Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

6.28.2010

Sombras nada más


Ayer por la noche, pasadas las once, me encontraba en un mood orteguiano, y mientras pensaba en mí y mi circunstancia que debo salvar, y en la complicada situación que vivimos (no sólo en Guatemala, sino en la mayor parte del mundo), reflexiones que se entremezclaban con algún intento fallido de componer un verso, acompañada de esa melodía que varía y que casi siempre ronda mis pensamientos, empecé, sin darme cuenta, a hacer con mis manos figuras con la sombra que proyectaban gracias a la escasa luz que me alumbraba. Esas imágenes que suelen hacer los niños que juegan a ver en la pared un monstruo, un animal, una persona haciendo piruetas o tantas cosas como pueda uno imaginar.

Y como suele suceder en esos aparentemente inconexos brincos mentales que a veces doy cuando, ensimismada, dialogo conmigo, me recordé de un comentario reciente que compartí con mis amigos virtuales en Facebook, idea que nace como producto de mis clases sobre la Ilustración del siglo dieciocho: “El Leviatán guatemalteco –pensé- es un monstruo de varias cabezas, ¿cuál será la más poderosa?”. Por supuesto, la respuesta de muchos no se hizo esperar. Uno de los comentarios más ingeniosos fue el de mi amigo Luis Figueroa: “la cabeza hueca”. Afirmación a la que respondió alguien más: “Entonces, ¿cuál será la que más pesa?”. Total, digresiones nada más.

Y a pesar de que quería divagar sobre otros temas, todo parecía confabular en mi contra, aunque pareciera que no, y regresarme a la realidad política que quería olvidar por unos instantes. Hasta la melodía mencionada al principio de este escrito era parte de la conspiración: “¡Qué vergüenza tener que escribir una canción así!... No puedo creer cuáles fueron las condiciones que produjeron la situación que demandó una canción como ésta…”, sería mi traducción libre al comentario a media interpretación de la genial Nina Simone cuando cantó en vivo, en el Festival de Jazz de Montreal, Feelings.

¿Qué nos ha hecho llegar a un estado en el que domina el caos? ¿Un Estado gobernado por sombras siniestras que evocan monstruos terrestres, no marinos? Un Estado poblado de gente, en su mayoría, atrapada en una especie de caverna platónica. Gente que opta por ignorar las sombras que oscurecen el futuro de nuestro terruño. ¡Que no nos engañe el día soleado!, porque mañana se presenta como una noche sin Luna y sin estrellas, si seguimos recorriendo el mismo camino.

Y al fin, como me acusan falsamente de pensar mucho y sentir poco, para probar que lo cierto es lo contrario, a pesar de considerarlo fallido, decidí compartir con ustedes uno de esos versos que de vez en cuando llegan a mi pluma: “Busqué sin encontrar un poema para dormir, ya que la Luna hoy no me quiso alumbrar. A la cama partí sin verso, pero con ánimo de soñar… puede ser que en el sueño encuentre dónde me perdí”. ¿Dónde te perdiste, progreso? ¿Dónde te perdiste, justicia? ¿Dónde te perdiste, paz?


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 28 de junio de 2010. La fotografía la tomé el 31 de marzo de 2010 en el llamado “Centro Histórico” de la ciudad de Guatemala.

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