Como es costumbre, dedico el primer artículo del año al año mismo. No soy la única que lo hace, pero espero hacerlo diferente que el resto. Pensé cambiar mi rutina. Total, este escrito será publicado después del 6 de enero, día de reyes. Sin embargo, llegué a la conclusión de que, a pesar de la fecha, aún es importante plantear lo que podría suceder, o no suceder, en el siguiente período de 366 ciclos de 24 horas. Sí: este será un anno domini bisiesto, según el calendario gregoriano el cual utiliza la mayoría de habitantes del planeta.
En el tema político, la nota más importante en nuestro país es el cambio de gobierno. Al menos en el primer mes. Al fin salimos de uno de los peores gobiernos de toda la historia política de Guatemala. Abandona el poder Álvaro Colom y su séquito, creyentes de la socialdemocracia, y llega al Organismo Ejecutivo el general retirado Otto Pérez Molina, acompañado de un grupo diverso de gente que abarca desde socialistas de hueso colorado hasta conservadores anclados en un pasado que ya debió ser superado. Soy realista y objetiva, por tanto no espero mucho de los próximos gobernantes. Espero más de lo mismo.
A nivel mundial elegirán nuevos gobernantes, entre otros, los mexicanos y los estadounidenses que por motivos conocidos son más relevantes para nosotros. Les guste o no a algunos, lo que suceda en las naciones mencionadas nos afectará de varias maneras: para bien o para mal. Y no sólo en el ámbito comercial, sino también en lo que respecta a la seguridad dependiendo de la visión del mandatario electo en los países citados en lo que respecta a la guerra perdida contra las drogas la cual, lamentablemente, apoya el gobernante electo en Guatemala.
En Europa, a pesar de los recortes del gasto estatal, por ser estos sólo cosméticos, variará poco la situación. Continuará la crisis económica y política en la que se encuentran inmersos desde hace varios años. Crisis que se profundizó en 2011. Y en oriente próximo, considero que seguirá la lucha por la libertad que emprendieron en varios pueblos del área. Los egipcios aún no han logrado lo que buscaban: un cambio de sistema. Los sirios siguen peleando contra la dictadura de la familia de Bashar al-Assad. Y en Libia todavía no saben lo que quieren después de la muerte de Muamar el Gadafi. Lo anterior sólo por listar algunos de los conflictos vivos en esta parte del globo.
Lo que me atrevo a asegurar con un 99.99 por ciento de confianza es que 2012 no será el año del fin del mundo. Quisiera que el cambio de era que anuncian algunos representara el final del Estado Benefactor/Mercantilista, pero lo creo poco probable. Podrá ser el fin de muchas personas, incluidos nosotros. Lamentablemente no tenemos la vida comprada. La ganamos día a día si la cuidamos responsablemente. Pero el fin de la Tierra no. Así que, a disfrutar de la existencia y enfrentar usando la razón los retos del año que recién empieza.
El presente artículo fue publicado el lunes 9 de enero de 2012 en el diario guatemalteco Siglo Veintiuno. La imagen del mundo (en nuestras manos) la bajé del sito del diario español "El País".Etiquetas: 2012, Álvaro Colom, EE. UU, elecciones, Estado benefactor, Europa, mercantilismo, México, Mundo, oriente próximo, Otto Pérez
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