O a María, o a Pedro, o a Isabel. Da igual el
nombre de la persona cuando la gente cree que se puede sacrificar a unos para
beneficiar a otros. Puede ser cualquiera. Hoy usted acepta que unos sean
sacrificados, y tal vez mañana el sacrificado sea usted mismo. Es irrelevante de
quién se trata cuando se ve a algunos individuos como medios para satisfacer
las necesidades de los demás y, además, semejante inmoralidad es vista como
algo deseable. Quiénes serán sacrificados y quiénes serán los beneficiados con
tal acto es arbitrariamente decidido por aquellos que ejercen el poder,
apoyados por líderes de presión que de alguna manera consideran que también los
beneficia.
Lo más triste de esta realidad, es que la
mayoría de las veces los que son sacrificados aceptan semejante injusticia
porque creen que así debe de ser y aceptan una culpa inmerecida por los juicios
falsos que somos obligados a aceptar como verdades irrefutables desde que
empezamos a tener uso de razón. Juicios falsos que terminan siendo el origen de
nuestras contradicciones que nos impiden alcanzar plenamente nuestros valores y
conservarlos. Son estas creencias desarraigadas de los hechos de la realidad,
basadas en prejuicios ancestrales y místicos, las que alejan a muchos de
alcanzar el más noble propósito de todo ser humano: ser feliz.
Desde que somos pequeños, nuestros padres con
la mejor de las intenciones en la mayoría de los casos, repiten con nosotros el
error que sus padres cometieron con ellos: obligarnos a actuar en contra de
nuestra naturaleza y en contra de nosotros mismos. Lo hacen cuando nos obligan
a entregar a otros lo que nos pertenece y nos hemos ganado, con la excusa de
que el otro también lo necesita, aunque no le pertenezca ni se lo haya ganado.
A unos se les enseña a sacrificarse y a otros se les enseña a exigir lo que es
de los demás haciéndoles creer que tienen derechos
sobre los bienes de otros. Es este el origen del sistema de incentivos
perversos dentro del cual vivimos y que la mayoría acepta casi sin cuestionar
por miedo al qué dirán.
¿Debo de hacer algo para cambiar la situación?
¿Por qué debo hacerlo? ¿Qué puedo hacer para cambiar el estado actual de las
cosas? ¿Qué puedo hacer para vivir dentro de una sociedad donde prevalezcan la
paz y el respeto mutuo? ¿Una sociedad en la cual haya menos obstáculos para
vivir la mejor vida que me sea posible? ¿Vale la pena pelear por el futuro,
preocuparnos por lo que va a pasar mañana?
El mundo sólo está determinado por las elecciones
libres de quienes lo habitamos. De nosotros depende, para bien o para mal, lo
que vaya a suceder. ¿Una nueva ilustración que impulse a nuestra especie a
seguir prosperando? ¿O una nueva edad media que nos retroceda a un estado de
siervos? De cada uno de nosotros depende cuál de los dos escenarios se va a dar
en el largo plazo. Dependerá de si prevalece la visión de que toda persona es
un fin en sí mismo, o la visión de que unos son sólo medios para satisfacer los
deseos de otros.
Artículo publicado en el diario guatemalteco
“Siglo Veintiuno”, el lunes 18 de julio de 2016.Etiquetas: Ayn Rand, Derecho, egoísmo, felicidad, incentivos, libertad, perversos, propiedad, respeto, sacrificio, sistema
1 Comments:
Señora Díaz-Durán. Leo su artículo e inmediatamente me siento transportado a la experiencia que tuve hace una semana y que relato a continuación: en mi lugar de trabajo, presto servicios de docencia en el área de inglés, la administración solicitó a los docentes una contribución económica "forcivoluntaria" para ayudar a una de las alumnas que participan en un concurso de belleza así como la asistencia, también "forcivoluntaria", a dicho evento durante horas de descanso de las personas que allí laboramos. Considero que tal acción, que según el código de trabajo es ilegal, encaja perfetamente en esa descripción que usted desarrolla en este artículo de lo que yo considero es una de las formas de colectivismo más absurdas e inhumanas que pueden haber. En fin, encuentro su artículo bastante interesante. Cita de a objetivista Ayn Rand muy acertada para este artículo.
By KenobiC, at 11:12 a.m.
Publicar un comentario
<< Home