Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

6.04.2006

Aeon Flux

Líderes, que no hay líderes. Héroes, ¿qué pasó con los héroes en la llamada era postmoderna? ¿Representa esta etapa relativa el resurgir de la heroína? Al menos, esa fue la visión del coreano Peter Chung, creador de Aeon Flux: una mujer poco común que nace en nuestro tiempo y vive en el siglo veinticinco. ¿Qué pasó?

En los albores del siglo veintiuno, un terrible virus arrasó con casi toda la humanidad. A pesar de lo anterior, un grupo de científicos, en un principio visionarios, tuvieron tiempo de construir una ciudad, Bregna, que permitió amparar a los cinco millones de sobrevivientes. Sin embargo, como “el poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente”, en el siglo veinticinco, época en la que se desarrolla la acción, la ciudad es gobernada por un régimen totalitario. Aeon Flux es miembro del grupo rebelde los “monicans”, cuyos jefes le asignan la misión de asesinar a Trevor Goodchild, Presidente del consejo del gobierno. No obstante, cuando enfrenta a Goodchild, algo extraño sucede que le impide cumplir con su objetivo. ¿Por qué termina Aeon Flux combatiendo al lado de Trevor y en contra de los miembros del consejo, encabezados por el hermano de este último, quien incitó el golpe de Estado contra Trevor?

Aeon Flux ve por primera vez la luz en 1991, como protagonista de una colección de cortos animados dentro del espacio “Liquid Television” de la cadena de televisión MTV, presentados como episodios independientes de escasa duración, que terminaban, inevitablemente, con la muerte de su protagonista. ¿Original, no? ¿Cómo resucitaban a Aeon en el siguiente programa?

Chung, con toda libertad, desarrolló una obra de animación orientada al público adulto que disfrutaba por igual del anime de origen japonés y del cómic europeo de ciencia ficción. Esa controversial mezcla de violencia, sexo y humor negro convirtieron a la idea de Chung en una exitosa serie de culto. El triunfo fue tal que los responsables de la cadena estadounidense decidieron transformar el corto en una serie permanente de capítulos de treinta minutos de duración, incluyendo diálogos que profundizaban en la personalidad y la psicología de los personajes y sus relaciones, en detrimento de la acción.

Pese a todo, diez años después de que concluyera su emisión, Aeon Flux llega a la gran pantalla apoyada por la misma MTV, en un largometraje dirigido por Karyn Kusama (después de su galardonado debut con “Girlfight”) y protagonizado por la ganadora del Oscar Charlize Theron, quien encarna a la sensual y combativa rebelde (en muchos sentidos), y el neozelandés Marton Csokas, quien interpreta a Trevor Goodchild. El guión de la película estuvo a cargo de Phil Hay y Matt Manfredi, quienes presentan un marco argumental diferente, en algunos puntos, al de la serie original, prescindiendo de una buena parte de su carga erótica, humorística y explosiva, acercando la producción a cualquier espectador.

¿Las vidas de los humanos, en el siglo veinticinco de Aeon Flux, seguirán siendo intervenidas por los gobernantes? ¿Es el precio de la libertad una eterna vigilancia de la misma? Adelante, intente resolver el misterio adentrándose en el futuro de la mano de Peter Chung, quien nos muestra una especie de “mundo feliz” al estilo de Aldous Huxley: controlado y planificado por unos pocos.


Nota: esta crítica de cine se publicó en la revista “Orbe” del mes de junio de 2006.