Terror solo pueden infundirlo quienes tienen el poder de hacer daño: que poseen
las herramientas necesarias para violentar la vida, la libertad o la propiedad
de otros. Lo pueden hacer las bandas terroristas propiamente hablando aunque
suene redundante, tal es el caso de los grupos guerrilleros y los
fundamentalistas armados de cualquier índole como lo son el Estado Islámico y
Boko Haram. También lo pueden provocar las organizaciones criminales de los
narcotraficantes y los mareros. Y, finalmente, los gobiernos totalitarios y
dictatoriales. Sin embargo, gracias al avance tecnológico, hoy los ciudadanos
nos podemos defender, al menos de estos últimos, denunciando atropellos y
abusos del poder, lo que ha llevado a los mencionados a intentar confundir a la
gente utilizando anticonceptos como el incoherente terrorismo mediático.
Un señor de nombre Alfredo Oliva que escribe en una página que defiende a
la dictadura venezolana (Aporrea), intenta definir el terrorismo mediático como: “El protocolo o acción previamente
diseñada en la que se utilizan los medios de comunicación nacionales e
internacionales (prensa, radio, televisión, cine, Internet, redes sociales,
celulares, vallas, etc.) para crear atmósferas y/o sembrar miedo, odio y terror
en la población con el propósito de desestabilizar y/o derrocar gobiernos,
destruir su economía, destruir liderazgos, horadar apoyos populares, provocar
confrontaciones violentas entre la población, guerras civiles, etcétera”. Casi
solo le faltó agregar a la lista de barbaridades
el cambio climático.
Según el citado analista de medios,
como lo identifica el noticiario “teleSUR”, todo aquel que cuestiona a los
gobernantes, en particular a Nicolás
Maduro y a quienes representan al socialismo
del siglo veintiuno (sea un periodista o cualquier ciudadano), ejerce el
tal terrorismo mediático. El
susodicho propone que es una especie de conspiración
masiva en la cual, de alguna manera que no se puede explicar, criticamos a los
gobernantes porque acordamos
derrocarlos.
Además, supone que los que participan
en la conjuración son muy bien remunerados por gobiernos imperialistas y los mercantilistas: “Los
medios de comunicación que participan en un ataque de terrorismo mediático conjugan, comparten objetivos e intereses
políticos, económicos y bélicos… con las fuerzas retrógradas locales y foráneas
que intentan desestabilizar y/o derrocar un gobierno, destruir su economía, etcétera”.
Ni Pinky y Cerebro podrían complotar de mejor manera. Todo lo
anterior, por supuesto, para justificar la violencia terrorista de los
dictadores: “El gobierno venezolano tiene todo el derecho y obligación a
defenderse”.
Escribir artículos ad hominem y/o falaces no es lo mismo que ejercer el
dominio por medio del terror. No se deje engañar: detrás de todo este absurdo
discurso lo que hay es un nuevo intento por acabar con la libertad de
expresión, necesaria para la defensa de nuestros derechos individuales.
Artículo publicado en el diario guatemalteco
“Siglo Veintiuno”, el lunes 13 de abril de 2015.Etiquetas: Alfredo Oliva, gobierno, libertad, libertad de expresión, manipulación, medios de comunicación, periodismo, represión, terrorismo
1 Comments:
Hola.
Respecto a la "cualidad del gobierno" de juzgar lo que es bueno o malo.
Pregunto; cuándo hablamos sobre ideales y cultura que promueve el gobierno guatemalteco. ¿De qué es lo que realmente estamos hablando?
Gracias por la entrada.
By Unknown, at 7:58 p.m.
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