Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

3.09.2015

Las peticiones de Joe Biden



En su reciente viaje a Centro América, el vicepresidente de Estados Unidos se reunió con los presidentes de El Salvador, Honduras y Guatemala. Es su segunda visita oficial a nuestro país. En ambas ocasiones, las verdaderas intenciones del vicegobernante estadounidense fueron desconocidas por aquellos que nos vamos a ver perjudicados por su injerencia en asuntos que no le corresponden. La ironía es que es más probable que conmuevan a los gobernantes de nuestras naciones las demandas de Biden, que las justas exigencias que tenemos los ciudadanos de esta región permanentemente vestida de luto por los muertos producto de la guerra perdida contra las drogas.

Por cierto, aunque el mismo vicepresidente de EE. UU. pida que se frene la violencia y el crimen, es poco probable, por no decir imposible, que esto suceda. Total, esta es la parte políticamente correcta del discurso de todo funcionario que se precie de ser un burócrata estatista de cuello blanco. Es una de esas frases de cajón, ideales para ser reproducida por los medios de comunicación que, en lugar de preguntar sobre las medidas que piensan tomar para que tal reclamo (que es el nuestro de todos los días) se convierta en realidad, simplemente la utilizan para sus portadas, convirtiéndose en cajas de resonancia de los poderosos. ¡Cuán lejos están de la misión del periodismo: la búsqueda de la verdad!

Los mandatarios asistieron ilusionados a la reunión con el segundo de a bordo del gobierno del otrora ejemplar país de las oportunidades. Llegaron con la esperanza de cachar una tajada del millardo de dólares que Biden promete conseguir. Un caso interesante de estudio: un político haciendo promesas a otros políticos, como si se encontrara en campaña. Me parece que los votantes de estos lares ya sabemos cómo terminan tales ofrecimientos: incumplidos. Y ojalá así sea, porque si acaso algo de lo prometido fuera cumplido, sin duda sería a base de préstamos que nosotros los tributarios tendremos que pagar, mientras los gobernantes de nuestros países los van a malgastar, embolsándose gran parte de ese dinero.

En “Todo a Pulmón”, programa radial que conduzco en Libertópolis, me atreví a proyectar cuáles eran los principales motivos del periplo de Biden: asegurar que Otto Pérez solicita una nueva prórroga de la corrupta e ineficiente CICIG, recordarles a los presidentes que no pueden descriminalizar la producción, distribución y consumo de las sustancias prohibidas por el gobierno gringo y, finalmente, que vean cómo se las arreglan para que no llegue más gente de nuestros países a la nación que, irónicamente, fue construida por inmigrantes. Después de leer las declaraciones del enviado de Obama, confirmé lo cierto de mi pronóstico. No necesité hacer un gran esfuerzo mental para llegar a estas conclusiones. Todos podemos visualizarlo. Basta con que usemos nuestra razón y no falseemos la realidad. Basta con reconocer y aceptar la fascinación por el poder de ciertos miembros impresentables de nuestra especie.



Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 9 de marzo de 2015. La imagen la bajé de Internet.

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