,
violenta la igualdad de todos ante la ley y fortalece la dependencia de la
gente del abstracto Estado (representado por el gobernante de turno), por
mencionar algunos puntos, debería ser rechazada por todo aquel que se ha
preocupado por conocer sus fundamentos.
El objetivo del
debate público no debe ser ceder o negociar para complacer a grupos de presión.
Debe ser encontrar el camino correcto para que haya de verdad progreso para
TODOS aquellos que están dispuestos a asumir sus responsabilidades. Y que los
vividores y su estrategia de provocar lástima y manipular a otros sea denunciada
y rechazada. Y, a los bienintencionados,
les recuerdo que es mejor no hacer nada si lo que se va hacer empeora la
situación, como es el caso de la mencionada propuesta legislativa.
Termino con la
siguiente idea de Ayn Rand, la cual comparto: "Cuando estoy en desacuerdo
con un hombre racional, dejo que la realidad sea nuestro árbitro final; si yo
tengo razón, él aprenderá; si estoy equivocado, yo aprenderé; uno de nosotros
ganará, pero ambos nos beneficiaremos".
Artículo publicado en el
diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 10 de diciembre de 2012. La
imagen la bajé del blog de Nico Colau.
Etiquetas: Ayn Rand, contexto, crisis conceptual, debate, honestidad intelectual, La rebelión de Atlas, Ley de desarrollo rural, progreso, sistema de incentivos, verdad
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