Si hay algo que me parece
repugnante, es esa costumbre políticamente
correcta, esa actitud hipócrita de quienes se solidarizan con los criminales y se dedican a buscar maneras de
aliviar las cargas que les
representan las penas impuestas por
sus crímenes. Desde el uso tergiversado del lenguaje hasta el absurdo de que no
se les puede obligar a trabajar para que paguen sus deudas, compensen a sus
víctimas y se hagan cargo de sus vidas y las de sus familiares que dependen de
ellos. Algo que usted y yo hacemos TODOS los días: trabajar para satisfacer
nuestras necesidades, cumplir con nuestras responsabilidades y velar por
nuestros seres queridos que hemos elegido apoyar para conservarlos como valores
que son para nosotros en lo particular.
Para estos defensores de malhechores, quienes debemos hacernos cargo del bienvivir de los criminales presos somos
nosotros. Creen que debemos pagar impuestos para que no les falte comida tres
veces al día, tengan un techo que los cubra, vestido que los proteja y todo el
tiempo del mundo para andar de vagos y continuar desde la prisión cometiendo
crímenes y delitos, poniendo en riesgo la existencia de gente inocente que en la
mayoría de los casos son escogidas al azar como objetivos de las acciones
delincuenciales de los mencionados mantenidos.
Una de las más recientes
tonterías que parece haber sido acogida por los medios de comunicación, un agravio
más para aquellos que han sido lesionados por los nombrados antisociales, es la
de llamar privados de libertad a los
secuestradores, a los asesinos, a los violadores, a los ladrones, a los
extorsionadores… que se encuentran encarcelados. Un eufemismo que a los únicos
que causa risa es a los maleantes que han violentado la vida, la libertad y la
propiedad de otros. Al resto de personas que NO somos indiferentes ante las
injusticias, nos causa coraje escucharlo y a unos pocos nos disgusta tanto que
somos capaces de verbalizar esa indignación con la esperanza de que más se unan
a condenar esa innoble manera de proceder de unos cuantos que, además, se
engañan a sí mismos pensando que hacen un bien profundizando el sistema de
incentivos perversos dentro del cual vivimos.
Nuestro apoyo debe ser para las
víctimas. Nuestra compasión para aquellos que han sido lastimados por personas
cuyo código de valores es contrario a la moral objetiva que promueve la
coexistencia pacífica entre los miembros de nuestra especie. Nuestras acciones
deben ir encaminadas a construir un Estado de Derecho donde todos seamos
iguales ante la ley. Pelear por un sistema político que solo otorgue poder a
los gobernantes para que los antisociales que violentan los derechos
individuales de otros sean los menos posibles, y cuando la violación no se haya
podido evitar, que el responsable del delito pague las consecuencias de sus acciones
y compense a sus víctimas. Gobernantes que se aseguren que de verdad se haga
justicia y que se respete la vida, la libertad y la propiedad de los
respetuosos.
Artículo publicado en el diario guatemalteco
“Siglo Veintiuno”, el lunes 16 de marzo de 2015.Etiquetas: criminales, injusticia, justicia, moral, política, privados de libertad
2 Comments:
Completamente de acuerdo...
Estoy seguro que es el sentir de cada uno de los "buenos ciudadanos"...
... Yo pregunto, cuando comenzó esta DESCOMPOSICION SOCIAL, ECONOMICA, POLITICA, EDUCATIVA, ESPIRITUAL...??
Sabes MY, escucho con atención la letra de las canciones, leo con atención los diarios, veo las noticias televisivas, (incluídos los deportes),etc, es decir, me mantengo informado...
Pero observo que todo conduce a una TRANSVALORIZACION...
Y viene a mi mente un viejo Tango:https://www.youtube.com/watch?v=fsAGpw5uwDU
Gracias MY, por tu artículo...
Y sí, seamos FELICES... MUY PERO MUY FELICES...
By Erick Romero, at 10:25 a.m.
Bueno ya paso la euforia Ahora todos van hacer lo que les da la Gana.
Cuando ya no se escucha a el pueblo , entonces viene la REVOLUCION.
Espero que no sea ni de DERECHA NI DE IZQUIERDA.
By Marco Tulio Illescas Bosch, at 5:42 p.m.
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