Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

8.11.2014

La prepotencia de Emetra



O, para ser exacta, la prepotencia de los agentes de Emetra la cual refleja la actitud de sus jefes. Gente que cree que manda, olvidando que los mandantes somos nosotros. Lamentablemente esta actitud intolerable de parte de aquellos que viven a nuestras costillas, que viven de nuestros impuestos, ha sido consentida por muchos que han olvidado el papel que representan en un Estado moderno, el papel de la autoridad, y bajan la cabeza cada vez que un servidor público los trata como siervos.

La arbitrariedad con la que actúan estos familiares de los buitres, abusando del poder y violentando los derechos individuales de los ciudadanos respetuosos de las normas, los acerca cada vez más a los corruptos agentes de la Policía Nacional Civil. Total, “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. De nada les sirven sus vistosos uniformes si en lugar de detener a quienes infringen la ley de tránsito, detienen a quien nada debe, solo porque se les antojó. Lo que a mí precisamente me sucedió el 4 de agosto de este año.

En esta ocasión al menos, estaban parando a quienes nos conducíamos en vehículos de modelo reciente. ¿Lo harían creyendo que podrían exprimirnos más dinero imponiendo multas inconstitucionales por si acaso no habíamos pagado el impuesto de circulación? Pues conmigo les salió el tiro por la culata. No solo estaban mis papeles en orden, sino había pagado en tiempo el tributo mencionado y no tenía NINGUNA multa pendiente de pago. Y, lo más importante, no había cometido ninguna infracción que les autorizara a detenerme y registrarme, lo cual fue reconocido por el agente Alberto Ortega.

El artículo 25 de la Constitución nos protege de abusos como los que cometieron contra mí y muchos más el pasado lunes. Artículo que reza: “Registro de personas y vehículos. El registro de las personas y de los vehículos, SÓLO podrá efectuarse por elementos de las fuerzas de seguridad cuando se establezca CAUSA JUSTIFICADA para ello. Para ese efecto, los elementos de las fuerzas de seguridad DEBERÁN presentarse debidamente uniformados y pertenecer al mismo sexo de los requisados, debiendo guardarse el respeto a la dignidad, intimidad y decoro de las personas”. Imperativo, pero bajo ningún punto de vista facultativo. Por cierto, los agentes que me detuvieron eran hombres: otra violación a mis derechos.

Hoy ocupa un lugar preferencial en mi camioneta una Constitución que recién me regaló un apreciado amigo, abogado de profesión, para que la próxima vez que enfrente una situación similar les recuerde, con la Ley en la mano, que si no he cometido una infracción NO tienen el poder para detenerme. Además, mantengo mi teléfono a la mano y la cámara de video fácil de activar, junto con la grabadora y el número de mi abogado, porque si vuelven a violar mis derechos, no solo me voy a expresar públicamente: los voy a demandar. Lo que todos deberíamos de hacer. El abuso de los gobernantes, centrales y locales, sólo va a terminar hasta que nosotros digamos ¡BASTA!


Artículo publicado en el diario guatemalteco “Siglo Veintiuno”, el lunes 11 de agosto de 2014. La fotografía del agente Alberto Ortega la tomé el lunes 4 de agosto de 2014.

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1 Comments:

  • Es cierto, también en unos centros comerciales los guardias obligan a la gente que se baje del vehículo en sus estacionamientos. Tal es el caso del C.C. Las Puertas de San Lucas. No se si sea legal esto, me parece que no. También en las colonias, los guardias de la de las garitas obligan a abrir el baúl de los carros de los visitantes con prepotencia al salir de la colonia. Me parece que también es un abuso. Yo me he alegado unas cuantas veces con ellos.

    By Blogger Unknown, at 12:06 p.m.  

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