El dinero, como casi todos los medios que utiliza el ser
humano, ha evolucionado a lo largo del tiempo. Como escribió Arturo
Pérez-Reverte: “Cambian los tiempos y las gentes. Cambia nuestra forma de ver
el mundo y de vernos a nosotros mismos. A menudo esos cambios son para bien, y
nada ha de objetarse a ellos”. El dinero, además de representar la riqueza
creada, facilita el intercambio de bienes y servicios. Durante el neolítico lo
que la gente hacía era intercambiar directamente los bienes por medio del
trueque. Con el pasar del tiempo, optaron por usar, en la mayoría de los casos,
piedras preciosas, en especial el oro y la plata, para agilizar el intercambio.
En algunas culturas también se utilizaron granos.
Según Heródoto, fue en el siglo VII a.C. que los lidios
empezaron a acuñar monedas de oro y plata, las cuales eran garantizadas por
aquellos que las acuñaban. El nombre y la confianza que la gente tenía en ellos
les permitían competir con los gobernantes que también acuñaban monedas. Los
primeros en empezar a usar oficialmente el papel fueron los chinos en el siglo
IX, aunque éste ya sea utilizaba desde el siglo VII.
En occidente, los primeros en usar papel moneda fueron los
suecos: en 1661 Johan Palmstruch, fundador del Banco de Estocolmo, los
entregaba como una especie de recibo para quien depositaba oro u
otro metal precioso. Y es así como se empiezan a intercambiar
billetes en lugar de los metales que estos representaban, billetes que en ese
tiempo estaban respaldados por su “peso en oro”. Y es este el motivo por el
cual muchas de estas monedas se conocían como “peso”. Sin embargo, en el siglo
veinte el esquema cambió, perdiendo esos “pagarés” o “recibos” el respaldo metálico
que antes tenían: hubo una involución, un retroceso, en lo que al dinero
respecta.
Hoy, nos encontramos a merced del poder arbitrario de los
gobernantes que emiten las monedas llamadas de “curso legal” sin ningún
respaldo, más que el del abstracto Estado:
que no son otros más que los políticos, en gran parte corruptos, que llegan al
ejercicio del poder. No obstante, esto va a cambiar en los próximos años. El
dinero como institución, después del traspié del siglo pasado, continúa en este
siglo su evolución por medio de las criptomonedas, las cuales con razón son
temidas por los gobernantes, todavía desconocidas por la mayoría de personas y
vilipendiadas por personas mal intencionadas, ignorantes o sesgadas que hasta
del narcotráfico las quieren responsabilizar.
Pero, ¿qué son las criptomonedas? ¿Quiénes la “acuñan”? ¿Qué
o quiénes las respaldan? ¿Cómo nos beneficia o afecta la evolución del dinero?
¿Es esta evolución parte de la cuarta etapa de la revolución industrial: de la
revolución digital y de la inteligencia artificial? En fin, son un montón de
preguntas las que muchos nos hacemos, es especial aquellos que no queremos que
nos deje el tren del progreso. Por eso es importante, para aclararnos las
ideas, asistir al LiberCon sobre el Bitcoin. Para más información vaya al
sitio libercon.gt
Artículo publicado en el diario guatemalteco “El Siglo”, el
lunes 12 de marzo de 2018.
Etiquetas: Bitcoin, criptomonedas, digital, dinero, evolución, Francis Bacon, gobierno, historia, industrial, Libertópolis, revolución, riqueza
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