Se fue Gianca,
pero nos dejó un legado de sueños hechos realidad. Gianca, que hizo suyos los anhelos de libertad de muchos que lo
admiramos por su tenacidad en mostrar que los deseos de progreso y de bienestar
general son posibles. Gianca, que
trabajó afanosamente hasta su último aliento consciente. Gianca, conocido en el mundo de las redes y las comunicaciones
virtuales como GIS, las iniciales de
su nombre: Giancarlo Ibárgüen Segovia.
En mi artículo publicado el 12 de agosto de
2013, titulado “¿Quién es Juan Galtón?”,
describí al heroico y admirable caballero que fue Gianca, un hombre capaz de inspirarnos a muchos más de los que él
pudo llegar a imaginar, siendo él la viva prueba de lo que alguna vez expresó:
“¿Cómo acertar? Aférrense siempre a la Libertad y todo lo demás se les dará por
añadidura. No capitulen, tengan fe en lo que han aprendido y en lo que les
falta por aprender. Tengan fe en el hombre, aunque lo vean tambalearse, aunque
lo vean caer, aunque lo vean fallar. ¡Tengan fe en el hombre!”. Ese hombre
creador a quien Gianca encarnaba. Un
ser virtuoso que dejó un inmenso legado que será recordado y agradecido por
aquellos que nos hemos beneficiado de una de sus más importantes virtudes: la
productividad.
Algunos de sus logros ya han sido reconocidos
por otros a los que me quiero sumar: además de rector del año 2003 al 2013 y
fiduciario de la Universidad Francisco Marroquín (UFM), Gianca fue chairman y fundador de The
Antigua Forum, fue presidente del Centro de Estudios
Económico-Sociales (CEES) y de la Association
of Private Enterprise Education (APEE), fue secretario de la Mont Pelerin Society y directivo
del Liberty Fund de la Philadelphia Society. Gianca es el artífice de la
liberalización de las telecomunicaciones y de las divisas en Guatemala,
entre muchas cosas más.
Gianca fue una persona bondadosa, benevolente, que no
sólo perseguía sus sueños, sino ayudaba a otros a alcanzar los de ellos. Entre
estos últimos me cuento yo y un grupo de amigos que soñamos con emprender una
azarosa y peligrosa aventura que hoy es conocida como Libertópolis. Dos amigos
fundamentales tuvimos en el momento crucial, los cuales nos permitieron hacer
realidad nuestro sueño. Uno de ellos fue Manuel Ayau Cordón. El otro Gianca. Gracias, ¡infinitas gracias a
ambos! Maestros insustituibles y congruentes: confirmaban sus palabras con sus
acciones y apoyaban a quienes compartían sus valores.
Gianca, es y será siempre, en mi mente y en mis
recuerdos, un hombre excepcional y un gran amigo. Fue un honor conocerlo y combatir
a su lado en la interminable batalla por la libertad. Quiero terminar con otra
idea vital de Gianca, una de tantas
que ojalá circule viralmente e inspire a muchos más sin límite de tiempo: “Que
nadie les robe la pasión por lo que hacen, ni mucho menos por la vida misma.
Caminen siempre con dignidad y con la frente en alto, sabiendo que viven una
vida coherente con sus principios y sus valores morales. Que nadie les
impida construir un mundo mejor”.
Artículo
publicado en el diario guatemalteco
“Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de marzo de 2016.Etiquetas: CEES, Giancarlo Ibárgüen, libertad, Libertópolis, Manuel Ayau Cordon, The Antigua Forum, Universidad Francisco Marroquin
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