Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

4.24.2006

La costra vuestra

La Asamblea Nacional Francesa aprobó subsidiar a las empresas que empleen jóvenes en lugar de flexibilizar la contratación para atraer capital fresco, con lo cual esperan mantener algo de la inversión que existe a la fecha. Pregunta: ¿por cuánto tiempo más creen conservarla, mientras sólo aumenta la oferta de personal y no su demanda? El Estado Benefactor no subsiste sin el mercantilismo: requiere conceder privilegios a unos pocos en detrimento, en el largo plazo, del resto.

En tanto, la Organización Mundial de Comercio (OMC) calcula que la economía global crecerá alrededor del siete por ciento en este año. Y en Guatemala ¿qué onda? Pues el progreso es casi nulo: la nuestra es una de esas sociedades, junto con Francia, que baja el promedio general. ¿Qué tenemos en común? Un Estado Benefactor de inspiración socialista. Es cierto que el aparato estatal del país europeo es más “pesado” que el de nosotros, pero los galos antes de adoptarlo tuvieron la oportunidad de crear riqueza.

Luego, llama mi atención la contradicción entre fines y medios de muchos que “hablan” de generar empleo y de la urgencia de invertir: desde Jeffrey Sachs, pasando por Anders Kompass y llegando a Juan Tiney. Nada nuevo hay bajo el sol, Cohélet.

¿Cómo proponen estos personajes alcanzar tales objetivos? Sachs opina que los ricos DEBEN destinar recursos a las áreas pobres, así porque sí: por obra y gracia del Espíritu Santo. ¿O irá a sugerir que se decrete una ley que los OBLIGUE a aventurar su patrimonio? A más de un diputado le va a parecer una “buenísima” idea, sin duda. Al final recurrirían a decisiones similares a las de los franceses: otorgar prebendas.

Kompass plantea convocar al Pacto Fiscal e incrementar impuestos: conjetura que de esa manera va a “enamorar” a miles de emprendedores que arriesgarán “titipustales” de pisto. Qué ingeniosa propuesta. ¿O no? De plano, me impresiona el “discernimiento” de los funcionarios del paraíso “tax free” de la ONU.

Tiney pretende que le entreguen tierras y le depositen al menos unos Q100 millones a la cuenta corriente de la CONIC para ayudar a algunos a salir de la miseria. Lo que no ha aclarado es a quiénes va a enriquecer la transferencia de “fondos públicos”.

Ellos, al igual que otros “expertos”, operan con paradigmas fracasados del siglo pasado, los que se encuentran “encostrados” en la mente de gente que suele hacer análisis superficiales, sesgados y plagados de emociones. Eso sí, completamente alejados de la realidad y de la acción humana tal cual es.

Total, la “cosa nostra” diaria de los tributarios es poner a trabajar la imaginación para lograr satisfacer las exigencias dinerarias de los burócratas locales y extranjeros, y después ocuparnos de las necesidades propias. Y pensar que todavía hay quienes se tragan el cuento de que es por el “bien de todos”: un mal chiste que provoca más lágrimas que risas. En fin, cada quien se rasca la costra donde le pica.


Nota: este artículo fue publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, en la columna semanal “Principios”, el lunes 24 de abril de 2006.