Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

5.29.2017

El poder de las ideas



Es el mayor de los poderes. Es un poder propio de la naturaleza del ser humano. Puede utilizarse para el bien o para el mal. Lamentablemente, sólo una minoría es consciente del poder de las ideas. Dentro de esa minoría, hay quienes deseamos fervientemente que la mayoría se dé cuenta del significado trascendental que tienen en sus vidas las ideas. Sin embargo, hay otros que prefieren que esa mayoría permanezca ajena a la importancia de éstas. Ignorancia que les facilita manipular a quienes renuncian a pensar por sí mismos.

Somos la única especie capaz de abstraer, de integrar a nuestro conocimiento conceptos de índole superior que nos han permitido crear bienes y servicios que, en particular en los últimos doscientos años, han mejorado exponencialmente nuestra calidad de vida, además de permitir nuestra reproducción por miles de millones, sin agotar los recursos con los que se cuentan. Más aún, contrario a la falsa creencia popular de que estamos acabando con éstos, el esfuerzo mental y físico de muchos nos ha permitido multiplicarlos.

Para poder progresar y vivir la mejor vida posible, las ideas a partir de las cuales vamos a actuar deben estar basadas en juicios verdaderos: juicios basados en hechos de la realidad, y no en opiniones, creencias o deseos sin evidencia que pruebe su veracidad.

Dentro del sistema de normas prevaleciente, hay quienes consideran que es peligroso buscar la verdad, ya que ésta no es conveniente para quienes ejercen el poder político y los grupos de presión privilegiados, ya que mantienen ese poder y sus prebendas gracias al apoyo de la mayoría confundida. Pero, aún peor que el peligro que implica buscar y decir la verdad, son las consecuencias de ignorar o falsear la realidad: esto equivale a un suicidio lento, doloroso y sostenido en el tiempo. Recuerde: el ser humano puede falsear la realidad, pero no puede evitar las consecuencias de falsearla.

Parte del proceso implica identificar a aquellos que lo engañan y cómo logran su objetivo. Aprenda a identificar las falacias, lo que no es complicado de hacer una vez se conocen las más comunes: la falacia ad hominem, la falacia de la generalización apresurada y la falacia del hombre de paja. Es todavía más fácil de identificar a quiénes mienten descaradamente y ponen en boca de otros cosas que nunca han dicho: sólo pídales la evidencia de lo que sostienen, y su mentira caerá casi inmediatamente.

¿Qué implica el proceso de aclararnos las ideas y por qué es vital para todo ser humano cuyo propósito moral más alto es ser feliz? ¿Por qué es importante vencer nuestros miedos, independientemente de cuáles estos sean, y dar la cara y el nombre en la batalla de las ideas? ¿Por qué es importante superar el resentimiento, la frustración o la envidia que lo puedan invadir? La respuesta a estas preguntas, y a muchas más, es la misma: por su bien y el bien de sus seres queridos.

Las ideas no mueren. Las ideas tienen consecuencias. Las ideas son poderosas. Use correctamente su mente. Razone. Elija ser un #LiberHéroe.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 29 de mayo de 2017.

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