Recetas que enferman
la moral productiva de los miembros de la sociedad. No se necesitan
políticas para incentivar ninguna
actividad productiva. Lo que necesitamos es que NO estorben la creación de
riqueza, en cualquier actividad, con impuestos directos, préstamos a los
gobernantes e intervención gubernamental, que son las recetas favoritas de los principales
cocineros de la pobreza: los burócratas de los organismos supranacionales.
Según Rebeca Arias,
Coordinadora Residente del Sistema de Naciones Unidas en Guatemala, en países
altamente vulnerables a desastres naturales, como es el caso de nuestro país,
la cultura de la gestión de riesgo es la única manera de asegurar el progreso.
No obstante, lo que Arias no se da cuenta, o no le conviene reconocer, es que
uno de los principales riesgos que corremos los guatemaltecos son burócratas
como ella y sus recetas que obstaculizan la creación de riqueza.
Que mejor ejemplo de
lo anterior que Jorge Familiar, vicepresidente del Banco Mundial para
América Latina y el Caribe, que le encanta visitar Guatemala para
ofrecerles un negocio redondo a nuestros gobernantes: más préstamos que ellos
van a recibir y nosotros, los tributarios, tendremos que pagar. Por supuesto,
la venta de la idea a los que seremos endeudados está disfrazada de buenas
intenciones y declaraciones como la siguiente: “Lo que nos interesa es apoyar
al pueblo de Guatemala en la erradicación de la pobreza, en la promoción de la
prosperidad compartida y en el combate a la vulnerabilidad”.
Lo que el señor
Familiar omite es que una buena parte de esos préstamos se la quedan ellos por
medio de “estudios, consultorías, evaluaciones…” y cualquier cosa que se les
ocurra que les permita apropiarse de una tajada del préstamo. Por supuesto, la
mayoría del dinero es dilapidada y el resto termina en los bolsillos de los
funcionarios del gobierno que estén a cargo de ejecutarlos y, probablemente,
algunos familiares o amigos suyos. En fin, todo queda dentro de la familia
burocrática, nacional y supranacional.
La “vulnerabilidad y
la pobreza” NO son consecuencia de la falta de una política de prevención de
riesgos y desastres, como, convenientemente, creen los burócratas de la ONU y
otras organizaciones estatales supranacionales. Y nuestra verdadera
vulnerabilidad es el poder casi ilimitado que gozan nuestros gobernantes para
impedir el progreso, más allá de los discursos políticamente correctos y bienintencionados. Poder que usan para
violentar nuestros derechos, endeudarnos y enriquecerse ellos a costa de
nosotros. Es esa vulnerabilidad la que debemos acabar para poder prosperar.
Artículo publicado en
el diario guatemalteco “El Siglo”, el lunes 1 de octubre de 2018.
Etiquetas: Banco Mundial, corrupción, Jorge Familiar, pobreza, préstamos
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