La brecha fiscal que tanto parece preocupar a los gobernantes y a
otros que servilmente los apoyan, no es otra cosa más que el resultado del
malgasto, el despilfarro y el robo de nuestros impuestos. Si el dinero que nos
expolian, producto de la peor de las extorsiones, se utilizara para que los
gobernantes cumplieran con las funciones propias de la naturaleza del gobierno,
dar seguridad y velar porque haya justicia, otras serían nuestras condiciones y
otras nuestras preocupaciones.
Sin embargo, como lo que ha
prevalecido desde hace décadas es la equivocada visión estatista e
intervencionista del Estado, cuyos fracasos saltan a la vista, el abismo que
existe hoy entre los gobernantes y los gobernados es enorme. Los primeros están
empecinados en exprimirnos hasta el último centavo que puedan. Y nosotros
estamos enfocados en ver cómo producimos más, a pesar de las circunstancias
adversas a la creación de riqueza que enfrentamos, para intentar sobrevivir en
el caso de la mayoría, unos cuantos para conservar su calidad de vida y muy
pocos para mejorarla.
Nuestra economía se ha visto
seriamente deteriorada en los últimos años, y este 2017 no pinta para nada
mejor que los anteriores. Lo que es peor, con las nuevas amenazas que se
ciernen sobre la gente productiva y los poderes inquisitoriales que les
otorgaron los irresponsables diputados a los burócratas de la SAT, en lugar de
brillar la luz al final del túnel, esta parece extinguirse conforme pasan los
días.
Hasta los burócratas van a sufrir
los errores que han cometido al perseguir a quienes no son sus enemigos y
muchos menos son delincuentes y/o criminales. Me refiero a esa injusta e
inmoral persecución en contra de los empresarios, cuyas consecuencias ya advierten
en las finanzas del Estado. Hace unos
días la principal pena de quienes ejercen el poder era la reducción en la
recaudación de varios impuestos, en lo que respecta a las absurdas metas de
expoliación que se habían propuesto para 2017. Si tan solo en lugar de
presionar por un Presupuesto del Estado mayor que los anteriores hubieran sido
objetivos y hubieran propuesto un presupuesto equilibrado, otra sería la
historia. Tal vez es falsear la realidad creer que los políticos entiendan la
moraleja de la fábula de la gallina de los huevos de oro.
También merecen ser señalados como
responsables de la debacle los medios de comunicación que se prestan a ser
voceros de los intereses de los gobernantes. Un ejemplo de lo anterior es el
apoyo que la mayoría los medios le ha dado al más reciente engaño de los
estatistas: el tendenciosamente llamado secreto
bancario, que no era otra cosa más que el debido proceso que protegía a los
ciudadanos del abuso de quienes ejercen el poder. Es lamentable ver como se plegaron
a los burócratas, nacionales e internacionales, y en lugar de investigar en pos
de la verdad, apoyaron las agendas de los saqueadores. Usted, no se deje
engañar. Aprenda a identificar quiénes son serviles a los gobernantes, o sea, aquellos
que los ayudan a adquirir más poder.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo
Veintiuno”, el lunes 20 de marzo de 2017.
Etiquetas: bancario, brecha, corrupción, expoliación, fiscal, impuestos, Inquisición, SAT, secreto
1 Comments:
Hay dos tipos de economistas,los que se preocupan de que los ricos tengan mas y los que se preocupan de que los pobres sean menos pobres. Hay que escuchar al hombre que trabaja con sus manos.
By Unknown, at 2:20 p.m.
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