Pienso que sí. No sé en qué condiciones, pero considero que
es el escenario más probable. Más aún, espero que los aficionados al fútbol
estén disfrutando de los partidos. Aunque me entra cierta duda al ver a unos
cuántos agonizar junto con el equipo de sus preferencias. También sé que no
todo es diversión. Puede haber partidos aburridos, o al menos parte de estos.
Sin duda los que más emoción generan son aquellos en los cuales proliferan los
goles bien hechos. Lo que no es igual en el campo político, donde a más goles,
menos alegrías.
Mientras, unos pocos ermitaños en la época del mundial, que no deliramos por estos
encuentros deportivos, nos concentramos en cuidar la portería de nuestro país que, precisamente por estos tiempos, es
atacada por los oportunistas que aprovechan la distracción que representa la gesta fútbolera para pasar legislación
que sólo los beneficia momentáneamente a ellos y, en el largo plazo, termina
sumándose al cuerpo de ¿leyes? que impiden el progreso y la mejora en la
calidad de vida de todos.
Por ahora, que sepamos, nos han metido dos goles que, confío,
al finalizar los encuentros mundialeros
indigne a quienes hoy no quieren saber nada de política. A lo mejor todavía
algo podemos hacer para minimizar las consecuencias nefastas esperadas de los
goles anotados por los aprovechados que se encuentran en el ejercicio del poder
y sus socios en los grupos de presión y en la burocracia estatal supranacional.
El primero de estos tantos, lo metieron el mismo día que
inició el Mundial, aunque nos enteramos de éste penalti cuando metieron el segundo gol: el miércoles 20 de junio
pasado. Según declaraciones de Juan Francisco Sandoval, titular de la “Fiscalía
Especial Contra la Impunidad” (FECI), Juan Carlos Monzón está libre desde
el 15 de junio, luego de “cumplir con los convenios
de colaboración eficaz en los casos de La Línea y Cooptación del
Estado”. La excusa que dio Sandoval a semejante aberración, es que la libertad
le fue concedida a Monzón para “procurar su seguridad”. Agregó que Monzón
rechazó la oferta que le hicieron de pasar a formar parte del programa de
protección de testigos. ¿Por qué lo rechazó? ¿Cuánto de lo que robó logró
esconder antes de entregarse?
En fin, el segundo gol nos lo metieron los diputados que
aprobaron el préstamo por 250 millones de dólares, promovido por burócratas del
Banco Mundial (BM). El préstamo se supone que incluye 3 mil 500 quinientos
quetzales, por 10 meses, para las familias afectadas por la erupción del Volcán
de Fuego. Un engaño populista más. Dinero que probablemente recibirán allegados
al partido. Deuda que pagaremos los tributarios y disfrutaran quienes recibirán
los desembolsos: los gobernantes, la burocracia nacional y los funcionarios del
BM a los que les adjudiquen las consultorías
incluidas.
Como bien la define Ambrose Bierce en su "Diccionario
del Diablo", dentro del sistema de incentivos perversos que prevale, “la política
es una lucha de intereses enmascarada como una competencia de principios”. En
otras palabras, la política no es más que la conducción de los asuntos públicos
para la ventaja privada de aquellos que actúan en nombre del Estado.
Artículo publicado en el diario guatemalteco “El
Siglo”, el lunes 2 de julio de 2018.Etiquetas: Ambrose Bierce, Banco Mundial, corrupción, Diccionario del Diablo, fútbol, Juan Carlos Monzón, Mundial, préstamos
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