Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

12.16.2007

Mi familia



Yo sí tengo familia. Papá, mamá, hermanos, sobrinos, tíos, primos… Gozo de la dicha de que una de mis abuelas vive. Y durante muchos años disfruté del cariño y sabiduría de los padres de mi padre, hoy, espero, amándose eternamente en un mundo ajeno a nosotros, los que vivimos.

Con todo y sus aciertos y errores, como cualquier ser humano, mis padres hicieron un trabajo extraordinario al criar a sus cinco hijos, únicos e irrepetibles. Nobles y, a veces, demasiado ingenuos. Ubicados en ocasiones en las antípodas de la actividad humana, pero siempre coincidiendo en principios y valores heredados de nuestros antepasados.

Es para mi motivo de orgullo ser nieta de José Maria Díaz-Durán, reconocido ginecólogo, entre otras muchas actividades a las cuales se dedicó mi abuelo. Soy la orgullosa tataranieta de Joaquín Díaz-Durán, más conocido como el “Chancle” por sus compañeros: liberal decimonónico, revolucionario idealista, intelectual cosmopolita. Y así, podría listar a mujeres y hombres probos, productivos y respetuosos, cuyo ejemplo sigo.

He tenido muchas oportunidades en la vida que he procurado aprovechar. Por supuesto que me he equivocado en muchas ocasiones. Equivocaciones que he reconocido y cuyas consecuencias he asumido responsablemente.

Sin duda, el hecho de ser parte de una familia ha facilitado muchas cosas en mi vida. Como puede ser también su caso, apreciado lector o lectora. No nos causa mayor daño la recientemente aprobada “Ley de adopciones”. Tal vez nos provoca dolor y tristeza por todas las criaturas frágiles que ahora miran cada vez más lejos la posibilidad de ser parte, como usted y como yo, de un hogar donde gocen del amor y protección que otorgan unos padres. Pero no nos causa más perjuicio que aquel que nos provoque en el bolsillo el hecho de que, según esta norma, lo que antes financiaban las personas interesadas en adoptar un niño o una niña, ahora lo vamos a pagar los tributarios, la presa preferida de los políticos.

A quienes complica aún más la vida, es a aquellos infantes abandonados y maltratados. Qué cosa: al segmento más débil de toda sociedad. Muchos de los cuales no pueden ni siquiera expresar lo que sienten, porque todavía no han aprendido las herramientas del lenguaje. Herramientas que muchos de ellos ni siquiera van a llegar a conocer. Víctimas perfectas de quienes lucran de la miseria ajena con la excusa de aliviarla.

“Roxana Morales, presidenta de la Sala de Apelaciones de la Niñez y la Adolescencia, informó ayer que a los tribunales llegan a diario unos 50 casos de menores por abandono de los padres, maltrato, abuso y explotación sexual, pero a la vez, los hogares de protección están saturados”. Prensa Libre, 27 de octubre de 2007, por Alberto Ramírez. Más de quince mil niños que, según Karla Mata, quien entiendo colabora con Wendy de Berger, no existen. En fin, ¿en qué país viven quienes apoyan la monopolización estatal de la adopción?

Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 17 de diciembre de 2007.

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1 Comments:

  • Excelente como siempre Marta Yolanda, feliz navidad a todos en el programa!
    Jonathan Boarini

    By Anonymous Anónimo, at 2:38 p.m.  

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