Principios / Marta Yolanda Díaz-Durán A.

9.01.2005

Astigmatismo político

Visión desenfocada de la realidad. El principal problema de muchos. Aunque sean oftalmólogos, politólogos y/o “enelogos”. ¿O falta de “logos”?

En especial, es una condición común entre los politiqueros y, lamentablemente, también entre los políticos con “buenas intenciones” pero sin ideas claras. Cegatones que nos encaminan al infierno. ¿Será por esto que, en ese mundo, el tuerto es el rey?

Aunque los hay más “atinados” que, parece ser, entienden los principios generadores de riqueza, los cuales son la causa de la mejora en la calidad de vida de la gente. Sin embargo, no se atreven a hacer las cosas de manera diferente. Al fin, pensaran como John M. Keynes: “En el largo plazo, todos estaremos muertos”.

¿Cuál es su origen? Algunos opinan que es desconocido. No obstante hay quienes se atreven a aventurar que el astigmatismo político es una condición que se presenta desde el nacimiento: un defecto de fábrica. También es muy probable que sea heredado por el sistema “repartidor de privilegios”, propio de los paradigmas fracasados de finales del siglo XIX y una gran parte del siglo XX.

Existen otros cuya situación es más grave, ya que al astigmatismo político suman la miopía en el mismo campo estudiado: un error en el enfoque visual que dificulta imaginar las consecuencias futuras de sus “metidas de pata”: les impide tener visión de largo plazo. No ven la luz. Tienen cortedad de alcances o de miras.

Si a lo anterior agregamos la hipermetropía de gobierno (un desarrollo mental más corto de lo normal, que se manifiesta a la hora de ejercer el poder y promulgar legislación diarreica), la cual sufren demasiados políticos chapines, el cuadro clínico es alarmante. Los aquejados por este mal perciben confusamente los resultados próximos de sus malas decisiones.

La hipermetropía a la que hago referencia, también se puede definir como la dificultad para ver la realidad cercana y escuchar los reclamos de los ciudadanos (quienes, además, mantienen obligatoriamente a una gran cantidad de estos enfermos), lo que les impide admitir que el costo político de no revolucionar nuestro sistema es mucho más alto que atreverse a hacerlo.

Menos mal que cada vez “habemus” más hombres y mujeres responsables que, después de reconocer que necesitábamos lentes para aclararnos las ideas, despertamos de la pesadilla del estado benefactor/mercantilista y estamos dispuestos a liberarnos de la opresión proteccionista que mantiene a la mayoría de los habitantes de Latinoamérica atrapados en el “planeta miseria”.

Oda a los visionarios de todo el mundo, ciudadanos por definición libres, que anteponen como antídoto a las enfermedades visuales más comunes de los políticos, el menos usual de los sentidos: el común. Parafraseando a Hegel: “Pronto, espero que irremediablemente, pase en paz, cambiando la faz de la tierra, el espíritu de la Libertad Individual”.

1 Comments:

  • Tienes razón. Cada vez que veo esa frase de Keynes, la de que en el largo plazo todos estamos muertos, pienso que hoy se cumplió un plazo que hace 20 o 30 años se creía que era largo.
    Digo...si hace 30 años hubieramos empezado a sembrar libertad, hoy mismo -que es el largo plazo- estaríamos cosechando los beneficios de la libertad.

    By Anonymous Anónimo, at 2:52 p.m.  

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