Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

4.18.2016

El "sentido común" del parásito



Si le parece demasiado fuerte llamar parásitos a quienes viven del esfuerzo mental y físico de otros, los puede llamar gorrones, porque al final la conclusión es la misma: son buscadores de rentas que pretenden vivir a costa del trabajo de los demás. Es irrelevante el discurso que utilicen para alcanzar sus objetivos: ¿ayudar? a los pobres (con el dinero de otros), el argumento resentido en contra de la riqueza o la falaz explicación a la supuesta injusticia en la desigualdad de rentas y patrimonios.

La proliferación de estos parásitos, a los que les encanta vivir cómodamente a expensas de los tributarios, no es sólo un fenómeno de índole nacional. Es un fenómeno mundial. Los encontramos por todos lados, ya sea en la burocracia estatal nacional o en la burocracia de los organismos internacionales y supranacionales. Tanto los funcionarios nacionales como los miembros de entes como la ONU, el FMI, el BM, la CEPAL… se dedican primordialmente a promover más impuestos, sin importarles el daño que le hacen en el largo plazo a todos los demás, en especial a los más pobres.

Debemos identificar las intenciones REALES de estos personajes. Repito: ellos también viven de los impuestos que nosotros pagamos. Todos los funcionarios de estas instituciones internacionales son mantenidos por los gobiernos de los países que forman parte de dicha organización. Lógicamente, el sentido común de esta gente se enfoca en ver cómo logran los gobernantes de tales países exprimir más a los tributarios. Son en general, con contadas excepciones, gente que no tiene la menor idea de lo que implica crear riqueza. El colmo de la ironía es que esta gente que despotrica en contra de los paraísos fiscales y en contra de aquellos que quieren proteger su dinero legítimamente ganado de sus garras,  NO PAGAN IMPUESTOS.

¿Cómo llegaron a acumular tanto poder los parásitos de las burocracias estatales, nacionales y supranacionales? Poder que les permite perseguir y condenar a los creadores de riqueza con el objetivo de apoderarse de lo que otros se han ganado para vivir ellos como reyes sin nunca haber sido gente productiva ni generadores de empleo productivo. ¿Por qué la mayoría se queda callada mientras una minoría celebra tal violación a los derechos individuales de quienes han hecho el esfuerzo mental y físico por mejorar su calidad de vida y la de sus seres queridos, siendo exitosos en las tareas que han elegido? Que, además, en el proceso de alcanzar sus objetivos han ayudado a otros a conseguir los propios creando, repito, trabajos productivos.

Como señala Ricardo Rojas, debemos denunciar y combatir a la ineptocracia que predomina en el ámbito estatal: “Una forma de gobierno en el que los menos aptos para liderar son elegidos por los menos capaces de producir, y en el que aquellos miembros de la sociedad menos capaces de sustentarse a sí mismos o de triunfar son recompensados con bienes y servicios procedentes de la riqueza que le ha sido confiscada a un número cada vez menor de productores”.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 18 de abril de 2016.

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