Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

8.03.2010

No quiero ser Presidente


Ni ocupar otro cargo de elección popular. ¡Menos ser parte del séquito de un gobernante! Parte del Leviatán: la burocracia estatal. Sería la peor pesadilla de los tatascanes. Desde pequeña, hecho que pueden confirmar mis padres, no acepto órdenes sin entender el porqué de estas. ¡Vaya que me dolió en algunos casos esa racional rebeldía! Además, el costo que tendría que pagar sería demasiado alto. Quién sabe, a veces pienso que llegaría a ser un sacrificio. Y no creo en entregar un valor superior a cambio de uno inferior. Y lo digo sabiendo que, por ser políticamente incorrecto, será mal interpretado, descontextualizado y manipulado. Pero, como dijo José Ortega y Gasset: ‎”…la vida de cada cual no tolera ficciones, porque al fingirnos algo a nosotros mismos, sabemos, claro está, que fingimos...”.

Espero les quede claro a mis enemigos, que en lugar de miedo me dan risa, para que cambien de táctica de ataque. Por cierto, los pocos insultos (críticas no son) que de pura casualidad pasan por mis ojos, me muestran que no han evolucionado, aunque hayan cambiado de medios para expresar su resentimiento. Más aún, estoy convencida que han involucionado. Una muestra más del tipo de gente que hoy ostenta el poder y los guanabí gobernantes. ¡Ah! Y de sus esbirros. Algunos de ellos, pobres, aceptan esos empleos por la escasez de éstos en nuestro país. Sin embargo, ¿serán conscientes del costo personal que representa trabajar para personas a las cuales desprecian?

Participar en política partidista es un derecho individual que NO me interesa ejercer. No obstante, es necesario que lleguen al poder, en especial al Legislativo, individuos con las ideas claras, convencidos de que necesitamos urgentemente sustituir el Estado Benefactor/Mercantilista por un Estado de Derecho liberal. Ese que ha permitido el progreso y la mejora en la calidad de vida de los habitantes del llamado primer mundo. Hacerlo no resta credibilidad, una vez que quien decida dar ese paso sea coherente con sus principios e intelectualmente honesto. Que logre vencer las tentaciones que va a encontrar en su camino.

Lamentablemente, la hipocresía y el oportunismo privan hoy en la esfera pública de Guatemala. Tanto entre los políticos, como los poderosos y aquellos autonombrados representantes de ese abusado abstracto conocido como sociedad civil. Mientras, a los ciudadanos exitosos se les persigue, bajo amenaza de terminar en la cárcel, por supuestamente no pagar más impuestos a los delincuentes que ostentan el poder y descaradamente se roban el dinero de los tributarios.

En la realidad las cosas son más complicadas que en la ficción, porque no existe un guionista, un solo escritor que decida la trama, cómo se va a desarrollar y cómo va a terminar. La historia de la civilización humana, en el presente y en el futuro como lo fue en el pasado, es escrita por cada uno de nosotros, con nuestros actos en vida y algunos hasta con su muerte.


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 2 de agosto de 2010. La fotografía fue tomada el 30 de enero de 2010, desde el balcón de mi asteroide.

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