Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

1.07.2008

Cintura ágil


“Con frecuencia se me ocurre pensar si sería posible empezar otra vida en la que supiéramos exactamente lo que estamos haciendo… La vida vivida sería el borrador y la nueva una hoja en blanco… Pondríamos nuestros mayores afanes en no repetirnos nosotros mismos”. Palabras del teniente coronel Vershinin, puestas en su boca por Antón Chéjov en “Las tres hermanas”.

Ensayar la vida para corregir los errores en la función estelar. Repetir un día, sin las sombras que lo oscurecieron en su debut. Un sueño imposible de muchos, abrumados por el costo de sus errores. Y, a pesar de lo quimérico detrás del intento de cambiar lo pasado tomando decisiones distintas, un año novel, recién nacido, sin pasado propio, nos permite imaginar que es posible empezar de nuevo.

Recomenzar, con una cintura ágil para esquivar el fuego cruzado de un período político que promete una gran turbulencia y mayores decepciones con aires socialdemócratas, si acaso los próximos gobernantes intentan cumplir con la mayoría de lo prometido en campaña. Utopías que, repetidas cada cuatro años, sólo sirven de vehículo a unos cuantos para alcanzar la meta ansiada: el ejercicio del poder.

El oro, el incienso y la mirra para todos: el Estado distribuidor y repartidor. El Rey Mago del pueblo. Sabio de oriente que desdeña las lecciones de occidente. Pero, ¿quiénes los van a extraer, quiénes los van a producir, quiénes los van a transformar de un simple recurso a riqueza? ¿Con qué capital? ¿Quiénes se animarán a correr incontables riesgos con pocos beneficios? ¿Negociarán prebendas y privilegios con los poderosos, o sea, aquellos que ostentan el poder, entendido como el uso legal de la fuerza de unos sobre otros? ¿Cuántos podrán tocar la puerta del Presidente, o su consorte, en busca de una ley específica que los beneficie? Y el resto, casi el todo, ¿qué?

Entre lecturas “On the road” y el paso de las “Letras Libres”, a la espera de un avión que me regrese a mi terruño de tintes primaverales y azotado por vientos del norte, medito sobre este ciclo iniciado de 366 soles, con sus respectivas lunas, que llega en un momento inflexivo, más que reflexivo, de mi vida. Observo, perdida en una de esas salas poco usadas que encontramos en los aeropuertos, a aquellos que, al igual que yo, pretenden ignorar el tiempo de encierro ineludible a todo pasajero que se encuentra en tránsito.

En fin, ¿no es la vida un limitado proceso que comienza cuando nacemos y termina con nuestra muerte? ¿Tendrán razón quienes piensan que es un simple tránsito, un trasbordo de un avión a otro con destino desconocido? Total, más allá de la incertidumbre y las preguntas que acumulo en el transcurso, sé que lo real, con lo único que cuento, es con un eterno hoy. ¿Buscamos reinventarnos en el presente? Yo, al menos, no. Sólo aprender de las experiencias pasadas, haciendo uso de una ágil cintura que me libre de caer en las tentaciones de ayer.

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 7 de enero de 2008.



La fotografía la tomé en el aeropuerto del Distrito Federal de México, el miércoles 2 de enero de 2008.

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1 Comments:

  • Marta Yolanda

    Te deseo exitos este nuevo año y se que eres una mujer positiva a pesar de todo lo que sucede a tu alrededor.
    Algunas de tus ocurrencias me hacen reir y pensar y otras simple mente trato de comprender pues se que eres muy inteligente.
    Tu vida es muy intersante y especial y asi eres tu para Dios.

    Para mi, mi amiga invisible.

    GersonRod.

    By Anonymous Anónimo, at 6:18 p.m.  

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