En esta crisis política que inició hace ya
varios años, en la cual se enfrentan el gobierno y la CICIG, ni todos los que
apoyan al gobierno son corruptos, ni todos los que apoyan a la CICIG son
vendidos. Ni todos los que apoyan al gobierno son defensores de la libertad, ni
todos los que apoyan a la CICIG son socialistas. Ni todos los que apoyan al
gobierno están en contra de la persecución de corruptos, ni todos los que
apoyan a la CICIG son honrados. Deshonestos hay en ambos bandos. Idealistas hay
en ambos grupos. Oportunistas hay en ambas facciones. Y en las dos partes hay
personas que quieren una Guatemala diferente.
Quiero aprovechar para recordar lo que he
escrito en otras oportunidades, lo que representa uno de los más serios
problemas que enfrentamos. Somos muy pocos los que realmente estamos
interesados en lo que sucede a nivel político en nuestro país. La mayoría de
nuestros compatriotas no están interesados en temas políticos. A la mayor parte
de ellos lo que les preocupa es cómo van a lograr satisfacer sus necesidades básicas
y las de sus seres queridos. Muchos otros están enfocados en juntar el dinero que
necesitan para emigrar a Estados Unidos. Y el resto, defraudados y desconfiados
de los políticos, con sobrados motivos, prefieren ignorar la realidad creyendo
que de esa manera no les va a afectar. Tremendo error que pagamos todos.
Ahora, el problema que tienen los que en la
presente crisis se han decantado por un grupo en particular, al menos la mayor
parte de ellos, es que se están dejando llevar por la emoción y no por la
razón. Sin embargo, dentro de la ínfima minoría interesada en los asuntos
políticos en Guatemala, existe un tercer grupo con el cual me identifico yo. Dentro
de este debate hay muchos que no tomamos una posición indiscutida por un grupo.
Y somos más de lo que se imaginan, porque la mayoría prefiere mantenerse
silenciosa para no ser etiquetados ni vilipendiados, para no enfrentarse con
amigos ni familiares. Ciudadanos que prefieren solo observar, sin emitir
públicamente su opinión. Quienes ni estamos indiscriminadamente a favor del
gobierno, ni ciegamente a favor de la CICIG.
Que estamos a favor de la construcción de un
verdadero Estado de Derecho, dentro de un gobierno republicano, donde nadie
esté por encima de las normas y nadie goce ni de privilegios ni de inmunidades
especiales. Que exigimos que aquellos que ejercen el poder, lo ejerzan de forma
limitada, que rindan cuentas y paguen las consecuencias de sus errores. Todos,
sin excepción. En pocas palabras, donde todos seamos iguales ante la Ley: con
iguales derechos y obligaciones.
Los invito a meditar de una forma objetiva,
racional y prudente, para que no los manipule nadie. Al fin, lo que realmente
estamos viendo y viviendo hoy en Guatemala, es una desesperada lucha por el
ejercicio del poder a como dé lugar. En unos días será la convocatoria oficial
a las elecciones generales de 2019, y estas elecciones, que incluyen su proceso
y saber quiénes son los candidatos, deben ser nuestro principal motivo de
discusión. Porque en estas elecciones nos estamos jugando las condiciones en
las cuales vamos a vivir en los próximos años.
Artículo publicado en el diario
guatemalteco “El Siglo”, el lunes 14 de enero de 2019.
Etiquetas: CICIG, corrupción, elecciones, elecciones 2019, gobierno, poder, Voltaire
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