Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

9.01.2008

Peligro


Hace unas semanas leí que en una sociedad donde reina la injusticia es peligroso tener razón, y en un país donde se reparte discrecionalmente, es peligroso producir riqueza.

Soy optimista y creo que en Guatemala se puede tener la razón. A pesar de la creciente incertidumbre, creo que sí se puede debatir, ir en contra de la corriente de pensamiento dominante y probar con evidencias y argumentos (sin recurrir a las falacias e insultos) quién está en lo correcto y quién está equivocado. La corriente de pensamiento dominante es aquella que está plasmada en nuestra legislación, la cual define nuestro sistema de gobierno como un Estado Benefactor, mercantilista e intervencionista.

La que lamentablemente sí parece aplicarse a nuestra nación, es la segunda parte de la sentencia mencionada: “En un país donde se reparte discrecionalmente, es peligroso producir riqueza”. Y, precisamente, los gobernantes pueden repartirla, arbitraria y discrecionalmente, por el poder que les otorga nuestro sistema político. Y casi siempre se cumple con la máxima que dice: “quien parte y reparte, se queda con la mejor parte”. Las excepciones, precisamente por ser excepciones, son las que al final confirman la norma. ¿Nos queda claro el porqué de la insistencia en una reforma fiscal que propone más impuestos y el porqué de la decisión del Álvaro Colom en pasar a formar parte de Petrocaribe?

¿Quién, en su sano juicio, al menos dentro del ámbito formal, se va a atrever a invertir en una sociedad donde no se respeta el derecho de propiedad? ¿En una sociedad donde se castiga al productivo, y se premia al gorrón oportunista que llega a ocupar un cargo público? Porque el bienintencionado discurso de ayudar a los más pobres, no es nada más que eso: un simple discurso.

¿Ahora sí, quienes aún no salen de su asombro ante el discurso neoliberal de los hermanos Castro, entienden por qué estos revolucionarios decidieron decretar el pago de salarios por productividad y eliminar el pago igual para todos? Por supuesto, me refiero a los cubanos Raúl y Fidel (si aún vive), y no al grupo de cantantes mexicanos que se hicieron celebres el siglo pasado.

Al fin, la tragedia más importante de nuestros tiempos no es el cambio climático. La tragedia es que las ideas paternalistas de unos pocos, con mucha influencia, han sido compradas por una gran parte de la población. Y esas ideas paternalistas nos han obstaculizado el proceso de creación de riqueza, única forma de combatir la pobreza.

Al igual que los multimillonarios cantantes, artistas de cine y socialités, que se unen contra la pobreza, unámonos nosotros y trabajemos todos, como algunos de ellos lo hacen, creando riqueza. Eso sí, no sigamos el ejemplo de quienes, lamentablemente, sólo heredaron de sus antepasados el dinero para vivir cómodamente, y no la capacidad de sus padres, abuelos, tatarabuelos… para generar ayer lo que sus descendientes gastan hoy a manos llenas.


Articulo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 14 de julio de 2008.

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