Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

9.08.2005

La turba en masa

La turba y la masa no piensan. Reaccionan, destrozan.

La turba y la masa no construyen. Destruyen.

La turba y la masa no aman. Odian, intimidan, amenazan.

La turba y la masa no respetan. Roban, violan y asesinan.

La masa en turba deja fluir sus más bajos instintos. La capacidad humana de razonar se esfuma, se diluye. Desaparece.

El hombre en la turba se vuelve masa: se aprovecha, abusa de los demás, incluidos sus compañeros de la masa: mezcla que proviene de la incorporación de un ser a una colectividad que pulveriza, de la cual resulta un todo vacío de esperanza.

La persona en la masa no discierne. ¿Deja de ser humano para convertirse en títere de Maquiavelo? “El principio clave de la acción política es la clara conciencia de la naturaleza humana y su maldad”. ¿La utiliza la caricatura postmoderna del príncipe, el populista, a su antojo para accionar de hecho y dejar todo a su paso deshecho?

La masa no tiene derechos: sólo la obligación de seguir las exaltadas órdenes del líder-dictador.

La masa no mejora. Se desvanece en la miseria.

La masa es víctima de las circunstancias y victimiza a otros por su circunstancia.

El individuo es protagonista. Siente, piensa, respeta, progresa, trabaja. Busca su felicidad. El individuo no es parte de la amalgama que da vida a la masa que mata.

¿Somos masa o individuos?